Reflujo gastrointestinal: cuándo la regurgitación de los pacientes pediátricos deja de ser normal

Los síntomas de reflujo gastroesofágico deben reducirse a los 6 meses de vida, según el experto

María Camila Sánchez

    Reflujo gastrointestinal: cuándo la regurgitación de los pacientes pediátricos deja de ser normal

    En la población pediátrica, el reflujo gastroesofágico puede variar dependiendo de la edad del paciente, sin embargo, por lo general este reflujo es el contenido gástrico que sube al tubo esofágico que puede provocar molestias o síntomas en el menor.

    Mediante una conversación con la revista de Medicina y Salud Pública, el Dr. Jose Santiago, gastroenterólogo pediátrico explicó que el sistema gastrointestinal de los recién nacidos aún se encuentra en etapa de desarrollo, de manera que, a medida que va creciendo el pequeño, esta estructura va mejorando su funcionamiento.

    “Normalmente, los niños entre los 0 y 6 meses de edad tienden a tener 2 o 3 buchecitos después de alimentarse como algo normal, sin que esto indique que hay algún tipo de complicación”, explicó. 

    Ahora bien, este reflujo se presenta ya que, dentro del sistema gastrointestinal, encontramos el cardias, que es el esfínter que separa el estómago del esófago. Su función principal es la de evitar que el contenido gástrico escale hasta el esófago y produzca la regurgitación, sin embargo, al encontrarse tan inmaduro o poco desarrollado sí que se presentan estos episodios que son completamente normales.

    “Si tenemos a ese lactante que recibe porciones de leche adecuadas a su edad, ni sobrecargo ni por debajo, y ese niño empieza a presentar buches recurrentes, hay que evaluar la cantidad de leche que el niño está recibiendo de mamá”, resaltó. “Lo normal es que el niño se torne inquieto, se arquee hacia atrás, tenga mucho hipo y se muestre molesto o buscando aire”.

    Lo cierto, explica el experto, es que la regurgitación en muchos casos puede deberse a la caseína presente en la leche materna, pues es la parte más difícil para digerir.

    Lo normal es que a los 4 meses de vida, el niño duplique el peso registrado al nacimiento, y que a los 6 comience a desaparecer la sintomatología relacionada con el reflujo. Ahora bien, si el niño está siendo sobrealimentado, este peso lo alcanzará en menos tiempo.

    “Así que es importante tener la cantidad de onzas claras de cada infante”, recomienda el experto.

    Si por el contrario, los síntomas no mejoran después de pasado este tiempo, y el paciente comienza a perder peso y se enlentece su desarrollo, hay que indagar en otras posibles complicaciones que estén causando el vómito, que no necesariamente sean el reflujo.

    “Hay vómitos en proyectil que se ven durante los primeros 3 meses del paciente asociados a una estenosis pilórica cuyo tratamiento es de carácter quirúrgico, y tiene un índice hereditario. Hay otras condiciones, que impiden que el estómago vacíe, asi que el paciente va a necesitar una radiografía de entrada para ver si hay algún tipo de patología que no sea un reflujo normal”

    En niños y adultos, el 40% de los alimentos ingeridos en el momento se retiene y el 60% restante se expulsa del cuerpo durante las dos horas siguientes. 

    Afecciones pediátricas como la esofagitis pueden provocar que el niño deje de comer, sienta dolor en el área pectoral o que vomite todo lo que come. Para este tipo de casos, los expertos recomiendan el uso de fórmulas hipoalergénicas que puedan reducir esa acidez y así reducir la intensidad de daño al esófago.

    “Se recomienda que una vez el niño se alimente, se mantenga en un ángulo 30° de sentado de 15 a 20 minutos luego de la alimentación. Además, al niño no se le debe dar agua hasta después de los 6 meses”, afirmó.



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