La educación es tarea de las escuelas, pero como padres tenemos el papel más importante en la vida de los niños, de manera que es también nuestra responsabilidad velar una sociedad inclusiva.
Dentro de los ambientes infantiles como los colegios, pueden presentarse situaciones incómodas para determinada población en condición de discapacidad. Es cierto que la educación es tarea de las escuelas, pero como padres tenemos el papel más importante en la vida de los niños, de manera que es también nuestra responsabilidad velar una sociedad inclusiva.
Los niños no esconden su sorpresa o asombro frente a las diferencias, y lo demuestran de una manera poco apropiada, que puede cruzar la línea del respeto. Según informes recientes de Unicef, son muchas las barreras sociales a las que deben enfrentarse los niños en estado de discapacidad, sin contar la vulneración de algunos de sus derechos.
La educación inicia en casa
Los valores son un pilar fundamental de la educación que no es responsabilidad exclusiva de las entidades educativas, es un deber de la familia. La tolerancia, la generosidad, el respeto y la solidaridad son bases importantes para enseñarles a comprender y aceptar la diversidad.
Y hay algo que debemos tener en cuenta en este punto, y es la coherencia. No podemos pedirle que se comporte de una manera, cuando nos ven como padres comportándonos de otra, es decir, si queremos inculcar el respeto debemos también aceptar nosotros estas diferencias. En ocasiones podemos ver adultos que instintivamente alejan a los niños de una persona en silla de ruedas, como si se tratase de una condición contagiosa. Y no, no lo es.
Este tipo de comportamientos son a los que más debemos prestar atención, porque son imitables. No prediques si no es con el ejemplo.
Rompamos con los estereotipos que rodean las discapacidades, optando siempre por la tolerancia, el respeto y, lo más importante, la empatía.