Hasta un 80% de la población sufre dolor de espalda intenso en algún momento de su vida, siendo un síntoma muy frecuente y benigno en la mayoría de los casos.
Hasta un 80% de la población sufre dolor de espalda intenso en algún momento de su vida. Es un síntoma muy frecuente y benigno en la mayoría de los casos. Sin embargo, también puede ser un signo de enfermedades graves, como el cáncer, al que conviene prestar atención para actuar cuanto antes. “Muchos tumores cursan a lo largo de su evolución con dolor de espalda, ya sea en el momento del diagnóstico o más adelante”, indica Isabel Echavarría, secretaria científica de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y oncóloga del Hospital Universitario Gregorio Marañón, de Madrid. Es muy habitual, sobre todo, en los tumores con mayor tendencia a dar metástasis en los huesos, como son los de pulmón, próstata o mama.
Metástasis es una palabra clave en la relación entre dolor de espalda y cáncer. Así lo corrobora Víctor Mayoral, presidente de la Sociedad Española del Dolor (SED) y jefe de la Unidad del Dolor del Hospital Universitario de Bellvitge, en Barcelona: “El proceso más frecuente por el que un cáncer da dolor de espalda es la metástasis en los huesos”. Ahora bien, también hay algunas metástasis óseas que no causan dolor; hay una gran variabilidad entre pacientes.
Aunque con bastante menor frecuencia, el dolor de espalda puede estar producido por un tumor primario óseo. Asimismo, en la espalda se puede experimentar un dolor referido o reflejado debido a un cáncer en órganos como el páncreas, el pulmón o la pleura. “El cáncer de páncreas puede producir dolores abdominales pero que se irradia en cinturón hacia la columna”, describe la oncóloga médica. “En general, en estos casos suelen tener otros síntomas acompañantes y se diferencian del dolor óseo ocasionado por la afectación de la columna, pero es preciso realizar un diagnóstico diferencial”, apunta.
Los mielomas son un tipo de cáncer que con frecuencia debuta con dolores de espalda, debido a las lesiones óseas que causa en la columna vertebral este cáncer de la sangre.
Proceso de metástasis - Fuente: ElConfidencial
Signos de alerta
El proceso de diagnóstico de una patología se basa, entre otras cosas, en intentar descartar las opciones más graves cuanto antes. Cuando un paciente acude a consulta con dolor lumbar, que es la forma más habitual de dolor de espalda, las luces de alarma se encenderán, en primer lugar, si ya ha sufrido un cáncer, pero el médico también prestará atención a otras características del dolor y a los síntomas que lo acompañan. Estas son las señales de alerta más importantes para identificar un dolor de espalda de tipo oncológico:
- Antecedentes de cáncer
- Un dolor que no se calma en reposo, aumenta por la noche y despierta al paciente.
- Dolor que aumenta progresivamente y no cede con analgesia.
- Fiebre acompañante.
- Déficit neurológico: pérdida de sensibilidad y fuerza en las piernas.
- Pérdida del control de esfínteres.
También hay que valorar otros signos que pueden estar relacionados con un proceso tumoral, como la astenia o cansancio, la pérdida de apetito (anorexia) o la pérdida de peso injustificada. “El dolor como síntoma aislado, exceptuando la preocupación que nos ocasiona que el paciente tenga un dolor que le despierta por la noche, no es demasiado orientativo”, afirma Mayoral. Lo que realmente ayuda a dirigir el diagnóstico “es todo lo que acompaña a ese dolor”. Por eso, concluye, “ante cualquier lumbalgia es obligatorio el esfuerzo diagnóstico y terapéutico”.
Características del dolor oncológico
El diagnóstico sería mucho más sencillo si el dolor de espalda por cáncer tuviese unas características diferenciales claras. Pero no es así: distinguirlo requiere pericia profesional, puesto que el dolor en sí es un síntoma muy complejo que, además, depende en buena medida de cada persona. Aun así, los expertos ofrecen algunas pistas. De los signos de alarma anteriores, Mayoral se queda con dos:
- Dolor que no permite conciliar el sueño y, especialmente, cuando despierta al paciente en plena noche.
- Dolor que no responde a los tratamientos habituales de las lumbalgias comunes.
Echavarría recalca que los dolores “causados por un tumor pueden manifestarse de diferentes maneras”. Entre otras cuestiones, considera que hay que valorar “el tiempo de evolución del dolor y si ha habido un desencadenante (traumatismo, sobreesfuerzo, movimiento brusco…) que nos ayude a descartar que se trate de un dolor oncológico”.Cree que es necesario consultar ante un dolor: “que va progresivamente en aumento, despierta por la noche y no se pasa en un plazo de tiempo prudencial”. Probablemente, en una gran proporción de los casos el problema no será un cáncer, sino otro tipo de patología crónica, pero hay que descartarlo.
Diagnóstico precoz para reducir secuelas
Echavarría subraya la relevancia de actuar cuanto antes para evitar que el problema vaya a más. “Una complicación urgente y muy importante de las metástasis en la columna es la compresión medular, que ocurre cuando dichas metástasis invaden el canal medular presionando a la médula”, señala. Aparte del dolor, suelen cursar con síntomas neurológicos como alteraciones de la sensibilidad en los miembros inferiores y pérdida de fuerza. “Esta es una complicación muy grave”, insiste la experta, “ya que, si no se trata pronto, puede dejar secuelas irreversibles en la médula”. Por tanto, ante un dolor en la columna que se acompaña de estos síntomas “es preciso consultar al médico” en un plazo breve de tiempo.
Fuente: cuidateplus.marca