La colitis ulcerosa se caracteriza porque solo afecta al colon. A diferencia de la enfermedad de Crohn, que puede inflamar cualquier parte del tracto gastrointestinal
En el marco del Congreso de Endoscopía Terapéutica de la Asociación Puertorriqueña de Gastroenterología, la reconocida doctora Esther Torres, destacada especialista en enfermedades inflamatorias intestinales y fundadora de la Fundación Esther A. Torres, compartió un espacio con la Revista MSP en medio de este evento tan relevante para la salud pública.
Durante la conversación, compartió información sobre la colitis ulcerosa, una de las condiciones crónicas más prevalentes en el mundo. Habló sobre los avances en el diagnóstico, los tratamientos disponibles y los desafíos que enfrentan los pacientes que padecen esta enfermedad.
La colitis ulcerosa es una enfermedad inflamatoria intestinal (EII) que se caracteriza por “la inflamación crónica del colon”. Y, de hecho, en palabras de la doctora Torres, “la colitis ulcerosa es la enfermedad inflamatoria intestinal más común en el mundo”.
Esta condición, junto con la enfermedad de Crohn, forma parte de un grupo de enfermedades crónicas que afectan el tracto gastrointestinal. Aunque su causa exacta no está completamente definida, se sabe que intervienen factores genéticos, ambientales y del sistema inmunológico.
La doctora detalló que “la colitis ulcerosa se caracteriza porque solo afecta al colon”. A diferencia de la enfermedad de Crohn, que puede inflamar cualquier parte del tracto gastrointestinal. Su inflamación tiende a ser superficial, afectando principalmente la mucosa, que es el revestimiento interno del intestino.
La experta explicó que estas enfermedades comenzaron a describirse hace poco más de un siglo y, en un principio, eran más comunes en países industrializados. Sin embargo, con el paso del tiempo, su prevalencia ha aumentado en todo el mundo, incluyendo Puerto Rico.
“Hace 40 años, apenas se veían estas condiciones en la isla. Era algo inusual, y la colitis ulcerosa fue la primera que empezamos a conocer”, señaló. Hoy en día, la colitis ulcerosa sigue siendo la enfermedad inflamatoria intestinal más diagnosticada a nivel global.
El diagnóstico de la colitis ulcerosa se basa en la observación directa del colon a través de una colonoscopía y en la toma de biopsias para confirmar la inflamación crónica.
La doctora Torres explicó que “el diagnóstico de colitis ulcerosa, especialmente, todavía es un diagnóstico que se hace por tú mirar el intestino grueso, o sea, una colonoscopía, ver la inflamación, porque como es en la parte superficial, esta inflamación se ve”.
Asimismo, este proceso incluye que los expertos tomen biopsias para enviar al patólogo y confirmar el proceso inflamatorio crónico. Sin embargo, mencionó que es importante descartar otras condiciones que pueden presentar síntomas similares, como infecciones intestinales, colitis por medicamentos o radiación.
“El historial es esencial para ser parte del conglomerado que nos lleve a un diagnóstico”, afirmó la experta. Además, resaltó que es crucial realizar pruebas de laboratorio para descartar infecciones bacterianas o parasitarias antes de confirmar el diagnóstico de colitis ulcerosa.
En cuanto al tratamiento, la doctora Torres destacó que los avances en los últimos años han sido significativos. “Ahora hay un montón. Esto es... una maravilla”, expresó.
Los tratamientos han evolucionado desde opciones simples, como la mesalamina, hasta terapias más avanzadas, como los biológicos y las moléculas pequeñas, que actúan directamente sobre el sistema inmunológico.
“El primer tratamiento de colitis ulcerosa, y te estoy hablando de más de un siglo, surgió en pacientes con artritis que recibieron tratamiento para esa artritis, que hoy en día sabemos que el factor activo es la mesalamina”, explicó Torres. “Esto mejoró el proceso de colitis, y así fue que se encontró lo que era azulfidine en ese tiempo para la colitis ulcerosa”, explica.
Con el tiempo, se desarrollaron medicamentos tópicos, inmunomoduladores y, finalmente, los biológicos, que han revolucionado el manejo de la enfermedad.
La elección del tratamiento depende de la severidad de la condición y de los factores de riesgo del paciente. “Un paciente que se presenta seriamente enfermo, no vamos a perder el tiempo esperando que responda a una terapia atópica, nos vamos a ir con una terapia avanzada”, señaló la experta.
Entre los factores que determinan la necesidad de terapias avanzadas se encuentran la edad temprana de diagnóstico, la necesidad de hospitalización, el uso de esteroides y la presencia de úlceras profundas.
A pesar de los avances, la doctora Torres reconoció que el acceso a los tratamientos más avanzados sigue siendo un desafío. “Desgraciadamente, es un gran reto, y pues es un problema de acceso”, afirmó. Sin embargo, destacó que las investigaciones continúan en todos los ámbitos, desde la genética hasta los factores ambientales y dietéticos que influyen en el desarrollo de la enfermedad.
“La esperanza es que algún día, que yo espero que no sea tan lejos, podamos decir, mira, esta persona tiene estos factores genéticos, que los inflamatorios, o sea tendencias inflamatorias, inmunológicos, que lo hacen a riesgo de desarrollar una de estas enfermedades. Si nosotros podemos controlar, no es genético, pero podemos controlar por ejemplo los factores ambientales, la dieta, esas cosas, evitar que le dé estas medicinas que se asocian con que desarrolla, a lo mejor podemos prevenir que desarrollen la enfermedad”, expresó la experta.