La irrupción de la inmunoterapia y las terapias dirigidas, sumadas a las técnicas quirúrgicas tradicionales y mínimamente invasivas, ha ampliado notablemente las opciones terapéuticas para pacientes con cáncer renal.
Los avances en técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas, mejores métodos de diagnóstico por imágenes y la aparición de nuevos medicamentos sistémicos han revolucionado el abordaje del cáncer de riñón, ofreciendo a los pacientes opciones más precisas y menos agresivas.
En una entrevista exclusiva de la revista Medicina y Salud Pública con el Dr. Santiago Rodríguez, urólogo del Hospital Universitario de San Ignacio, detalla cómo se elige la mejor estrategia según el tamaño del tumor, la etapa de la enfermedad y la condición general del paciente.
“Desde el punto de vista urológico, nosotros somos quirúrgicos, entonces a nosotros nos gusta operar”, expresa el Dr. Rodríguez. Cuando el tumor está confinado al riñón, la extirpación quirúrgica suele ser suficiente y puede realizarse de forma radical o parcial, dependiendo del tamaño y la ubicación de la masa.
“Básicamente el tratamiento es quirúrgico dependiendo de la masa renal que tenga, del cáncer, del tumor que tenga. Nosotros digamos que depende del tamaño, básicamente, y con eso nosotros definimos qué tipo de cirugía va a tener. Pero en principio el tumor que pueda ser resecado quirúrgicamente lo operamos.”
Uno de los mayores desafíos que enfrentan los urólogos es la comunicación con los pacientes, quienes frecuentemente asocian la extirpación del riñón con la diálisis o incluso la muerte.
"Sin embargo mucha aprehensión también que le digan a uno que le tienen que quitar el riñón. Digamos que no hay tampoco un entendimiento muy claro porque siempre ha sido un muy importante para todo el mundo y todo el mundo tiene esa creencia que va a terminar en diálisis o se va a morir", reconoció el Dr. Rodríguez.
El especialista enfatizó que la mayoría de los casos de cáncer renal son unilaterales, lo que representa una ventaja significativa.
"Cuando encontramos tumores bilaterales en los dos riñones, pues ya son enfermedades que están más asociadas a síndromes genéticos o otro tipo de tumores que pueden generar, digamos, metástasis en los riñones que pueden dar tumores bilaterales, pero generalmente es unilateral".
Nefrectomía radical: extirpación completa del riñón y margen de tejido sano, a veces incluyendo ganglios linfáticos o glándulas adyacentes.
Nefrectomía parcial (cirugía de preservación de nefronas): remoción sólo de la masa tumoral, recomendada para tumores menores de 7 cm o cuando preservar función renal es crucial.
“La cirugía preservadora de nefronas… es el gold estándar en masas pequeñas, menores de 7 cm aproximadamente. Si podemos, la idea es hacer una nefrectomía parcial, donde quitamos únicamente la masa y dejamos el riñón funcionando.”
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Según el especialista, la precisión diagnóstica ha crecido gracias a mejoras en tomografía y resonancia, reduciendo intervenciones innecesarias. Además, la cirugía abierta ha cedido terreno a la laparoscopia y la cirugía robótica.
“Antes hacían cirugías abiertas, pero ahorita todo está a lo mínimamente invasivo… la idea es la mínima invasión pero lograr el adecuado control oncológico.”
Cuando el cáncer ya se ha diseminado o no es completamente resecable, se suma el oncólogo clínico al equipo multidisciplinario. Tras el diagnóstico patológico, se valoran fármacos desarrollados en los últimos años para tratar metástasis o tumores irresecables.
“Estos medicamentos… se dan a los pacientes que tienen metástasis o masas que no se pueden resecar completamente. Pero opción de tratamiento también hay para ese tipo de pacientes.” Concluyó el Dr. Rodríguez.
Tras el tratamiento inicial, los pacientes requieren vigilancia periódica con tomografía o resonancia cada 6–12 meses, así como evaluación de la función renal. La combinación de estrategias busca no solo prolongar la supervivencia, sino mantener la mejor calidad de vida posible.