¿Cuál es la probabilidad de vida para quienes padecen cáncer de tiroides?

El papilar es el tipo más común de cáncer de tiroides y representa 70 % a 80 % de todos los cánceres de tiroides.

Tatiana Cruz

    ¿Cuál es la probabilidad de vida para quienes padecen cáncer de tiroides?

    El cáncer papilar de tiroides es ampliamente conocido como el “cáncer bueno". Tiende a crecer lentamente y "tiene un pronóstico generalmente excelente, incluso si hay diseminación a los ganglios linfáticos", según la American Thyroid Association. 



    Este término existe desde hace años y se utiliza en todas partes. Algunos médicos y especialistas dicen que este tipo de cáncer es "apropiado" porque es un cáncer muy tratable y con buenas tasas de sobrevida. 



    "A menudo se tiene la impresión de que al paciente se le diagnostica, se le trata y una vez finalizado el tratamiento, puede volver a su vida 'normal', destacó Fiona Schulte, Ph. D., de la University of Calgary, en Canadá.

    La cirugía y otros tratamientos que pueden requerir los pacientes con enfermedades tiroideas no son benignos y los dejan con muchas consecuencias problemáticas a largo plazo. Sin embargo, para muchos, el tratamiento es solo el comienzo de un largo viaje de lidiar con múltiples efectos tardíos.



    ¿Qué dicen los médicos sobre el cáncer de tiroides?



    "Creo que la intención del médico o especialista es reconfortar al paciente diciéndole que tiene una enfermedad muy curable", declaró a Medscape Noticias Médicas la Dra. Miranda Fidler-Benaoudia, de la University of Calgary, en Canadá, autora principal de un reciente estudio de encuestas y entrevistas a sobrevivientes de cáncer de tiroides.



    Así mismo la experta dice que no hay cáncer bueno. A pesar de su intención, su equipo descubrió que "para la mayoría de las personas entrevistadas la respuesta realidad fue bastante negativa".



    Sin embargo, los pacientes con cáncer de tiroides sentían que el uso del término 'cáncer bueno' minimizaba su diagnóstico o enfermedad y su experiencia, haciéndoles sentir a menudo que sus dificultades con el diagnóstico y su tratamiento no estaban justificadas o no eran tan graves como creían.  



    Pues eran pacientes oncológicos, no sentían que pudieran reivindicar serlo porque su pronóstico fuera muy positivo o no se sometieron a tratamientos más intensivos como la radioterapia o la quimioterapia.


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