Juan Noriega tiene 73 años, nació en Ponce Puerto Rico y hace un año y cuatro meses es paciente en diálisis. Juan cuenta con tranquilidad que lo suyo es hereditario pues su madre murió por fallas renales.
Marcela Boyacá Mesa
Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública
Juan Noriega tiene 73 años, nació en Ponce Puerto Rico y hace un año y cuatro meses es paciente en diálisis. La pandemia como en todos los casos ha hecho lo suyo, a él le ha tocado cambiar sus rutinas porque sabe que es una persona muy vulnerable en caso de llegarse a contagiarse.
En una entrevista con la Revista Medicina y Salud Pública (MSP) Juan contó cómo ha sido su vida desde que es paciente en diálisis.
“Mi madre murió en el año 70 de paro renal y yo heredé la condición, empecé hace 25 años con un mensaje de una proteinuria, que estaba orinando proteína indebidamente y durante todos esos años me cuidé hasta que el sistema cayó. Bueno, no hay nada, básicamente es genético. De hecho una nieta de mi hermana fue trasplantada hace cuatro años. Una joven de 16 años y hoy está bien”.
La diálisis a Juan no lo cogió por sorpresa, desde el año 1995 él ha pasado por diferentes procesos de salud, ha sido un paciente disciplinado y cuidadoso y eso hizo que sus riñones aguantaran hasta sus 72 años en el mejor estado posible, sin embargo, con el paso de los años el cuerpo se resiente y pide.
“El año 2018 yo estuve empujando el riñón hasta que fue en el 2019 que la nefróloga me dijo “mira ya no podemos esperar más, tienes que empezar diálisis. Así que yo me había hecho hace un año y ya la fístula que es una unión de una arteria y una vena y entonces cuando empecé la diálisis mi cuerpo ya estaba preparado para poder tener ese puerto de entrada y salida con la máquina que me dializa”.
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Aunque para Juan era familiar la situación por su experiencia propia y la de su madre, el primer día que asistió a una diálisis fue difícil, inicialmente no se veía en esa situación y pasó un momento muy complejo, pero como dice el dicho popular “los años no vienen solos” y él hizo uso de su experiencia y sabiduría para buscar respuestas y mejorar su situación.
“El primer día fue traumático, no había tenido la vivencia, estar ahí sentadito cuatro horas en una máquina, entonces salí llorando y dije yo no voy a dializar más,se acabó mi vida hasta que me calmé, hablé con Dios y con mi compañera y me calmé, y dije bueno, vamos a ver qué pasa, eso fue el miércoles y el viernes ya fui más tranquilo y más preparado”.
Juan en esta entrevista para la Revista Medicina y Salud Pública (MSP) quiso compartir algunas de sus rutinas que han hecho de esta situación más llevadera.
“Hay que llevar ropa de invierno porque en los centros de diálisis hace frío, llevó, merienda, llevó agua, llevó lecturas, mi tableta para ver películas y ya tenemos un grupo de amigos, allí hay una dinámica muy buena de los pacientes, los compañeros en diálisis, las enfermeras y enfermeros que se convierten en familia de uno, son los que le salvas la vida a uno tres días en semana”.
Además de estas rutinas las personas en diálisis como todos los pacientes crónicos deben tener tener apoyo emocional de amigos y familia muy sólidos, pues si bien se puede tener calidad de vida es una situación compleja y diferente.
“Tienes que aprender a manejar física y emocionalmente, la situación es muy difícil, muy compleja y se necesita el apoyo de tu familia, yo, por ejemplo, de mis hijos, de mi amigos. Yo tengo amigos que yo los llamo y les digo mira, necesito que me lleves a la diálisis y pues ese amigo mío viene, me recoge, hablamos un ratito, conversamos y me apoya emocionalmente. De igual forma que otros familiares, todo el mundo, se necesita un grupo de apoyo porque esto es bien difícil no hay vuelta atrás esto no hay vuelta atrás”.
En Puerto Rico hay más de 6.000 pacientes en diálisis, todos en espera de un trasplante, cada uno con su historia, en el caso de Juan debido a su edad las posibilidades son más limitadas pero él es consciente de eso y confía en que lo que pase será lo mejor.
“Se supone que el tiempo de espera en Puerto Rico es de dos a tres años, pero hay dos factores, yo tengo 73 años y mis expectativas de vida no son las mismas que las de un joven que te haya caído en fallo renal que tenga 35 o 40 años pues es joven y es prioridad obviamente y es natural y debe ser así, ahora por una condición del corazón adicional yo debo evaluar si sigo en el programa de espera y si me dicen que mi condición ya no da para ser candidato a trasplante seguiré en diálisis hasta que papá Dios diga”.
Juan tiene muy claro que es paciente en riesgo, que si el virus llegara a su vida sería muy, muy difícil de superar la situación.
“Es fuerte estar encerrado, estar encerrado es bien fuerte y uno tiene que mantener la cordura, hay que hacer un gran esfuerzo, mucha oración y mucho apoyo de amigos, compañeros y toda la familia, a veces agarro el carro y me voy a dar una vuelta por ahí y devolverme porque no me puedo bajar en ningun lado y ver la tragedia de los jóvenes que se van a beber y a las barritas y por ahí en la calle sin protección y eso hace que nos afectemos más todavía porque me pregunto ¿cuando vamos a salir de esto?. Comparas el virus con lo que pasó en 1917 en el que murieron ciento cuarenta millones de personas en el mundo y parece que vamos por ese camino porque la gente no aprende, tropezamos con la misma piedra”.
Al finalizar esta conversación le pido a Juan unas palabras desde su experiencia en diálisis y también por sus años para todas las personas que apenas inician el camino.
“Mucha paciencia, se tienen que educar principalmente, ver esto como una oportunidad de vida, como yo lo veo, seguir adelante, cuidarse mucho, esto requiere mucho cuido y sanidad mental, física, emocional y espiritual también, así que hay que combinar todo eso y si usted se deprime puede buscar ayuda, hay ayuda, yo sé que la Fundación Puertorriqueña del riñón que tiene servicios de Psicólogos, la persona que entienda que no puede manejar la situación puede buscar ayuda en la fundación y preguntarle a los pacientes que ya estamos en diálisis y podemos ayudarles con esos pasitos iniciales”.