Los efectos de la ansiedad en el cerebro

Los desequilibrios neuroquímicos en los neurotransmisores son una pieza clave para entender el trastorno de ansiedad.

Carolina Cortés

    Los efectos de la ansiedad en el cerebro

    Los neurotransmisores juegan un papel importante en los trastornos de ansiedad. Esto debido a que los neurotransmisores son denominados como los mensajeros químicos del cerebro, ellos son los encargados de enviar señales excitatorias o inhinibidoras con el objetivo de que las neuronas generen un impulso eléctrico, es decir, que son los encargados de transmitir la información de una neurona a otra, o de una célula muscular o hacia una glándula.



    La Dra. Millie González, farmacóloga y profesora en la Universidad Interamericana de Puerto Rico, explica que los neurotransmisores son moléculas químicas cruciales para el funcionamiento el sistema nervioso central, además, tienen un rol importante que es regular nuestras emociones como lo es la ansiedad.



    Tipos de neurotransmisores relacionados con la ansiedad



    La Dra. Gonzáles menciona que existen cinco tipos de neurotransmisores, sin embargo, algunos están relacionados directamente con el trastorno de la ansiedad, los cuales son:



    • Serotonina: es la encargada de regular el estado de ánimo, el sueño y la respuesta al estrés, esta tiene una estrecha relación con la depresión y la ansiedad. Se ha evidenciado que un desequilibrio en el nivel de la serotonina provoca trastornos de ansiedad.



    • Norepinefrina: este neurotransmisor participa en la respuesta de huida o lucha. Los niveles elevados de norepinefrina se asocian como un síntoma de la ansiedad generalizada.



    • Ácido gamma-aminobutírico (GABA): este es un neurotransmisor inhibitorio, es decir, que regula la excitabilidad cerebral y evita que un impulso nervioso no se dispare e induce a la calma. Se ha demostrado que los estados de estrés y ansiedad provocan un déficit de GABA.



    Por otra parte, la experta menciona que los moduladores químicos ajustan el equilibrio entre la exaltación e inhibición en zonas críticas del cerebro, determinando así, en gran parte, la intensidad y la duración de la respuesta ansiosa.



    Efectos de la ansiedad y su manifestación en el cuerpo



    La alteración en los niveles de estos neurotransmisores no solo producen efectos en el cerebro, sino que también se ven manifestados en sintomatología física, como es en el caso de la norepinefrina o noradrenalina, el cual tiene un rol importante en el sistema nervioso símpatico y este nos ayuda a actuar ante los peligros. 



    La norepinefrina tiene múltiples efectos en las funciones fisiológicas y puede actuar como hormona y como neurotransmisor, esta es liberada por las neuronas simpáticas las cuales afectan al corazón, alterando el ritmo cardiaco y la fuerza con la que se contrae el músculo cardiaco, por esta razón cuando los niveles de la norepinefrina se elevan, se altera el ritmo del corazón y la persona comienza a sentir palpitaciones.



    Así mismo, la Dra. Gonzales explica que: "La norepinefrina puede actuar junto con la epinefrina o adrenalina, que está aquí y básicamente, pues vamos a ver esa conducta de fight or flight de nuestro sistema simpático desencadenando varios síntomas que es que aumenta la frecuencia cardíaca empieza a liberarse glucosa a partir de reservas de energía como el glucógeno que tenemos en nuestro hígado y también aumenta el flujo sanguíneo hacia el músculo esquelético".



    Los trastornos de ansiedad producen desequilibrios neuroquímicos. Estos desequilibrios se producen en los neurotransmisores de GABA, serotonina y norepinefrina. Los niveles bajos de GABA provocan hiperactividad y mucha excitabilidad en las neuronas. En el caso de la serotonina, provoca pensamientos de estrés y pensamientos obsesivos. Por otra parte, la norepinefrina provoca un estado de alerta y genera la sensación constante de peligro inminente, este último hace parte de la sintomatología de la ansiedad.



    Los desequilibrios neuroquímicos son provocados por múltiples orígenes, que van desde la parte genética hasta experiencias traumáticas o estrés crónico. La Dra. González resalta que es importante comprender los orígenes de estas provocaciones para así desarrollar una estrategia efectiva de tratamiento para restaurar el equilibrio neuroquímico.

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