¿Qué causa el cáncer colorrectal? Edad, genética, obesidad y otros factores

Comprender estos factores de riesgo y adoptar medidas preventivas puede reducir las probabilidades de desarrollar esta enfermedad. La detección temprana, a través de exámenes regulares, es clave para mejorar los resultados y salvar vidas.

Katherine Ardila

    ¿Qué causa el cáncer colorrectal? Edad, genética, obesidad y  otros factores

    El cáncer colorrectal es una de las principales causas de mortalidad en el mundo. Esta enfermedad se produce cuando las células del revestimiento interno del intestino grueso (colon) o del recto comienzan a multiplicarse de manera descontrolada debido a daños en su ADN. 

    Aunque no todos los casos tienen una causa clara, existen múltiples factores de riesgo que aumentan la probabilidad de desarrollar esta enfermedad. Comprender estos factores es fundamental para la prevención, la detección temprana y el manejo adecuado de la enfermedad.

    ¿Cómo se desarrolla el cáncer colorrectal?

    El cáncer colorrectal comienza cuando las células normales del revestimiento interno del intestino sufren daños en su ADN, lo que provoca que se multipliquen sin control. Este proceso puede iniciarse con la formación de pólipos, pequeños grupos de células que crecen en la pared intestinal. 

    Aunque no todos los pólipos son cancerosos, algunos tipos, como los adenomas, tienen el potencial de convertirse en tumores malignos si no se detectan y extirpan a tiempo. La progresión de un pólipo a cáncer puede tardar varios años, lo que brinda una ventana de oportunidad para la detección temprana y la prevención.

    Factores de riesgo del cáncer colorrectal

    Existen varios factores que aumentan el riesgo de desarrollar cáncer colorrectal. Estos se dividen en factores genéticos, ambientales y relacionados con el estilo de vida. A continuación, se describen los más relevantes:

    1. Edad

    El riesgo de cáncer colorrectal aumenta significativamente con la edad. La mayoría de los casos se diagnostican en personas mayores de 50 años, con un pico de incidencia entre los 60 y 70 años. Aunque es menos común en personas más jóvenes, aquellos con antecedentes familiares o condiciones genéticas pueden desarrollar la enfermedad antes de los 50 años.

    2. Condiciones genéticas

    Algunas afecciones genéticas heredadas aumentan considerablemente el riesgo de cáncer colorrectal. Dos de las más conocidas son:

    - Poliposis adenomatosa familiar (PAF): Esta condición afecta a 1 de cada 10,000 personas y se caracteriza por la formación de cientos o miles de pólipos en el intestino. Aunque estos pólipos son inicialmente benignos, casi todas las personas con PAF desarrollarán cáncer de intestino antes de los 50 años si no se someten a una cirugía preventiva.

    - Cáncer colorrectal hereditario no asociado a poliposis (CCHNP o síndrome de Lynch): Esta condición, causada por una mutación genética, afecta al menos al 2.5 % de todos los casos de cáncer colorrectal. Las personas con síndrome de Lynch tienen un riesgo del 70 % al 90 % de desarrollar cáncer de intestino antes de los 70 años y también enfrentan un mayor riesgo de otros tipos de cáncer, como el de útero, ovario, estómago y páncreas.

    3. Antecedentes familiares

    Tener un familiar de primer grado (padres, hermanos) o de segundo grado (abuelos, tíos) con cáncer colorrectal aumenta el riesgo de desarrollar la enfermedad. Si un familiar de primer grado ha tenido cáncer de colon, el riesgo se duplica, y si hay dos familiares afectados, el riesgo se cuadruplica. Esto subraya la importancia de los antecedentes familiares en la evaluación del riesgo individual.

    4. Factores dietéticos

    La dieta juega un papel importante en el riesgo de cáncer colorrectal. Estudios han demostrado que una dieta rica en carnes rojas y procesadas, y baja en fibra, aumenta el riesgo de desarrollar la enfermedad. Por el contrario, una dieta rica en frutas, verduras y granos integrales puede tener un efecto protector. El Departamento de Salud recomienda limitar el consumo de carne roja a 70 gramos al día para reducir el riesgo.

    5. Obesidad

    La obesidad es un factor de riesgo significativo para el cáncer colorrectal. Los hombres obesos tienen un 50 % más de probabilidades de desarrollar la enfermedad en comparación con aquellos con un peso saludable. En el caso de las mujeres, la obesidad mórbida aumenta el riesgo en un 50 %. Esto se debe a que el exceso de grasa corporal promueve la inflamación crónica y altera los niveles hormonales, lo que puede favorecer el desarrollo de cáncer.

    6. Fumar y beber alcohol

    Fumar tabaco aumenta el riesgo de cáncer colorrectal en un 25 %, ya que las sustancias químicas presentes en el tabaco son cancerígenas. Por otro lado, el consumo excesivo de alcohol también está relacionado con un mayor riesgo. Según el estudio EPIC, por cada dos unidades de alcohol consumidas al día, el riesgo de cáncer de colon aumenta en un 8 %.

    7. Inactividad física

    El sedentarismo es otro factor de riesgo importante. Las personas que llevan un estilo de vida activo y hacen ejercicio regularmente tienen un riesgo menor de desarrollar cáncer colorrectal. Se estima que el ejercicio moderado o vigoroso puede reducir el riesgo hasta en un 20 %.

    8. Otras enfermedades digestivas

    Las personas con trastornos inflamatorios intestinales, como la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa, tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer colorrectal. Por ejemplo, hasta 1 de cada 20 personas con colitis ulcerosa desarrollará esta enfermedad. La inflamación crónica en el intestino puede dañar el ADN de las células y aumentar la probabilidad de que se vuelvan cancerosas.

    Prevención y detección temprana

    La prevención del cáncer colorrectal incluye adoptar un estilo de vida saludable, como mantener una dieta equilibrada rica en fibra, hacer ejercicio regularmente, evitar el tabaco y limitar el consumo de alcohol. 

    Además, las personas con antecedentes familiares o condiciones genéticas deben someterse a exámenes de detección temprana, como colonoscopias, para identificar y extirpar pólipos antes de que se vuelvan cancerosos. Los programas de cribado, como las pruebas de sangre oculta en heces y las colonoscopias, son herramientas esenciales para detectar la enfermedad en etapas tempranas, cuando es más tratable.




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