Algunas personas creen que los antibióticos afectan la memoria debido a efectos secundarios temporales, como confusión o mareos. Sin embargo, no hay evidencia concluyente que demuestre un efecto duradero en la memoria.
El deterioro cognitivo se produce cuando una persona presenta cambios sutiles en el pensamiento y la memoria, como olvidar acontecimientos y perder objetos con mayor frecuencia. La demencia se produce cuando los problemas de pensamiento y memoria se vuelven más avanzados y afectan la capacidad de una persona para completar las tareas diarias.
"En investigaciones anteriores se ha descubierto que los antibióticos alteran el microbioma intestinal, que es la comunidad de organismos diminutos que viven en nuestros intestinos y ayudan a la digestión", contextualiza el autor del estudio, Andrew T. Chan, de la Facultad de Medicina de Harvard en Boston.
"Dado que se ha descubierto que el microbioma intestinal es importante para mantener la salud general y, posiblemente, la función cognitiva, existía la preocupación de que los antibióticos pudieran tener un efecto perjudicial a largo plazo en el cerebro. Dado que a los adultos mayores se les recetan antibióticos con mayor frecuencia y también corren un mayor riesgo de deterioro cognitivo, estos hallazgos ofrecen tranquilidad sobre el uso de estos medicamentos".
Para los adultos mayores sanos, el uso de antibióticos no está asociado con un mayor riesgo de deterioro cognitivo o demencia, según un estudio de la Facultad de Medicina de Harvard (Estados Unidos) publicado en 'Neurology', la revista médica de la Academia Estadounidense de Neurología.
En el estudio participaron 13.571 personas sanas mayores de 70 años. Los investigadores definieron como saludables a aquellas que no padecían enfermedades cardíacas, demencia, discapacidades físicas graves ni ningún otro problema de salud que pudiera acortar su vida a menos de cinco años.
Durante los dos primeros años ninguno de los participantes sufrieron deterioro cognitivo ni demencia. En este tiempo,los investigadores determinaron el uso de antibióticos por parte de los participantes revisando los registros de prescripción. Un total del 63% de las personas usaron antibióticos al menos una vez durante ese tiempo.
Los participantes se dividieron en dos grupos: los que usaban antibióticos y los que nunca los habían usado. Los investigadores también los dividieron en grupos según la cantidad de recetas de antibióticos que habían recibido en los primeros dos años, desde cero hasta cinco o más recetas, para poder analizar si tomar más antibióticos aumentaba el riesgo de una persona.
Además, los integrantes fueron seguidos durante un promedio de cinco años más, durante los cuales 461 personas desarrollaron demencia y 2.576 personas desarrollaron deterioro cognitivo. Luego, los investigadores examinaron si el uso de antibióticos durante los primeros dos años estaba asociado con cambios a lo largo del tiempo en las habilidades de pensamiento y memoria.
Las personas que se sometieron al estudio realizaron una serie de pruebas cognitivas al comienzo, al cabo de un año y, a partir de entonces, cada dos años. Las pruebas midieron habilidades de pensamiento y memoria, como la atención, la función ejecutiva y el lenguaje. Los investigadores analizaron las puntuaciones y compararon a las personas que tomaron antibióticos con las que no los tomaron. No encontraron diferencias entre los dos grupos.
Después de ajustar factores como los antecedentes familiares de demencia, la función cognitiva al inicio del estudio y los medicamentos que se sabe que afectan la cognición, los investigadores encontraron que el uso de antibióticos no estaba asociado con mayores riesgos de deterioro cognitivo o demencia en comparación con no usar estos medicamentos. Los expertos tampoco encontraron asociaciones con el uso acumulativo de antibióticos, el uso continuo y tipos específicos de antibióticos.
Una limitación del estudio fue que se hizo un seguimiento de los participantes durante un período breve, lo que significa que los investigadores no pudieron determinar si el uso de antibióticos puede tener efectos a largo plazo sobre la cognición. Chan señala que por ello se necesitan estudios más prolongados.
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