El exceso de vitamina D puede dañar gravemente los riñones, pues su acumulación en el cuerpo aumenta los niveles de calcio en sangre, lo que puede provocar cálculos renales, insuficiencia renal aguda y hasta alteraciones cardíacas.
El consumo indiscriminado de suplementos de vitamina D está generando consecuencias graves para la salud renal. Lo que comenzó como una tendencia promovida en redes sociales se ha convertido en un problema de salud pública, con hospitalizaciones y daños renales documentados.
La vitamina D, esencial para la salud ósea, se ha convertido en un arma de doble filo. A diferencia de las vitaminas hidrosolubles que el cuerpo elimina fácilmente, esta es liposoluble y se acumula en los tejidos grasos.
"He visto gente que ha venido con los riñones llenos de piedras", revela el nefrólogo español Borja Quiroga en declaraciones recogidas por Infobae. Los casos atendidos en el hospital Son Espases de Mallorca mostraron un patrón alarmante: pacientes con hipercalcemia severa, insuficiencia renal aguda y alteraciones cardíacas derivadas del exceso de calcio en sangre.
Las autoridades sanitarias españolas han sido contundentes. En un comunicado conjunto, el Ministerio de Sanidad y la Agencia Española de Medicamentos (AEMPS) advirtieron que la suplementación solo está justificada en casos de déficit comprobado o condiciones médicas específicas, con dosis que no deberían superar las 2.000 UI diarias sin supervisión profesional.
Según el análisis que se presentó, tres factores convergen en esta tendencia. En primer lugar, los cambios en los valores de referencia generaron confusión. Mientras en 2011 se consideraba normal 30 ng/ml, en 2024 la Sociedad Americana de Endocrinología bajó el umbral a 20 ng/ml, dejando a muchas personas sanas creyendo que necesitaban suplementación.
La nutricionista Laura Romano, en testimonios para Infobae, explicó cómo opera la presión social: "Existe un fenómeno de FOMO nutricional, donde la gente cree que si no toma suplementos está en desventaja". Las redes sociales han amplificado mensajes que presentan estos productos como soluciones mágicas, sin mencionar sus riesgos.
El mecanismo de daño renal es claro y preocupante. El exceso de vitamina D aumenta de forma drástica la absorción intestinal de calcio. Este mineral, en cantidades anormales, termina cristalizándose en los riñones, formando cálculos dolorosos que pueden obstruir las vías urinarias.
En casos severos, puede llevar a insuficiencia renal aguda.
"La evidencia para prevenir enfermedades con suplementos en personas sanas no es concluyente", advierte el médico Ramiro Heredia del Hospital de Clínicas de Buenos Aires.
Un estudio masivo publicado en JAMA que analizó más de un millón de casos no encontró pruebas de que estos suplementos prevengan cáncer o enfermedades cardiovasculares en población general.
Los síntomas de intoxicación por vitamina D incluyen náuseas persistentes, dolor abdominal, boca seca, taquicardia y sudoración fría. Ante estas señales, los especialistas recomiendan buscar atención médica inmediata.
Para mantener niveles adecuados de vitamina D sin riesgos, los expertos coinciden en que basta con:
- Exposición solar moderada (15 minutos tres veces por semana)
- Consumo de pescados grasos, huevos y lácteos
- Evaluación médica antes de considerar cualquier suplementación
La nutricionista Laura Romano fue clara al advertir que los suplementos pueden ser útiles en casos específicos, pero nunca reemplazan una alimentación balanceada ni un estilo de vida saludable.
En tanto las autoridades sanitarias refuerzan los controles sobre estos productos, el mensaje es que soluciones mágicas no existen y la automedicación siempre conlleva riesgos.