Durante los procesos de gastroenteritis es necesario restringir los alimentos con mucho azúcar o grasas que dificultan la digestión.
La gastroenteritis es una enfermedad extremadamente común en la infancia. Esta causada por virus o bacterias, y discurre habitualmente con síntomas como vómitos y/o diarrea.
En general, las gastroenteritis son incómodas para el niño, pero no son, en un niño sano y en condiciones normales, un peligro para la salud, no necesitan medicación y se curan solas en aproximadamente una semana.
Uno de los principales problemas de las gastroenteritis, es la intolerancia a los alimentos, que suele ir acompañada de una falta de apetito. Además, y dada la perdida de líquidos y electrolitos que se produce con los vómitos, y sobre todo con la diarrea, la deshidratación es la mayor preocupación cuando los niños sufren gastroenteritis.
Por tal motivo, te explicamos cómo debe ser la dieta para niños con gastroenteritis o diarrea.
Dieta para niños con gastroenteritis o diarrea ¿Cómo debe ser?
No existe una dieta milagrosa que ayude al niño a superar la gastroenteritis, ni existe manera de acelerar su recuperación, por lo que es conveniente fiarse del apetito del niño y de sus necesidades, aunque parezcan no tener sentido.
No obstante, sí es conveniente tener en cuenta estos consejos:
Los mejores alimentos para ofrecer al niño con gastroenteritis son aquellos que más les gustan, puesto que será más fácil que accedan a comerlos. Sin embargo, debe respetarse su ritmo y no conviene preocuparse en exceso si no comen durante unos días, es completamente normal.
Por lo demás, los alimentos sólidos, y en particular los hidratos de carbono de absorción lenta, son en general más fáciles de tolerar que cualquier alimento líquido, así que, una tostada, un plato de arroz o de pasta son preferibles a un vaso de leche o de zumo.
Para ayudar a la recuperación de la microflora intestinal, que es una aliada tremendamente valiosa para el sistema inmune a la hora de combatir las infecciones, los yogures son una opción perfecta. Además, la ausencia de lactosa en los mismos es un plus. La lactosa es un punto negativo si lo que deseamos es crear un ambiente hostil para los microorganismos causantes de las infecciones.
Es muy probable que el niño no tenga apetito, pero se debe persistir, sin forzar nunca, y ofrecer de manera continuada pequeñas porciones de alimentos. Si no los tienen al alcance, es menos probable que coman.
No deben restringirse alimentos como la carne, el pescado o los huevos si el niño los tolera. Sin embargo, sí deben restringirse alimentos ricos en grasa y/o fritos, y alimentos muy dulces, incluyendo las frutas más dulces y los zumos. También deben limitarse aquellas frutas con alto poder laxante, como pueden ser las ciruelas y los kiwis.
Para evitar la deshidratación, hay que ofrecer al niño bebidas o frutas con alto contenido en agua. El agua es la alternativa más saludable, por supuesto, pero, es mejor no descartar otros fluidos si el niño se niega a beber agua. Nuestro deseo es mantener al niño hidratado, y ese debe ser nuestro cometido, sea con el fluido que sea.
Fuente: Guía Infantil