Qué es el "electroma", la red bioeléctrica del cuerpo humano poco conocida y su vínculo con el cáncer

Las células cancerígenas están 'hiperconectadas' en términos de su red bioeléctrica. Esta hiperactividad las mantiene en un estado constante de excitación, lo que les permite crecer y dividirse de manera descontrolada.

Katherine Ardila

    Qué es el electroma, la red bioeléctrica del cuerpo humano poco conocida y su vínculo con el cáncer

    En un giro inesperado en el campo de la investigación biomédica, un concepto emergente conocido como "electroma" está captando la atención de científicos de todo el mundo por su potencial para revolucionar el tratamiento del cáncer

    El electroma, una compleja red de señales bioeléctricas que permite la comunicación celular, ha sido identificado como un factor crucial no solo en el mantenimiento de la salud, sino también en la progresión de diversas enfermedades, incluyendo el cáncer. Esta red bioeléctrica, fundamental para el funcionamiento de órganos vitales como el cerebro, el corazón y el sistema inmunológico, podría ser la clave para nuevas y más efectivas terapias contra el cáncer.

    ¿Cómo los científicos comprenden el electroma y cuál es su papel en la salud humana?

    La noción de que el cuerpo humano opera bajo principios bioeléctricos no es nueva. Durante décadas, los científicos han sabido que la electricidad juega un papel fundamental en procesos fisiológicos clave, como la transmisión de señales nerviosas y la contracción muscular. Sin embargo, la visión del electroma introduce una nueva dimensión en este campo, al considerar la red bioeléctrica como una entidad integral que coordina funciones celulares a un nivel mucho más profundo y complejo.

    En términos simples, el electroma se refiere a la manera en que las células, a través de un conjunto de canales iónicos y gradientes de voltaje, se comunican mediante señales eléctricas. Estas señales permiten a las células coordinar sus actividades, ya sea en la contracción de un músculo, la activación de una respuesta inmunológica o la transmisión de información en el cerebro. Esta comunicación eléctrica es esencial para la homeostasis, el proceso mediante el cual el cuerpo mantiene un equilibrio interno estable.

    El electroma y el cáncer: un vínculo complejo de entender

    Las investigaciones recientes han comenzado a desentrañar el papel que juega el electroma en la salud y la enfermedad, particularmente en el contexto del cáncer. Uno de los descubrimientos más notables es que las células cancerígenas pueden manipular su electroma para promover su propia supervivencia y proliferación. En condiciones normales, las señales bioeléctricas ayudan a regular el crecimiento celular y la apoptosis (muerte celular programada). Sin embargo, en las células cancerígenas, esta regulación se ve alterada.

    El Dr. Jonathan Black, un pionero en la investigación bioeléctrica de la Universidad de California, ha estado a la vanguardia de estos estudios. Según el Dr. Black, "las células cancerígenas están 'hiperconectadas' en términos de su red bioeléctrica. Esta hiperactividad las mantiene en un estado constante de excitación, lo que les permite crecer y dividirse de manera descontrolada."

    Este estado de "excitación electrónica" es una característica distintiva de muchas formas de cáncer. Las células malignas utilizan canales iónicos para mantener un entorno que favorezca su crecimiento. Estos canales actúan como puertas que permiten el flujo de iones cargados dentro y fuera de la célula, un proceso esencial para la generación y transmisión de señales eléctricas. 

    Cuando estos canales se vuelven hiperactivos, las células cancerígenas pueden evitar los mecanismos normales de control del crecimiento, lo que resulta en la proliferación incontrolada que caracteriza al cáncer.

    Nuevas estrategias terapéuticas: bloquear la excitación electrónica

    El descubrimiento de la relación entre el electroma y el cáncer ha abierto una nueva vía para el desarrollo de tratamientos. Una de las estrategias más prometedoras es el bloqueo de los canales iónicos que facilitan la excitación electrónica en las células cancerígenas. Al inhibir estos canales, los científicos creen que pueden reducir la hiperactividad de las células malignas, frenando así su capacidad para crecer y diseminarse.

    El Dr. Black y su equipo han estado trabajando en una nueva clase de fármacos que tienen como objetivo bloquear selectivamente estos canales iónicos en las células cancerosas, sin afectar las células sanas. "El desafío es lograr una especificidad que permita atacar solo a las células malignas," explica el Dr. Black. "Si podemos desarrollar un fármaco que apague esta sobreexcitación, podríamos tener una herramienta poderosa para tratar el cáncer con menos efectos secundarios en comparación con las terapias actuales".

    Los primeros ensayos en modelos animales han mostrado resultados alentadores. En estudios preclínicos, el bloqueo de la excitación electrónica ha llevado a una disminución significativa en el crecimiento de tumores. Además, estos tratamientos podrían complementarse con terapias existentes, como la quimioterapia y la inmunoterapia, potenciando su eficacia y reduciendo la resistencia al tratamiento, un problema común en el manejo del cáncer.

    El futuro de la medicina bioeléctrica: más allá del cáncer

    El electroma no solo tiene implicaciones para el tratamiento del cáncer. Los investigadores están explorando cómo la manipulación de esta red bioeléctrica podría ofrecer nuevas oportunidades terapéuticas para una amplia gama de enfermedades. Por ejemplo, en el campo de las enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer y el Parkinson, el electroma podría desempeñar un papel crucial. 

    Las alteraciones en la bioelectricidad cerebral han sido implicadas en estos trastornos, y la capacidad de corregir estos desequilibrios podría abrir nuevas avenidas para su tratamiento.

    En el caso de enfermedades cardíacas, la manipulación del electroma podría ayudar a prevenir arritmias y mejorar la función cardíaca en pacientes con insuficiencia cardíaca. Del mismo modo, en el sistema inmunológico, la regulación de las señales eléctricas podría optimizar la respuesta inmune, mejorando la capacidad del cuerpo para combatir infecciones y otras enfermedades.

    Además, la investigación del electroma podría tener aplicaciones en la medicina regenerativa. Al comprender cómo las señales bioeléctricas controlan la diferenciación y proliferación celular, los científicos podrían desarrollar nuevas técnicas para regenerar tejidos dañados o incluso órganos completos.

    Desafíos y oportunidades

    A pesar del entusiasmo en torno al electroma, los desafíos no son menores. Desarrollar fármacos que actúen de manera precisa sobre los canales iónicos implicados en la excitación electrónica es una tarea compleja. Los canales iónicos son proteínas altamente conservadas y esenciales para muchas funciones celulares normales, lo que significa que cualquier intervención terapéutica debe ser extremadamente específica para evitar efectos secundarios adversos.

    Además, la traducción de los hallazgos preclínicos a tratamientos efectivos en humanos requiere ensayos clínicos rigurosos, que son costosos y llevan tiempo. Sin embargo, la promesa de estos tratamientos es suficiente para justificar la inversión en investigación y desarrollo.

    El Dr. Black y su equipo están colaborando con varias compañías farmacéuticas y biotecnológicas para acelerar el desarrollo de estas terapias. "Estamos en una etapa muy emocionante de la investigación," dice el Dr. Black. "Aunque todavía estamos en las primeras fases, el potencial para impactar la vida de los pacientes es inmenso".

    En un futuro no tan lejano, podría ser posible que las terapias basadas en la bioelectricidad no solo sean parte del tratamiento estándar del cáncer, sino que también se apliquen a una amplia gama de enfermedades, mejorando la calidad de vida de millones de personas en todo el mundo.

    Fuente consultada aquí.


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