Un estudio publicado en Neurology, ha encontrado que los adultos mayores con fluctuaciones en sus niveles de colesterol tienen más probabilidades de desarrollar demencia, independientemente de los niveles absolutos de colesterol.
Investigadores de la Universidad de Monash en Melbourne, Australia, han descubierto que los cambios en los niveles de colesterol en adultos mayores pueden ser un predictor de demencia, incluso más que los niveles de colesterol en un único momento.
Zhen Zhou, autor principal del estudio, explicó que, aunque no se puede establecer una relación causal, los resultados sugieren que las fluctuaciones del colesterol podrían ser un biomarcador útil para identificar a aquellos en riesgo de desarrollar deterioro cognitivo.
El estudio incluyó a 9.846 participantes con una edad promedio de 74 años, todos sin demencia al inicio de la investigación.
Durante un periodo de seguimiento de 5,5 años, se midieron los niveles de colesterol de los participantes en cuatro ocasiones, con visitas anuales.
A lo largo del estudio, 509 personas desarrollaron demencia, y los investigadores descubrieron una correlación significativa entre las fluctuaciones en los niveles de colesterol total y el riesgo de demencia.
Los participantes fueron divididos en cuatro grupos según la magnitud del cambio en sus niveles de colesterol.
Aquellos que experimentaron mayores fluctuaciones en su colesterol (con una diferencia promedio de 91 mg/dL) tuvieron un 60% más de probabilidades de desarrollar demencia que los del grupo con menores fluctuaciones (22 mg/dL de diferencia promedio).
Este hallazgo se mantuvo incluso después de ajustar por factores como la edad, el tabaquismo y la hipertensión.
El estudio también encontró que las fluctuaciones en los niveles de colesterol LDL, conocido como colesterol "malo", estaban particularmente asociadas con un mayor riesgo de demencia y problemas de memoria.
Sin embargo, no se observó una relación significativa con el colesterol HDL, el llamado colesterol "bueno", ni con los triglicéridos.
Este estudio sugiere que los adultos mayores deberían someterse a un seguimiento continuo de sus niveles de colesterol para detectar cualquier cambio significativo, ya que esto podría ayudar a identificar a aquellos en riesgo de deterioro cognitivo.
Los investigadores sugieren que intervenciones tempranas, como cambios en el estilo de vida o el uso de medicamentos como las estatinas, podrían ser eficaces para reducir las fluctuaciones del colesterol y, potencialmente, disminuir el riesgo de demencia.
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