Estudios han demostrado que hasta el 71% de los pacientes sometidos a la cirugía con reconstrucción logran una voz clara y comprensible, además de una buena calidad de vida
Un paciente de 69 años, con antecedentes de tabaquismo de larga evolución, acudió con un cuadro clínico de odinofagia progresiva (dolor de garganta) y disfagia (dolor al tragar) durante los últimos tres meses.
Se le realizó una laringoscopia flexible, que mostró una pequeña ulceración en el seno piriforme izquierdo y el espacio postcricoideo, lo que generó sospecha de una neoplasia.
Con el fin de evaluar mejor la extensión de la lesión, se realizaron estudios de imagen, incluidos resonancia magnética (RM) y tomografía por emisión de positrones (PET-TC). Estos estudios confirmaron la presencia de una neoplasia en la hipofaringe izquierda, con invasión de la laringe y erosión del cartílago tiroides, extendiéndose hacia el exterior de la laringe.
Con estos resultados, se decidió llevar al paciente al quirófano para realizarle una laringoscopia directa y tomar una muestra de tejido (biopsia). Durante el procedimiento, los médicos encontraron que el tumor afectaba la parte superior del seno piriforme izquierdo y se extendía hacia la parte interna de la laringe.
Además, el espacio poscricoideo estaba afectado, y el tumor invadía lateralmente hacia el esófago proximal, aunque el músculo cricofaríngeo no estaba comprometido. Se detectó una inmovilidad de las cuerdas vocales izquierdas, probablemente causada por la infiltración tumoral en los nervios laríngeos.
Dada la extensión de la enfermedad, se tomó la decisión de realizar una laringofaringectomía total (TLP), acompañada de una disección selectiva bilateral del cuello y del compartimento central, seguida de una reconstrucción con un colgajo libre anterolateral de muslo entubado (ALTF).
El procedimiento quirúrgico se llevó a cabo en dos fases simultáneas: mientras un equipo realizaba la resección del tumor y la disección cervical, otro equipo obtenía el colgajo ALTF de la pierna derecha, manteniéndolo perfundido en el sitio de extracción para minimizar el tiempo de isquemia.
Una vez completada la resección del tumor y la preparación de los vasos receptores en el cuello, el colgajo fue transferido al área cervical para reconstruir la neofaringe.
El tiempo total de la cirugía fue de 8 horas. Para asegurar la adecuada perfusión del colgajo, se utilizó un Doppler arterial Cook Swartz para monitorear el flujo sanguíneo, y se exteriorizó una paleta cutánea en el cuello para permitir la evaluación visual de la viabilidad del injerto.
El paciente mostró una evolución favorable durante su hospitalización. A los 13 días postoperatorios, un esofagograma no reveló fístula faringocutánea, lo que permitió su alta hospitalaria al día siguiente.
En el seguimiento a seis meses, se le colocó una prótesis traqueoesofágica (TEP), con la cual logró una producción de voz adecuada. Se reportó que, doce meses después de la intervención, el paciente hablaba de manera funcional con la TEP y toleraba una dieta normal, lo que indica una buena recuperación funcional.
El carcinoma de hipofaringe, que forma parte de los cánceres de cabeza y cuello, tiene la tasa de supervivencia más baja a cinco años. El tratamiento de esta enfermedad puede incluir una combinación de cirugía, radioterapia y quimioterapia, dependiendo de la extensión del tumor y las áreas afectadas.
Cuando se opta por la cirugía, a menudo se necesita algún tipo de reconstrucción para restaurar las funciones del paciente. En este caso ( Hernández, G. et al), el hombre de 69 años con un carcinoma de hipofaringe avanzado, se trató con un enfoque quirúrgico con dos equipos en simultáneo para extirpar el tumor y realizar la reconstrucción.
Este método permite reducir el tiempo en el quirófano, ya que dos grupos de cirujanos trabajan simultáneamente.
El uso del colgajo anterolateral del muslo (ALTF) para la reconstrucción ha ganado popularidad en la cirugía de cabeza y cuello debido a su menor impacto en la zona donante y su capacidad para proporcionar suficiente tejido para la reconstrucción.
Además, permite un abordaje de dos equipos, lo que acelera el proceso quirúrgico. En estudios recientes, se ha demostrado que hasta el 90% de los pacientes que se someten a este tipo de reconstrucción pueden mantener una alimentación normal tras la cirugía.
Estudios previos han demostrado que hasta el 71% de los pacientes sometidos a este tipo de cirugía con reconstrucción logran una voz clara y comprensible, además de una buena calidad de vida. En este caso, el paciente pudo hablar adecuadamente con la ayuda de una prótesis traqueoesofágica y fue capaz de volver a comer alimentos sólidos, lo que refleja una recuperación exitosa de funciones esenciales.