Aumento en los lípidos, grasas, colesterol, desarrollo de arteriosclerosis, venas y arterias tapadas y predisposición a la diabetes tipo 2, son el resultado de una mala nutrición en la infancia.
Según cifras oficiales, 1 de cada 5 niños, es obeso en Estados Unidos y para el año 2020, la Unicef declaró que 3 de cada 10 niños menores de 10 años vivían con sobrepeso.
“Cerca del 2011 se declaró, incluso por la Academia Americana de Pediatría, una epidemia de obesidad infantil y lo que es lamentable es que los niños están llegando a estas primeras etapas de edad escolar, hablando de cuidados, con sobrepeso y obesidad”, confirma la Dra. Nerian Ortiz, pediatra, quien enfatizó además en los riesgos de salud que se dan a partir de estas condiciones en los más pequeños.
De ahí parte la necesidad de enfocar los esfuerzos en garantizar meriendas saludables que garanticen un desarrollo adecuado, así pues, desde la nutrición, la salud pediátrica y pública se busca evitar darles alimentos o productos que contengan grasas saturadas, bebidas azucaradas, o porciones que superen sus necesidades.
Consecuencias de una mala alimentación infantil
La obesidad en niños trae como consecuencia el desarrollo de condiciones que pueden poner en riesgo la salud gracias al aumento en los lípidos, el colesterol, la resistencia a la insulina; “desde niños estamos viendo aumentos en estos, y con el aumento de la obesidad, la diabetes tipo 2”, sostiene la Dra. Ortiz.
Así mismo lo confirma el reumatólogo y moderador de Expertos en Salud, Dr. Oscar Soto, debemos “evitar la obesidad, porque algo que vemos bastante es síndrome metabólico también en niños”, entendiendo que actualmente no se cree asociar esta condición con la infancia, pero “es sumamente importante saber que este síndrome también sucede en niños, ciertamente no pensamos que un niño le sube el colesterol, o le sube el azúcar, por eso es tan esencial la buena alimentación, porque si lo hacemos desde pequeños el niño se acostumbra a comer saludable”, y así mismo evitamos problemas graves de salud.
Lo mejor es, “promover una nutrición saludable desde que son infantes, sabemos que la mejor alimentación que puede recibir un bebé hasta esos primeros los seis meses de vida es la leche materna, luego introducir los alimentos sólidos con la debida supervisión y cuando llegamos a la edad escolar, ya se haya sentado las bases para una alimentación saludable”, confirma la Dra. Ortiz, esto con el fin de evitar el sobrepeso y la obesidad.
¿Cómo reducir el riesgo?
El manejo de sobrepeso y obesidad en niños, se debe dar desde su alimentación y modificación de estilos de vida, enfocando los hábitos hacia la mejora su nutrición, ya que se están empezando a ver “arteriosclerosis, venas y arterias tapadas, ya no es enfermedad de adultos, se está empezando a ver desde niños con obesidad, que ya están en edad escolar”, lo que trae muchos otros efectos desde la salud mental hasta el desarrollo.
“El consumo de frutas, productos lácteos, como yogur o leche, que son alternativas de merienda para nuestros niños, enfocándonos en los requerimientos de calcio, vitamina D, ácido fólico, hierro que son bien necesarios en ese proceso de crecimiento y desarrollo”, afirma la Lcda. Wanda González, nutricionista y dietista, para niños menores de 8 años.
Una merienda es una pequeña porción de alimento, que nutra, y beneficie a los infantes, no se puede exagerar en las cantidades, puesto que termina siendo negativo para la nutrición de los niños, los grupos de alimentos que se pueden mezclar en una merienda nutritiva son por ejemplo, un yogur con frutas, lácteos (yogur, leche, avena) junto a una rebanada de pan con jamón, carbohidratos (pan integral, galletas integrales), frutas y cereales integrales.
Las especialistas exhortan a los padres a entender que a veces lo más dinámico y fácil que puede ser, desde comida rápida, embutidos, bebidas azucaradas (jugos de cajita, gaseosas) hasta productos procesados (paquetes de frituras), no son lo más saludable.
Necesitamos que “los padres, expongan a nuestros niños, desde que ya está indicado introducir en la dieta alimentos, les den a probar las distintas texturas, los distintos alimentos que sabemos que son saludables, y que deben formar parte de esa lonchera saludable”, confirma la Dra. Ortiz.
Alimentación y nutrición en los más pequeños
“A partir de los dos años, cuando hablamos de hidratación, la principal fuente va a ser el agua, a veces vemos en las loncheras de nuestros niños, jugos o bebidas azucaradas, si le va a dar jugo a su niño, no más de 4 onzas en el día y que sea jugo 100 % natural”, explica la nutricionista González.
La Lcda. Wanda González, explica que no es recomendable el uso de edulcorantes, o endulzantes artificiales, debido a que “pueden alterar la microbiota intestinal, y predisponen al aumento de peso, porque se asume que al ser alimentos controlados en azúcar podemos excedernos en las cantidades”, dado que en las primeras etapas de la vida es necesario que los niños se acostumbren a comer los alimentos “con su sabor natural, sin ningún tipo de condimento o endulzante que aumente el sabor, porque los predisponemos a una preferencia por azúcares, salados, por lo alto en grasas”, y es en esas etapas en las que se previene.
Algo que, como padres se debe tener en cuenta a la hora de empacar una merienda o lonchera para sus niños, es mantener los alimentos en la temperatura adecuada con herramientas como cold packs (paquetes fríos), “que ayuda a mantener la temperatura en caso de que le envíe a su hijo medio emparedado, yogur o algún producto que necesite refrigeración”, confirma la Lcda. González.
El proceso de alimentación y nutrición debe ser un proceso constante y continuo, con los niños, puesto que estos hábitos que adquieran son los que acompañarán su crecimiento y desarrollo y así mismo lo que entenderán por saludable, por eso es esencial generar una conciencia de nutrición en los niños.
Otro de los factores que puede afectar la salud de los niños es la presión sanguínea, “siempre pensamos que los únicos hipertensos son los adultos, pero no, se ha empezado a ver desde temprana edad, particularmente en aquellos niños que no tienen ninguna condición médica, pero que sí han llegado al sobrepeso y obesidad”, así lo expone la Dra. Ortiz.
Quien además, exhorta a los padres a “mantener la visita con el pediatra, en todo momento, incluso cuando el niño está saludable, para que precisamente con ese buen historial y ese bien examen físico, poder marcar la curva de crecimiento y poder tomar las medidas adecuadas de forma temprana”, con la necesidad de hacer un proceso de prevención antes de tener que enfrentar problemas médicos.
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