Un libro recopila las estampas científicas más brillantes, desde el siglo XV hasta la actualidad.
La ilustración científica se ha aplicado como un arte que sirve no solo para comprender, sino también para registrar, estudiar y catalogar las diferentes partes del cuerpo humano, múltiples enfermedades y hasta la secuenciación del genoma humano. Esta herramienta que ofrece la disciplina de la comunicación visual sigue siendo en la actualidad uno de los métodos más efectivos para captar lo que los científicos e investigadores quieren reflejar.
Cabe mencionar que al visualizar una ilustración científica se puede evidenciar que no tiene relación con las ilustraciones de carácter artístico, ya que el ilustrador científico ejerce el elegante arte de mostrar lo que el científico le indique, sin dejar su huella propia como autor. Este modelo de ilustración científica es de admirar, debido a que es inherente a la naturaleza de su modelo y aporta un gran valor científico.
Un gran ejemplo es el de la Liebre joven que Alberto Durero realizó en el año 1502, sin ningún elemento estético que distraiga la atención de la información a visualizar. Es necesario destacar que la ciencia no solo se ilustra con dibujos, sino también se representa con gráficos estadísticos, infografías, tablas y esquemas, que necesitan ser procesados por el trabajo conjunto de ilustradores, científicos, diseñadores gráficos, científicos y comunicadores científicos.
La tabla periódica de los elementos es para la mayor parte de la comunidad científica la ilustración más perfecta de la historia, es una tabla que facilita el estudio, la información y la clasificación de los elementos químicos, y es tan excepcional que el propio Dmitri Mendeléyev dejó los espacios vacíos para los elementos que aún no se habían descubierto en su época.
Por otro lado, a lo largo de la historia de la ciencia, es importante destacar el trabajo de otros perfiles, como el de los impresores y editores a la hora de reproducir textos con ilustraciones científicas cada vez más complejas. Uno de ellos es el impresor Erhard Ratdolt (considerado el primer editor científico de la historia) que, consciente de la importancia que tenía representar y sintetizar los ejemplos matemáticos a través del grafismo, en 1482 produjo los Elementos de Euclides por primera vez en latín, lidiando con las grandes dificultades compositivas de los diagramas geométricos.
También se encuentra el editor Johannes Oporinus quien supo aplicar los grabados en madera que se tuvieron que crear para editar el De Humani Corporis Fabrica de Vesalio, publicado en 1543. La obra de Vesalio fue la primera anatomía moderna, basada en modelos de cadáveres humanos; el primer estudio completo de los órganos del cuerpo humano y su estructura, que permitió refutar decenas de teorías anatómicas de Galeno.
Cabe añadir que también es importante reconocer las ilustraciones que Robert Hooke realizó en su obra Micrographia publicada en 1665, el primer superventas de la divulgación científica y que tiene el nombre de “célula”, al citar como Hooke observó con un microscopio óptico los poros de una lámina de corcho que le recordaron las pequeñas celdas monacales de los monasterios. Hoy en día, sus ilustraciones de cuerpos diminutos siguen asombrando y aportando datos útiles a la comunidad científica.
Por otro lado, también son valiosas las ilustraciones de los cuadernos de laboratorio de Marie Curie, unos gráficos muy sencillos que acompañan a las anotaciones históricas de los primeros pasos de la física nuclear. Cabe mencionar que los cuadernos de Marie Curie siguen siendo radioactivos, y para poder consultarlos, la Biblioteca Nacional de Francia obliga a firmar un consentimiento al investigador conforme sabe que esos documentos son radioactivos y que la BNF no se hace responsable de las consecuencias que puedan afectar al investigador; y proceder a la consulta con un traje especial.
De igual manera, también son interesantes las de los cuadernos de Alexander Fleming con las anotaciones de los primeros registros que ayudaron a descubrir el uso médico de la penicilina, uno de los hitos más importantes del siglo XX. Sin duda alguna también son las que realizaron Santiago Ramón y Cajal y Camillo Golgi, en las investigaciones que los llevaron a obtener el premio Nobel de Medicina, por su aportación a la doctrina de la neurona, que demostraría que el sistema nervioso no es un simple tejido conectado, sino que está estructurado por células discretas, con prolongaciones denominadas axones y dendritas.
Siguiendo por la rama de anatomía humana, se encuentran los grandes ilustradores científicos de la disciplina médica, como por ejemplo Jan Stefan van Calcar, del estudio de Tiziano, quien realizó las ilustraciones de De humani corporis fabrica de Vesalio; Nicolas Henri Jacob quien realizó las increíbles ilustraciones del atlas anatómico de Jean-Baptiste Marc Bourgery en el siglo XIX, o ya en el siglo XX al Dr. Frank H. Netter, ilustrador reconocido por sus trabajos para farmacéuticas, y editoriales médicas. También es autor de las ilustraciones de los atlas anatómicos más consultados por los estudiantes de medicina desde los años 70.
Otra ilustración científica es el gráfico de George Lemaître que representa la evolución temporal del radio del universo con la constante cosmológica, para un espacio de curvatura positiva. Una de las primeras ilustraciones de sus estudios sobre el átomo primitivo (popularizado como la teoría del Big Bang) dedicadas al origen del universo desde el punto de vista de la física cuántica. En esta curva podemos ver que todos los modelos parten de una singularidad (x = 0, t = 0) y cómo para una constante cosmológica suficientemente grande el universo se expande.
Por último y no menos importantes, están las ilustraciones de Maria Sivylla Merian, pionera de la entomología, que refutó que los insectos no nacían espontáneamente del lodo en putrefacción. Sivylla realizó una serie de cuadernos de campo rigurosos, aportando anotaciones y escrupulosas ilustraciones que la llevaron a documentar de forma magistral la metamorfosis de las mariposas. Y también las ilustraciones del ornitólogo y pintor John James Audubon, quien fue pionero de la ornitología en América, y que dedicó buena parte de su carrera a hacer el inventario de especies de aves de Norteamérica.
El libro Ilustración Científica está concebido como una celebración de la ciencia, que visualiza la importancia de que esta debe de ser comprensible y accesible para el gran público, y que la ilustración científica también juega un papel principal en esta ecuación; muestra precisamente un recorrido visual por la historia de la ciencia a través de las ilustraciones de los hitos científicos como ejemplo de que es un elemento vital para su comprensión.
Fuente consultada aquí.