Consumo de alimentos procesados aumenta el riesgo de muerte, según estudios

Dentro de las complicaciones que se le adjudican a los alimentos ultraprocesados se habla de daños al sistema cardiovascular, intestinal y hasta a la salud mental.

Alexander Triana Yanquén

    Consumo de alimentos procesados aumenta el riesgo de muerte, según estudios

    La revista médica británica The Lancet, publicó una revisión de 48 estudios que se han realizado a la fecha, sobre la incidencia del aumento de alimentos ultraprocesados en el desarrollo de enfermedades inflamatorias crónicas, como la enfermedad inflamatoria intestinal y el síndrome metabólico. 

    Hasta la fecha, los estudios prospectivos han explorado la asociación entre el consumo de alimentos ultraprocesados y la salud. Las mayores investigaciones sobre el tema, están en la cohorte francesa NutriNet-Santé y en la cohorte española SUN.

    Resultados de la revisión

    La revisión que publican los autores, reveló que el riesgo de mortalidad podría aumentar entre un 26 % y un 62 %, de acuerdo a seis estudios realizados en la población general y uno en sujetos con patologías crónicas, para quienes consumen alimentos más ultraprocesados.

    Alimentos “saludables” pero ultraprocesados

    Algunos productos presentados como saludables, como las hamburguesas vegetales, sustitutos de la carne y hasta productos para adelgazar son alimentos ultraprocesados que contienen numerosos aditivos alimentarios. Los autores de esta revisión señalan que "de los 220.522 productos ultraprocesados mencionados por la base de datos francesa que data de 2020, el 21 % tenía un Nutri-Score bueno según el sistema establecido en marzo de 2017 por las autoridades sanitarias francesas".

    Por otra parte, un estudio de 2016 mostró que los alimentos ultraprocesados podrían aportar hasta el 31,1 % de la ingesta calórica diaria en Francia, el 56,8 % en el Reino Unido y el 57,9 % en Estados Unidos.

    La clasificación NOVA y los alimentos ultraprocesados

    Esta escala, clasifica los alimentos en cuatro grupos según su grado de procesamiento, desde el grupo 1 (alimentos no procesados o mínimamente procesados) hasta el grupo 4 (alimentos altamente procesados por procesos físicos, químicos o biológicos, mediante hidrogenación, hidrólisis, etc). 

    Sin embargo, es importante aclarar que los alimentos ultraprocesados también contienen aditivos como maltodextrinas, aceites hidrogenados, almidones modificados, aromatizantes, colorantes, emulsionantes, etc. 

    Ultraprocesados y el riesgo de diabetes tipo 2

    Por su parte, el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2 podría aumentar entre un 26 % y un 53 % (según cuatro estudios) así como el riesgo de diabetes gestacional y de aumento de peso durante el embarazo, entre los mayores consumidores de alimentos ultraprocesados

    También, el riesgo de hipertensión podría aumentar entre un 21 % y un 35 % (cuatro estudios).

    Riesgo de cáncer, especialmente de mama

    Hasta la fecha solo un estudio prospectivo, basado en la cohorte NutriNet-Santé, ha evaluado la asociación entre el consumo de productos ultraprocesados y el riesgo de cáncer.  Se encontró una asociación positiva con el riesgo de cáncer en general y de cáncer de mama en particular.

    El papel central de la microbiota intestinal

    Los análisis funcionales han demostrado que, en presencia de una dieta rica en grasa, la microbiota aumenta el procesamiento de azúcares simples y de la disponibilidad de calorías. Estos procesos, sumados a la presencia de una inflamación de bajo grado, favorecen las alteraciones de la función de barrera de la mucosa intestinal, lo que conduce a un aumento de las concentraciones sistémicas de productos de estas bacterias, como el lipopolisacárido de la pared de las bacterias Gram negativas. 

    Esta sustancia, una vez en la sangre, se infiltra en tejidos como el hígado y el tejido adiposo, desencadenando procesos relacionados con la inflamación y las patologías metabólicas (obesidad, resistencia a la insulina). Los productos ultraprocesados también actúan reduciendo los productos beneficiosos producidos por la microbiota, como los ácidos grasos de cadena corta.

    Concluye la revisión manifestando que se cree que los edulcorantes, que se encuentran entre los aditivos más utilizados en la industria, afectan a la tolerancia a la glucosa a través de la microbiota intestinal. También se especula que otros aditivos alimentarios como los emulsionantes (goma guar, goma xantana, polisorbato-80, carboximetilcelulosa, etc.) o las nanopartículas favorecen la disbiosis intestinal y el riesgo asociado de desarrollar una patología crónica.

    Obesidad y enfermedades intestinales

    Varios estudios prospectivos han demostrado un mayor riesgo de sobrepeso (+36 %), obesidad global (+55 %) u obesidad abdominal (+41 %) en los mayores consumidores de alimentos ultraprocesados. En los grandes consumidores de productos ultraprocesados se detectó un aumento de peso, de la circunferencia de la cintura, del índice de masa grasa y un deterioro del perfil lipídico.

    El aumento del riesgo de enfermedades intestinales inflamatorias crónicas sería más evidente en el caso de la enfermedad de Crohn en los grandes consumidores de productos ultraprocesados. Los datos son menos concluyentes en el caso de la colitis ulcerosa. 

    Salud mental

    También se cree que el consumo elevado de productos ultraprocesados aumenta el riesgo de depresión o síntomas depresivos, dislipidemia, deterioro de la función renal, fragilidad, reducción de la fuerza muscular y enfermedad hepática no alcohólica.

    Procesos fisiopatológicos subyacentes de los alimentos ultraprocesados

    Estos tipos de alimentos tienen menos valor nutricional que otros alimentos, debido al aumento en la ingesta de sal, azúcar, ácidos grasos saturados y de la ingesta total de energía, y también debido a la disminución de la ingesta de fibra, vitaminas y micronutrientes. Todos estos elementos influyen en el desarrollo de las enfermedades crónicas mencionadas anteriormente.

    También pueden contener productos potencialmente tóxicos como furanos, aminas heterocíclicas, hidrocarburos aromáticos policíclicos, acroleína, productos finales de la glicación, ácidos grasos trans industriales y acrilamidas.

    Así como contaminantes procedentes de los envases, como ftalatos, bisfenoles, aceites minerales y microplásticos. Varios estudios han sugerido que algunos de estos contaminantes (acrilamida, aminas heterocíclicas, hidrocarburos aromáticos policíclicos y acroleína) pueden tener propiedades cancerígenas o aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares y resistencia a la insulina.

    Fuente consultada aquí.

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