Los resultados se obtuvieron tras 10 años de investigación y la participación de 21 países.
Esta investigación publicada en Jama Network sostiene que el riesgo de enfermedades cardiovasculares aumenta con el incremento de la carga de estrés de la vida diaria que involucra problemas financieros y emocionales.
El resultado proviene tras un proceso de 10 años en donde investigadores de la Universidad de Gotemburgo en Suecia, encontraron relación entre el riesgo de infarto de miocardio y de ictus.
La investigación se produjo a través de una cohorte multiétnica basada en la población de 21 países con diferentes niveles de desarrollo económico, donde Annika Rosengren dirigió, junto con Ailiana Santosa, primera autora del trabajo, encontraron una asociación significativa entre los factores psicosociales adversos y un mayor riesgo de mortalidad, ECV y accidente cerebrovascular.
En principio el desarrollo del estudio involucro el proceso de estrés bajo el cual estuvieron los participantes entre los que se destacaron el hecho de sentirse nervioso, irritable o ansioso debido a factores en el trabajo o en el hogar, estar en dificultades financieras o haber experimentado acontecimientos difíciles y momentos complicados en sus vidas.
También se tomaron en cuenta factores como el divorcio, desempleo, duelo o enfermedad grave de un miembro de la familia. El estrés se calificó con una puntuación de 0 a 3.
“Del total de participantes, se comprobó que el 7,3 por ciento estaba sometido a estrés grave, el 18,4 por ciento a estrés moderado, el 29,4 por ciento a estrés bajo y el 44 por ciento a ningún estrés. Las personas sometidas a estrés grave eran ligeramente más jóvenes, se caracterizaban con más frecuencia por factores de riesgo como tabaquismo u obesidad abdominal, y se encontraban con más frecuencia en países de ingresos altos”, indica el estudio publicado.
En el proceso del estudio durante los 10 años se registraron 5.934 eventos cardiovasculares en forma de infarto de miocardio, ictus o insuficiencia cardíaca.
Una vez se obtuvieron los resultados, también se encontró que luego de los ajustes por las diferencias en los factores de riesgo entre las personas con estrés alto y bajo, se descubrió que en los participantes con estrés alto el riesgo de algún tipo de evento cardiovascular se elevaba en un 22 por ciento, el de infarto en un 24 por ciento y el de ictus en un 30 por ciento.
Rosengren indicó que "no se sabe exactamente cuál es la causa del elevado riesgo de enfermedad cardiovascular entre las personas muy estresadas, aunque muchos procesos diferentes del organismo, como la aterosclerosis y la coagulación de la sangre, pueden verse afectados por el estrés. Si queremos reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares de modo global, tenemos que considerar el estrés como otro factor de riesgo modificable".
En resumen, las autoras finalizaron su estudio aseguran que sus “hallazgos enfatizan la necesidad de desarrollar y evaluar estrategias de prevención para abordar si la modificación del estrés reduciría las enfermedades cardiovasculares”.
Fuente consultada aquí.