El amor por la ciencia y el deseo de servir han sido los pilares en la práctica médica de la doctora Karen Rodríguez.
“Mis maestros en la escuela pública fueron extraordinarios, ellos sembraron en mí el amor por la ciencia, pues, una célula era una maravilla, un milagro de vida”. La Dra. Karen Rodríguez, presidenta del comité científico del American College of Cardiology, confiesa que desde pequeña sintió admiración por el funcionamiento del sistema vascular, en especial, cómo el corazón trabajaba de una manera automática y sostenida en pro de la vida. Por ello, si ella se quería dedicar a algo, tenía claro que esto estaría relacionado con el cuidado del corazón.
Cuando era pequeña, decía que quería convertirse en una cirujana torácica, pero en el camino hacia la universidad se da cuenta de que el servir y cuidar podría practicarlo más desde la medicina interna y luego en cardiología. Hoy no duda: “si volviese a nacer, volvería a ser cardióloga”, pues, esta ha sido una de las satisfacciones más hermosas de su vida, indica Rodríguez.
La evolución de los tratamientos en su carrera
Hay una serie de tratamientos recientes que no se tenían disponibles anteriormente, así que le tocó atender a pacientes a quienes no se podía ayudar, porque tenían un problema y no tolerarían una cirugía de corazón abierto, pero hoy día a estos pacientes se les puede dar ayuda, hacerles implantes de válvulas, a través de una extremidad, por ejemplo, y mejorar su calidad de vida
Estos pacientes de 80, 85 o 90 años pueden mejorar luego de esos procedimientos. Es una satisfacción para la especialista, ya que no solo ayuda al paciente en sí, sino que toda su familia disfruta de la compañía de su ser querido por más tiempo y con mejor calidad de vida.
“Muchas veces no podemos curar, pero sí podemos cuidar”, afirma Rodríguez.
Una carrera dominada por hombres
“Terminé cardiología en 2011 y en mis pensamientos estaba mudarme a Estados Unidos”, esto se debía a que los cardiólogos que salían nuevos a la comunidad, tenían dificultad para tener proveedores en Puerto Rico. Pero un colega le ayudó a integrarse a la práctica, además de los dictados de su corazón por quedarse con su gente, su familia y su comunidad.
En la localidad donde se integró, encontró cardiólogos con veinte o más años de carrera, en su mayoría varones; las féminas eran un grupo menor. Sin embargo: “nunca como mujer me he sentido excluida de las actividades”, acota, ya que siempre ha predominado el respeto.
En Puerto Rico, al igual que en otros países de Latinoamérica, hay una alta prevalencia de la diabetes, la cual es equivalente a enfermedad cardiovascular porque esta afecta los vasos sanguíneos que están en el corazón, en la cabeza y periferia.
Los pacientes podrían tener síntomas como derrame cerebral, fallo cardíaco congestivo, falta de oxigenación al intestino, pacientes que desarrollan enfermedades renales y terminan en diálisis. Siendo la diabetes una enfermedad con prevalencia alta, lo más común es ver pacientes con diabetes y alta presión, lo cual complica sus órganos.
La especialista vive su pasión con entrega a sus pacientes. Foto: Revista de Medicina y Salud Pública. Fabiola Plaza.
El objetivo de la comunidad médica es detectar la diabetes temprano y lograr controlarla, ya que muchos pacientes acuden a consulta cuando ya han convivido con la enfermedad por muchos años. “Si hacemos intervenciones tempranas, tendremos poblaciones más saludables y disminuimos estas condiciones cardiovasculares”, enfatiza la especialista.
Otro aspecto resaltante es el estilo de vida sedentario que predomina en muchas sociedades en la actualidad; en algunas regiones de la Isla, los pacientes muchas veces no tienen acceso a lugares apropiados para poder caminar y hacer actividades físicas y, al pasar de los años, los pacientes con más actividad física tienen menos eventos cardiovasculares, logrando mantener su independencia por más tiempo.
Por ello, hay varios aspectos que se pueden trabajar para tener una buena salud cardiovascular y que estos pacientes tengan una mejor calidad de vida.
Importancia de la intervención multidisciplinaria
Cuando se sospecha que un paciente tiene factores de riesgo que pueden aumentar la posibilidad de desarrollar enfermedad cardiovascular, esto no comienza en la consulta con un cardiólogo, sino con la atención de los médicos primarios, por lo cual es importante que ellos hagan un buen reconocimiento del paciente, al ser sus médicos de cabecera.
Una vez que llegan al cardiólogo, se comienzan a ver los factores de riesgo que tiene el paciente y cómo se puede mejorar su calidad de vida. En muchos casos, se requiere el apoyo de otros especialistas, tales como los endocrinólogos –para manejar la diabetes, por ejemplo, o la tiroides cuando afecta el corazón-; en otros pacientes, ellos presentan enfermedad renal y se requiere la intervención de los nefrólogos. En cardiología, ocurre una cadena, debido a los órganos que se ven implicados.
A nivel de comunidad, es importante la intervención multidisciplinaria, pues, también hay pacientes que tienen afectada la memoria, por el corazón, entonces es necesaria la presencia del neurólogo. De igual manera, los nutricionistas también ocupan un rol importante en la cardiología. “Cardiología no es una especialidad sola, sino que depende de una red de médicos que prestan el apoyo”, explica la doctora.
Respecto al uso de la tecnología en la medicina, la doctora reconoce que el Internet ha venido a suplir una cantidad importante de información de la cual el paciente dispone, ya que antes las personas solo contaban con el testimonio de otros que habían tenido afecciones similares. A Rodríguez le encanta cuando un paciente llega educado, ha leído sobre su diagnóstico y entra a consulta con preguntas específicas sobre la condición. Ahora los pacientes llegan en muchas ocasiones empoderados.
Salud cardíaca de la mujer y del hombre
La mayoría de los estudios clínicos disponibles están basados en casos con hombres, pero se sabe que hombres y mujeres son diferentes; mientras la mujer tiene niveles de estrógenos adecuados, su sistema cardiovascular está protegido, pero esto cambia con la llegada de la menopausia y es similar al riesgo del hombre.
Cuando una mujer llega con dolor de pecho a la emergencia, se le debe tratar igual que al hombre. Muchas veces se les da de alta a ellas, mientras que a ellos se les da un manejo más agresivo y permanecen hospitalizados. Esta mentalidad, para la doctora Rodríguez, se debe cambiar, ya que siempre se ha creído que las hormonas protegen a la mujer, pero cuando ellas llegan a los 60 años, deben ser tratadas igual que los hombres.
Es fiel creyente de Dios y encomienda su vida y su labor médica. Foto: Revista de Medicina y Salud Pública. Fabiola Plaza.
Hay mujeres con síntomas más atípicos que los hombres, algunas veces solo presentan náuseas o vómitos y el médico falla buscando otras causas para establecer el diagnóstico. Por esto, se debe levantar una bandera para que esas mujeres que llegan a las salas de emergencia con dolor de pecho, tengan un manejo apropiado y que no se escapen con un síndrome coronario agudo, detalla la especialista.
Vivencias en la carrera
La mayor satisfacción diaria es llegar a trabajar, ella cree en Dios, y encomienda su vida a Dios para que le dé sabiduría y pueda ayudar a sus pacientes, para evitar que se le escape alguien con una condición importante, ya que se siente impulsada a ayudar a todos los que le consultan.
Son muchos los pacientes que sienten que su vida ha cambiado luego de recibir un tratamiento y se sienten renovados. Esto la motiva a prolongar o mejorar la calidad de vida de sus pacientes, sin importar las vicisitudes que tengan que afrontar en la práctica médica.
“Uno tiene muchas anécdotas bonitas de los pacientes. Yo llevaba pocos años y recuerdo que me consultó un paciente de 60 años con una afección grave, con disección aórtica, había ido a varios hospitales y había recibido varias evaluaciones, pero ninguno de los cirujanos le ofrecía ayuda hasta que fue remitido a mi consulta, llamé a los cirujanos que lo habían evaluado y me confirmaron que no lo podían ayudar, pedí los expedientes de los hospitales, lo transferimos de Puerto Rico a Estados Unidos y fue intervenido, logrando vivir muchos años más”, rememora la doctora Rodríguez.
“Podemos darnos por vencidos o tratar de ayudar, siempre debemos tratar de ayudar y tocar puertas”, afirma la especialista.
La práctica y el rol familiar
“Cuando uno está en la escuela de medicina, uno entiende que en el lugar donde está tiene mucho trabajo y a veces no sabemos cómo combinar todo eso con el balance que es la vida, ser médico, esposa, hija, sobrina, hermana, nieta, y con el tiempo nos convertimos en madre; en este momento es cuando mi hijo más me necesita, sin embargo, en la vida todo es un balance, en ese camino no podemos descuidar uno de los tesoros más importantes que tenemos, que es la familia, aunque los pacientes son muy importantes y prioritarios para mí, cuando llega el momento de la necesidad de mi familia, compiten muy bien porque trato de combinar esa tarea del cuidado de mis pacientes y de mi familia. En cada carrera que uno está, se debe enfocar en establecer ese balance”, concluye la doctora.