El Dr. Héctor Luis Ortiz Martínez es un solemne profesional de la medicina oriundo de Yauco, Puerto Rico. En su excelso camino hacia la pediatría, el Dr. cuenta que es el primer médico en su familia.
El Dr. Héctor Luis Ortiz Martínez es un solemne profesional de la medicina oriundo de Yauco, Puerto Rico. En su excelso camino hacia la pediatría, el Dr. cuenta que es el primer médico en su familia.
“Yo no obtuve un referente de alguien que me motivara a estudiar medicina, así que, en general, toda mi vocación era salvar vidas y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Ese pensamiento romántico todavía me mueve”,
dijo el doctor en una entrevista a la Revista Medicina y Salud Pública.
El doctor Ortiz nos adentra en su vida y cuenta que cuando llegó a la Escuela de Medicina tenía la intención de ser ginecólogo, pero en las rotaciones clínicas de tercer año reflexionó en que la ginecología no lo atraía como él pensaba. De modo que, posteriormente rotó por el área de oftalmología, pero tampoco le convenció.
“Por el contrario, cuando roté por pediatría me sorprendió bastante, ya que no esperaba que me gustara tanto. Yo me levantaba todos los días contento de que iba a atender a los niños, de que iba a bregar con las mamás, de que iba a mejorar su calidad de vida, etc”;
manifestó con emoción el galeno.
Posteriormente, en su cuarto año, hizo otra rotación para convencerse de que eso era lo que realmente quería, y resultó que sí. “Entonces con esa me quedé”, dijo.
“Yo me levantaba todos los días pensando ‘esto es lo que quiero hacer el resto de mi vida’. Bregar con los niños era lo que más me llenaba. Así es como termino escogiendo pediatría”,
aseveró.
Héctor Ortiz también hace referencia a que, cuando terminó su carrera, eran otros tiempos y no hizo una subespecialidad, pero ahora piensa que Dios sabe lo que hace porque, de hecho, en la actualidad hacen falta pediatras generales.
“Cuando tú estás con el paciente es que te das cuenta de qué es lo que te hará feliz a largo plazo. y eso fue lo que me pasó”,
denotó el galeno.
Cree que todo ello depende mucho de la vocación y forma de ser de cada quien, por lo que no se arrepiente de nada y declara con fervor que si volviera a nacer sería pediatra, y si no, sería profesor.
“La otra cosa que sería si no fuera médico o pediatra, sería ser maestro. Poder enseñarle a otros lo poco pero valioso que tú sabes. Es otra área que me llena mucho. Porque sí me llena mucho poder compartir lo poquito o mucho que yo pueda dar. Además, no todo es medicina, no todo es saber, no todo es teoría. También está la parte humana, esa no la debemos olvidar”.
“Cuando me gradúo hago la residencia en pediatría en el Hospital Regional de Caguas, y una vez termino la residencia me mudo a Mayagüez en 1986 (con 28 años de edad), y es donde resido ahora. Trabajé los primeros dos años con otro pediatra reconocido en Mayagüez, y posteriormente establezco mi práctica privada”; expresó el pediatra.
Agrega el doctor que, además, estuvo trabajando en el Hospital Bellavista hasta el año 2000 y en el Hospital Perea, aparte de su práctica privada. Luego, en el tiempo en que comenzó el programa de la Reforma de Salud en Puerto Rico y él se integró, empezó a trabajar en el hospital San Antonio Inc de Mayagüez.
“Actualmente sigo con la práctica de oficina privada y tengo privilegio de cortesía en el Hospital Perea. Además, soy el Director Médico del Departamento de Pediatría del Hospital San Antonio desde el 2012”,
afirmó.
En junio del 2019, Ortiz inició labores como hospitalista en el Centro Médico de Mayagüez, aún ejerciendo su práctica privada. Es profesor Ad honorem de los estudiantes del tercer año de la Escuela de Medicina de Ponce, así como también ve estudiantes de intercambio de Guadalajara, México. De la misma manera, hace aproximadamente ocho años se desempeña como profesor Ad honorem del Recinto de Ciencias Médicas de Río Piedra.
En sí, tengo bastante actividad que me llena mucho porque aparte de la actividad del día a día de ver pacientes, también estoy envuelto en la parte educativa”, dijo a MSP.
Héctor Ortiz se unió a la Sociedad de Médicos Pediatras de Ríos oeste desde 1986. Fue presidente en los años 90’s. Subsiguientemente, ha continuado como médico, asesor de la directiva y presidente del Comité Científico.
“Actualmente, en el comité científico yo soy la persona perteneciente a la directiva que se encarga de conseguir el recurso humano de conferencias para las convenciones anuales, entre otras responsabilidades. Desde allí también tratando de mantener la educación médica pediatra al día”;
aseveró.
“Mi fecha de retiro la veo cada vez más lejana, primero porque me gusta lo que hago y segundo porque no me veo haciendo otra cosa. Quizás sí trabajar menos o dedicarme alguna vez a la enseñanza en vez de ir al hospital, pero fecha de retiro aún no puedo decir. Mientras esté saludable y alerta de todo, no. Mientras tenga salud física y mental, mi meta es seguir”, aseguró el pediatra.
Sus proyectos son básicamente continuar con lo que está haciendo, seguir aprendiendo, tanto académica como humanamente, así como también seguir fortaleciendo su parte espiritual.
“También me gustaría enfatizar en la medicina preventiva, especialmente la vacunación. Además, entre mis prioridades está educar acerca de los mitos que han propiciado una disminución en la tasa de vacunación, poniendo en riesgo la salud y la vida de los más vulnerables, los niños y los pacientes inmunocomprometidos”, dijo a MSP.
En cuanto al Huracán María de hace dos años, el Dr. Ortiz lo memora como un aprendizaje muy grande. Cuenta que tuvo una muy bonita experiencia, pues, tuvo una paciente hospitalizada por 28 días durante el huracán. “A esa paciente yo tenía que ir a verla al hospital como mínimos dos veces al día, pero, a pesar de lo difícil que fue, debido a la situación por la que estaba pasando la isla y por ende los pacientes, aprendí demasiado. Aprendí también que la tecnología no lo es todo, que se puede volver a lo básico”.
Ahora, cuenta que con el tema de los temblores, también ha tenido la oportunidad de ir a misiones a los pueblos de la montaña a llevar suministros y ver la necesidad de los demás, y cree que por eso el factor humano debe estar siempre presente.
“También fui a misiones en Haití, esa ha sido una de las experiencias más gratificantes de mi vida”.
Por eso recomienda a sus estudiantes de medicina que cuando tengan la oportunidad de ir a sitios de necesidad, vayan, porque eso les va a cambiar la vida.
“Esa experiencia de Haití cambió mi vida 180°”, mantuvo. Dice que le cambió toda la perspectiva de lo que es necesidad y aprender a valorar lo poco o mucho que se tiene. Sin embargo, aún sigue esperanzado volver a tener ese tipo de experiencias, sea en Haití o en cualquier lugar, y que sea en un tiempo no muy lejano.
El mensaje que Ortiz da a sus colegas y estudiantes de medicina es que, primero, lo más importante es la vocación. Que lo que tú hagas te llene el corazón y si no tienes vocación en lo que estás haciendo, búscate otra cosa. “Por eso mi palabra favorita en la vida es vocación”, dice.
Segundo, que en la medicina como en otras profesiones similares, ningún tipo de tecnología está por encima del paciente. Nunca pensar que lo sabes todo, saber reconocer tus limitaciones y cuando llegues a ellas buscar ayuda para beneficio del paciente.
El mensaje para los padres es que confíen en su pediatra, que hagan todas las preguntas que tengan que hacer, confiar en él o ella y, acudir al pediatra primero antes que asistir a una sala de emergencia.
“Que me tengan en cuenta antes de cualquier cosa es un tipo de relación que valoro mucho porque también estoy protegiendo y educando al paciente”.
En cuanto a la medicina preventiva, el pediatra considera que la educación al paciente es primordial, pues “un papá y una mamá educados, da como resultado un paciente más saludable”; finalizó.