El riesgo de síndromes neurológicos tras COVID-19 es superior a registrados por vacunas, según estudio

Los resultados indican que los trastornos asociados a las vacunas de AstraZeneca y Pfizer son raros.

Eduardo Najar Eduardo Najar
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El riesgo de síndromes neurológicos tras COVID-19 es superior a registrados por vacunas, según estudio



La pandemia a razón del COVID-19 propicio el desarrollo de vacunas a una velocidad sin precedentes. Entre las que se destacan la AstraZeneca y BioNTech de Pfizer, la cuales están aprobadas por distintas comunidades médicas quienes señalan que si bien existen trastornos asociados a las vacunas son raros y la probabilidad  de sufrirlos al pasar la enfermedad es mucho mayor. 



De acuerdo al estudio publicado en Nature Medicine, el estudio analizó la incidencia de las complicaciones a los 28 días de recibir la vacuna o tras una prueba positiva de COVID-19. 

Estudios señalaron que se han notificado complicaciones neurológicas poco frecuentes asociadas al SARS-CoV-2 y a la vacunación. 

“La comunicación de estos efectos adversos raros es muy importante para la valoración del riesgo-beneficio de estas vacunas y para orientar la práctica clínica posterior a la vacunación. De ahí que su identificación sea ahora una prioridad científica mundial”, precisó el documento publicado.

El estudio realizado en 32 millones de adultos en Inglaterra revela un riesgo mayor, pero bajo, de sufrir dos raras afecciones neurológicas, el síndrome de Guillain-Barré y la parálisis de Bell, tras la primera dosis de Oxford-AstraZeneca.

Los autores dejan claro que este aumento del riesgo se ve eclipsado por uno sustancialmente mayor después de pasar la COVID-19 para los siete trastornos neurológicos estudiados. Hubo 38 casos adicionales de síndrome de Guillain-Barré por cada 10 millones de personas a las que se les administró Oxford/AstraZeneca, en comparación con 145 casos por cada 10 millones después de dar positivo al SARS-CoV-2.

También se observó un mayor riesgo de parálisis de Bell entre 15 y 21 días después de la vacunación. Sin embargo, este riesgo no fue significativo en todo el periodo de estudio de 28 días. Los autores reprodujeron sus hallazgos en una cohorte nacional independiente de más de tres millones de personas de Escocia.

Para Peter Openshaw, catedrático de Medicina Experimental del Imperial College London, “las complicaciones neurológicas de las vacunas contra el coronavirus son mucho más raras que las ocasionadas por la COVID-19, lo que demuestra la importancia vital de vacunarse”.

Igual opina Salvador Iborra Martín, inmunólogo de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), en declaraciones al COVID-19 Vaccine Media Hub: “Las conclusiones del estudio pueden servir de base para tomar decisiones sobre cómo actuar en otros países. Permiten valorar mejor el balance entre riesgo y beneficio de estas vacunas, y decidir de manera más objetiva una estrategia de vacunación masiva”.

También hubo un mayor riesgo de ictus hemorrágico en los 28 días siguientes a la vacunación con la vacuna de Pfizer-BioNTech, es decir, unos 60 casos adicionales por cada 10 millones de personas. Penny Ward, profesora de medicina farmacéutica en el King's College London, explica cómo este incremento se observó en los datos de Inglaterra, pero no se confirmó en la muestra escocesa.

“Además, fue superado por el mayor riesgo de hemorragia subaracnoidea, encontrado con mayor frecuencia después de la infección por COVID-19 –afirma-. Desde cualquier perspectiva, y en particular con la propagación comunitaria de la infección en aumento en Reino Unido, los adultos no inmunizados deberían vacunarse para reducir su propio riesgo de efectos graves en el sistema nervioso central si se infectan”.

Según David Werring, del Instituto de Neurología Queen Square UCL, “dado que el ictus hemorrágico fue tan poco frecuente tras la vacunación de Pfizer-BioNTech, la estimación de cualquier aumento del riesgo es imprecisa. Cualquier posible asociación con la hemorragia intracerebral necesita más confirmación independiente”.

Los autores consideran que estos resultados ayudarán a la toma de decisiones clínicas y a la asignación de recursos para estas raras complicaciones neurológicas. No obstante, todavía cuentan con algunas limitaciones. “Sería útil replicar los hallazgos en conjuntos de datos de tamaño similar y a escala internacional”, declaran.

“Solo se ha estudiado la aparición de trastornos tras la primera vacuna, por lo que no nos aclara si estos riesgos aumentan tras una segunda dosis, lo que sería esperable. Por otro lado, como solo se consideran registros hospitalarios, no se valoran trastornos de menor gravedad o que puedan aparecer en personas con una mala cobertura sanitaria”, añade Iborra Martín.

“Tampoco se tiene en consideración la historia clínica, por lo que algunas de las personas podrían haber tenido episodios previos de ciertos trastornos, como la miastenia”, concluye el investigador español.

Fuente consultada aquí 

Comunicador social y periodista, profesional, graduado de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, experiencia en periodismo digital, redacción y locución. Periodista y redactor de  Revista de Medicina y Salud Pública (MSP).

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