La vida de la especialista en Medicina de Familia, Sonia Ortiz Flores, ha estado enmarcada entre sus estudios musicales, la milicia y el enfoque holístico en su atención al paciente, cubriendo cada aspecto en la salud de todo aquel que acude a su oficina
En entrevista con la Revista de Medicina y Salud Pública, esta doctora nacida en San Juan compartió algunas experiencias que formaron su existencia y que le hicieron amar la profesión que descubrió desde temprana edad.
“Tuve una niñez muy feliz, tenía a mis padres, hoy día los dos ya fallecieron, pero éramos mi papá, mi mamá, mi hermana que es un año mayor que yo y entonces, disfrutábamos mucho de las actividades familiares y estudiamos música desde pequeñas. De séptimo a cuarto año estudiamos en la Escuela Libre de Música de San Juan, piano y violín, y después participaba en los coros”, contó la galena quien vino al mundo en el Hospital Presbiteriano.
“Cuando entré a la UPR (Universidad de Puerto Rico), entré también al Conservatorio de Música con mi hermana; continuábamos las dos con el doble programa que teníamos en la escuela. En el Conservatorio hice un bachillerato en Educación Musical, pero siempre era mi interés estudiar Medicina. Pero todo eso quedó atrás para seguir mis estudios de Medicina y le doy gracias a Dios porque esa fue la profesión que siempre pensé para mi y se me dio”, relató.
Recordó que el interés de estudiar Medicina fue inculcado por su progenitora quien siempre quiso prepararse académicamente para ejercer la honrosa profesión, pero no lo logró.
“Yo, desde pequeña, entraba a un hospital y decía ‘este es el lugar donde yo quiero trabajar’. De hecho, al principio pensé que quería ser enfermera, cuando entrabamos al hospital o me llevaban vacunar a una clínica o iban a un seguimiento de salud me sentía identificada primero con las enfermeras. También decía que quería ser maestra, eso era lo primero que decía”, dijo.
“Ya en la adolescencia decía que quería ser médico. Así me fui encaminando, lo de maestra se quedó un poco atrás, pero ahora que estoy en la práctica soy facultad en la Escuela de Medicina San Juan Bautista, de donde me gradué. Ahí estoy practicando la docencia que siempre me interesó también”, confesó.
Sin embargo, cuando decidió hacer una carrera miliar no era para aprovechar los beneficios de estudios, pues cuando inició ya se había graduado de médico, además de contar con la especialidad en Medicina de Familia y un “fellowship” en Geriatría.
“No estudié con el ejército… me insistían varias personas, especialmente los reclutadores y fue después de la caída de las Torres Gemelas en el 2002. Primero estuve en la Reserva del Army y ahora estoy en la Guardia Nacional Aérea, en la unidad de la Base Muñiz, una unidad médica muy buena, hacemos muchas cosas. Podemos responder a desastres naturales, ataques terroristas, biológicos, químicos, nucleares y esos son los entrenamientos que hacemos”, argumentó.
Asimismo, reconoció que la misión más importante como soldado de la Guardia Nacional Aérea, ha sido apoyar en el esfuerzo de vacunar a la población puertorriqueña contra el COVID-19.
Esto, luego de llegar a la zona cero tras el desastre ocasionado por los terremotos de enero de 2020 para ofrecer asistencia médica a miles de afectados por los sismos en el suroeste.
“Bueno, he tenido otras activaciones militares; una vez estuve en Bosnia, en otra estuve en Texas en Fort Bliss que es en el Paso, Texas, en la frontera con México y estuve en Wisconsin. Pero la diferencia de esto es que estoy aquí mismo, en mi lugar. Claro, es un trabajo inmenso para mí porque estoy tratando de mantenerme presente en mi oficina, básicamente fuera de horas laborables y hasta los fines de semana he tenido que trabajar en mi oficina para mantener el contacto con los pacientes’, sostuvo.
“Cuando pasaron los terremotos en Guánica y en el sur, tuvimos una activación militar el año pasado. Y ahora que tenemos esta activación por la vacunación contra el COVID-19, que la gran misión es esta, vacunar a la mayor cantidad de personas en el tiempo menor, lograr la inmunidad de rebaño que es la meta y también tiene la disponibilidad de vacunas. Pero las vacunas que caen en las manos de la Guardia Nacional, tratamos de aplicarlas lo más rápido posible”, mencionó.
Así las cosas, la especialista en Medicina de Familia en la región de Fajardo aseguró que el trabajo militar en suelo borincano le permite continuar con su práctica privada pues no tiene que tomar un avión para llegar a cualquier parte.
De otra parte, la doctora sanjuanera sostuvo que, a pesar de tener una agenda de trabajo repleta, se deleita en el cultivo de plantas, haciendo jardines y en la confección de bisutería.
“Aparte de la música, tengo una pasión por las plantas, las orquídeas, las rosas, hago jardines, no cosas extraordinarias, pero me gusta ser yo la que escoja dónde poner las matas en mi patio. Siempre es algo que me entretiene mucho y aprendí a cultivar orquídeas y se me dan. Otra cosa que hacía para entretenerme era hacer bisutería, yo misma creando mis prendas y por un tiempo hasta cogí clases y hacía mis cosas, es algo que quiero retomar porque me entretiene”, manifestó.
En tanto, expuso la percepción errada en la Isla sobre el desempeño del médico de familia en el tratamiento al paciente, ya que muchos sectores no los ven como especialistas.
“Tenemos mucho problema el que nos vean como especialistas porque es una especialidad general porque abarcamos muchos campos a la vez, porque entendemos que es ver al paciente como un todo, que no solo son sus condiciones fisiológicas sino su situación espiritual, mental, su entorno familiar, el lugar donde vive, sus recursos económicos, sociales, sus creencias, o sea, todo lo que influye en el paciente”, indicó.
“Veo que esa es la verdadera medicina, que recibas al paciente como los médicos de antaño, que era este médico de cabecera, ahora le llamamos médico primario. Nos encargamos de todos los problemas médicos del paciente, no solamente es un campo y eso a mí siempre me fascinó porque me siento que estoy haciendo algo con mis pacientes. Nos confunden mucho con los generalistas, pero la diferencia es que ellos no han hecho una especialidad, nosotros sí”, agregó.
Es que Ortiz Flores continúa dando la batalla para que el País reconozca el trabajo que hacen, además del trabajo adicional para realizar una especialidad.
“No nos gusta que no nos reconozcan el trabajo adicional que hemos hecho porque la especialidad de Medicina de Familia se hace en tres años y luego hice el ‘fellowship’ en Geriatría, que fue otro tiempo adicional entrenándome para ver lo que es la mayoría de los pacientes hoy día. Nuestra población mayor de 65 años es grande y va en aumento cada vez más, porque en realidad el promedio de edad en Puerto Rico sobrepasa los 55 años”, expuso.
“La mayoría de nuestros pacientes van a ser adultos o ya en su tercera edad.
Yo quiero hacer mi práctica más fuerte, todavía creo que me quedan años para trabajar. Ya empiezo a pensar en el retiro para tener más tiempo de viajar de lo que gracias a Dios he tenido la oportunidad de hacer y ya disfrutar un poco de tantos años de trabajo”, añadió la pasada presidenta de la Academia de Médicos de Puerto Rico y quien sería ratificada en la posición este mes.
De otra parte, reveló que todavía no considera retirarse de la práctica en los próximos años, pero está planificando su jubilación.
Esto, aunque quiere enfocarse en ayudar a niños con necesidades especiales que requieran de una mano amiga para mejorar su calidad de vida.
“Me ha apasionado la Geriatría pues me enternecen las personas de mayor edad porque entiendo que tienen una necesidad y requieren mucho de su médico. A pesar de esto, quiero buscar ayudar a niños que tienen la necesidad o me impresiona cuando sé de un niño que está empezando su vida y quizás por un accidente o malignidad pierde una extremidad. Cómo ayudarlos a que tengan su prótesis y usarla adecuadamente porque eso va a definir cómo va a ser su vida”, concluyó.