Especialistas analizan el impacto renal de los inhibidores de VEGF, un tratamiento clave contra el cáncer

El uso de estos fármacos requiere un equilibrio entre eficacia oncológica y preservación de la salud renal, por lo que en la mayoría de los casos se manejan los efectos adversos de forma conservadora sin suspender el tratamiento.

Katherine Ardila

    Especialistas analizan el impacto renal de los inhibidores de VEGF, un tratamiento clave contra el cáncer

    Recientemente, en el programa "expertos en salud", dirigido por el doctor Oscar Soto, se ha discutido el efecto de los inhibidores del factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF), un tema con gran relevancia debido a su potencial impacto en la función del riñón. 

    Estos fármacos, diseñados para bloquear la formación de vasos sanguíneos que alimentan los tumores, son relevantes en casos de cáncer renal, cerebral y otros tumores sólidos. 

    Sin embargo, su mecanismo de acción, tan efectivo contra las células cancerosas, conlleva riesgos para el sistema vascular, particularmente en los delicados capilares de los riñones.

    ¿Qué son los inhibidores de VEGF y cómo actúan?

    El doctor Marco Bonilla, nefrólogo de la Universidad de Chicago, aseguró que estos  "no están 100% asociados solo con el cáncer renal. El inhibidor VEGF es un tipo específico de tratamiento que bloquea proteínas específicas que se producen en ciertos tipos de cáncer, como el cáncer del cerebro, el cáncer de pulmón y muchos otros cánceres de órganos sólidos también".

    El problema surge porque el VEGF no solo está presente en los tumores. Nuestros cuerpos lo producen naturalmente, especialmente en los riñones, donde cumple funciones vitales para mantener la integridad de los vasos sanguíneos más pequeños. 

    Los podocitos, células especializadas en la barrera de filtración glomerular, dependen de esta proteína para su correcto funcionamiento.

    "Los podocitos son los que van a producir este factor VEGF, y este tipo de drogas, lo que hacen es que bloquean ese factor, así que causa una especie de inestabilidad de los podocitos en esa barrera de filtración", detalla el doctor Bonilla. 

    Esta interferencia puede desencadenar dos problemas principales: proteinuria (pérdida excesiva de proteínas en la orina) e hipertensión arterial, ambos indicadores tempranos de daño renal.

    El equilibrio entre beneficio y riesgo

    Para los oncólogos y nefrólogos, el desafío consiste en mantener la efectividad del tratamiento contra el cáncer mientras minimizan sus efectos colaterales. "Básicamente bloquea el crecimiento del cáncer", explica el especialista. 

    El manejo clínico de estos casos requiere un enfoque personalizado. "Algunas de estas lesiones, la mayoría del tiempo, son gestionadas de forma conservadora, como medicamentos de presión sanguínea o medicamentos antiproteinúricos", comenta el doctor Bonilla. 

    Solo en situaciones extremas se considera suspender temporalmente la terapia oncológica, siempre evaluando cuidadosamente la relación riesgo-beneficio.

    La importancia del enfoque multidisciplinario

    El seguimiento de estos pacientes exige una coordinación estrecha entre diferentes especialistas. "Es una línea muy fina de beneficio-riesgo cuando intentas detener este tipo de tratamientos para pacientes, cuando en realidad está funcionando", advierte el nefrólogo. 

    La comunicación constante con el paciente también es fundamental, pues deben entender tanto los beneficios del tratamiento como sus posibles efectos adversos.

    Como reflexión final, el doctor Bonilla destaca: "Así que toma mucho en consideración y un enfoque muy multidisciplinario y mucha comunicación con nuestros pacientes también". Este abordaje integral parece ser la clave para aprovechar al máximo estos potentes fármacos, sin descuidar la salud renal de los pacientes oncológicos.



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