Carmen Zorrilla, Idhaliz Flores y Michelle Martínez han sido pioneras en avances cientíicos en beneficio de la mujer puertorriqueña.
Puerto Rico ha sido pionero en avances clínicos y científicos, muchos de ellos liderados por un destacado grupo de investigadoras, que además de estar involucradas la mayor parte de su tiempo en su trabajo, tienen el rol principal de ser madres.
Una de estas es la ginecóloga obstetra, Carmen Zorrilla, quien desde su clínica especializada en el Recinto de Ciencias Médicas, dedica su vida a brindarle todos los cuidados especiales a las futuras madres con VIH durante su gestación. Por otro lado, los laboratorios de biología molecular de la doctora Idhaliz Flores, en la Ponce Health Science University, emprenden una batalla científica en búsqueda de marcadores genéticos que den paso a la creación de terapias individualizadas para este tipo de pacientes.
Mientras, el avance en un tipo de tumor inflamatorio del cáncer de seno en la Isla ha sido capitaneado en gran parte por la doctora Michelle Martínez, desde los laboratorios de la Universidad Central del Caribe (UCC) en Bayamón, pues su pasión principal es la búsqueda de alternativas científicas en contra de esta enfermedad. Busca, además, que las mujeres tengan mejor calidad de vida.
Desde sus laboratorios se han comprobado las propiedades científicas del hongo medicinal Ganoderma, actuando contra el tumor agresivo de cáncer y la sinergia con el medicamento convencional contra la enfermedad.
Y es que Puerto Rico ha sido pionero en avances clínicos y científicos relacionados con enfermedades emergentes como el cáncer, así como en investigaciones de alto calibre en el campo de las enfermedades gastrointestinales.
Especialistas del calibre de la Dra. Marcia Cruz y la Dra. Esther Torres, han formado parte de trascendentales avances en el tratamiento de enfermedades como el Crohn y el cáncer de colon. Si hablamos de destacadas mujeres y científicas, también hay que mencionar a la doctora ponceña Bárbara Rosado Carrión, quien en el 2005 llegó a Puerto Rico como la primera especialista certificada en gastroenterología con una subespecialidad en trasplante de hígado.
Además, hay que mencionar a otra salubrista puertorriqueña que se destaca como madre y científica: la doctora Rosa Ileana Cruz Burgos, quien es pionera en el campo de la investigación con óvulos vitrificados.
La doctora Cruz marcó un extraordinario precedente clínico en Puerto Rico logrando que una paciente de endometriosis quedara embarazada y diera luz dos gemelos saludables. Igualmente, logró en días recientes repetir una gran hazaña al tratar a una paciente embarazada con distrofia muscular y diera a luz su bebé naciera saludable.
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En el 1987, las futuras madres puertorriqueñas y del mundo recibieron la mejor noticia de podían escuchar en momentos donde muchos de los pronósticos clínicos sobre su periodo de gestación podrían resultar no favorables: la eliminación de la transferencia del VIH de madre a bebé.
Este hito de la ciencia puertorriqueña fue gracias a la labor científica realizada en el 1987, utilizando el medicamento AZT. Más allá, a partir de la revolución médica, se logra establecer un programa de cernimiento prenatal para el VIH en el Centro Médico de Puerto Rico, convirtiéndose la Dra. Zorrilla en aliada directa de las futuras madres de la Isla, al tomar el timón de su carrera trimestral para lograr el nacimiento saludable del bebé.
“Siempre he dicho que hay que ser feliz con lo que uno hace, para hacer feliz a otros. Esto (librar a los bebés del VIH) es lo que me hace feliz. No hay nada más hermoso que la maternidad y el lograr que las madres tengan un embarazo feliz”, dijo emocionada Zorrilla. “Ya hoy día el VIH es una enfermedad conquistada y ningún bebé ha nacido con el virus a partir del 2010”, formuló.
De otra parte, la Dra. Idhaliz Flores concentró sus talentos científicos hacia la conquista de la endometriosis desde que a partir del 2000 se convirtió en una estadística más de la condición en Puerto Rico, época donde apenas existía conocimiento sobre la epidemiología de la enfermedad, su tratamiento ideal y sobre todo era sinónimo de infertilidad para muchas mujeres con el sueño de convertirse en madres.
“Siendo afectada por la condición y sabiendo que esta enfermedad podría causar infertilidad, la búsqueda de las causas de esta condición se convirtieron en algo personal, porque yo, al igual que muchas mujeres, quería convertirme en madre”, confesó la bióloga molecular.
Fue a partir del 2000 que, aún combatiendo los propios síntomas incapacitantes, comenzando por el dolor pélvico que causa la endometriosis, la Dra. Flores se propuso crear la plataforma científica que documentara el curso de la enfermedad en la Isla y la manera en que se pudiese detener el progreso de la enfermedad.
Más allá, la contribución científica de Flores llevó a establecer que una de cada 20 mujeres sufre de endometriosis en Puerto Rico. Además, que existían unos marcadores genéticos que predisponían a ciertas mujeres en sus familias a desarrollar la condición, como ocurrió en su propio caso, pues dos hermanas de la tenían diagnóstico de endometriosis.
“En el cromosoma 10 existe una asociación genética y existen unas mutaciones genéticas a la condición. Pudimos documentar que existía un factor genético dentro de nuestra población y muchas pacientes tenían un historial bien fuerte de endometriosis”, declaró. “Esto a la vez ayudaba a la comunidad clínica del País, pues iban conociendo científicamente los factores moleculares que incidían sobre la enfermedad, y a la misma vez entender mejor la condición, para ir recomendando mejores tratamientos”, esbozó.
A pesar de que Puerto Rico ha logrado avances en el tratamiento de cáncer de seno, aún el tumor de cáncer inflamatorio continúa arrebatando vidas, siendo esta la razón suficiente para que la doctora Martínez se propusiera buscar alternativas científicas que pudieran prontamente convertirse en una terapia complementaria para las pacientes con este tipo de enfermedad.
Las propiedades del hongo Ganoderma han logrado actuar contra líneas celulares del tumor, y en concentraciones bajas, ha logrado la reducción del tumor en un 28 por ciento. Más allá, el trabajo de la doctora Martínez ha logrado demostrar que el hongo combate la resistencia contra el medicamento Erlotinib, una de las terapias usadas contra el tumor.
Mientras, en experimento en modelos de ratones, la concentración inhibitoria disminuyó el tamaño de los tumores en un 28 por ciento, comparado con controles.
“La investigación ha ayudado a que muchos avances se hayan hecho para poder extender la vida de las personas. Hemos aportado a la prevención, tratamiento, manejo y detección de la enfermedad. Sin embargo, seguimos arduamente trabajando para encontrar la cura”, añadió.
La doctora Torres estudió en la Escuela de Medicina de la Universidad de Puerto Rico, donde se graduó en 1972. Comenzó su residencia en Medicina Interna en el Hospital de Veteranos y siguió la especialidad de Gastroenterología con prácticas clínicas en el Hospital de Veteranos, el Hospital Municipal y el Hospital Universitario.
Posteriormente, entró a la Facultad de la Escuela de Medicina. En el 1981, asumió la dirección de la sección de Gastroenterología, y en el 1996 la nombraron directora del Departamento de Medicina Interna, donde se mantuvo como directora del programa de residencia de Gastroenterología.
También, ha trabajado en Investigación Clínica. La doctora explicó el porqué le llamó la atención la investigación de las enfermedades del intestino. “Las enfermedades inflamatorias del intestino, que son colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn eran consideradas como raras en Puerto Rico, pero han ido aumentado su frecuencia hasta convertirse en un problema clínico. Hemos desarrollado una clínica multidisciplinaria dedicada a estas condiciones y realizando estudios para documentar como es el perfil de este paciente en Puerto Rico”.
“El cuidado a nuestros pacientes no se puede separar de nada de lo que hacemos porque nuestra misión como educadores es educar y es compromiso”, aseguró la doctora en torno a la armonización de su función en la fase clínica del paciente y su vida personal. El área de cuidado a pacientes, se puede enfocar desde dos puntos de vista, según la doctora: “la supervisión de estudiantes, residentes y fellows cuidando pacientes, donde uno es el médico responsable y donde ellos hacen el cuidado inmediato y directo”.
“También he hecho siempre cuidado personal. Desde que terminé mi residencia y hasta el día de hoy, atiendo personalmente en las clínicas de la Escuela de Medicina y cuando se hospitalizan en el Hospital Universitario. La práctica de la medicina tiene que ser una práctica en equipo. El trabajo familiar debe ser uno igualmente en equipo”, concluyó.
Por otro lado, la aportación de la doctora Marcia Cruz-Correa en sus investigaciones de la genética del cáncer gastrointestinal, la llevaron a pertenecer a la Junta Asesora Nacional de Cáncer de los Estados Unidos. La profesional de la salud continúa posicionando a la Isla como uno de los mejores centros de investigación en genética del cáncer gastrointestinal, incluyendo aquellos de origen hereditario, en todo el Caribe y Estados Unidos.
La doctora Cruz Correa es reconocida por toda la comunidad científica y de pacientes debido a su capacidad, a su carácter noble y brillante que la han convertido en la directora de Gastroenterología Oncológica del Centro Comprensivo de Cáncer de la Universidad de Puerto Rico (CCCUPR), y responsable de la creación de un registro de cáncer colorrectal en nuestro suelo, estableciendo así una epidemiología clínica cónsona con las necesidades de estos pacientes.
Hay que destacar que Cruz-Correa, además, funge como Catedrática Asociada Adjunta de Cirugía Oncológica MD Anderson Cancer Center de la Universidad de Texas, donde logró crear un centro oncológico integral asociado con el renombrado centro de tratamiento MD Anderson. También, la doctora forma parte del sistema de salud del Hospital de Veteranos para Puerto Rico y el Caribe.
Gracias a ella se realizó el primer registro de cáncer de cáncer de colon y recto en la Isla. Los hombres y mujeres de bata blanca tienen en la doctora Marcia Cruz-Correa, catedrática del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, donde es profesora de Medicina y Bioquímica, un gigante ejemplo de óptima calidad y de primer orden.
El que un paciente inmunodeprimido sobreviva la recurrencia de la infección de hepatitis C luego de una intervención de trasplante de hígado, ha sido parte de los destacados logros de la doctora ponceña Bárbara Rosado Carrión, quien en el 2005 llegó a Puerto Rico como la primera especialista certificada en gastroenterología con una subespecialidad en trasplante de hígado.
En entrevista exclusiva con la Revista Puertorriqueña de Medicina y Salud Pública (MSP), Rosado Carrión, quien funge como presidenta del Instituto de Educación Médica Continua del Colegio de Médicos Cirujanos de Puerto Rico, relató la necesidad de regresar a su patria en el 2005 luego de entrenarse el estado de Minnesota, ya que la Isla contaba con una incidencia mayor de hepatitis C y estaba desprovista de un centro de trasplante de hígado como el que existe hoy día en el Hospital Auxilio Mutuo, dirigido por el doctor Juan del Río desde el 2012. “Uno de los retos de esta subespecialidad es el manejo de los pacientes con hepatitis C con distintas comorbilidades, lo que hacen de su cuadro clínico uno complejo por estar inmunodeprimidos, otros tienen otras necesidades después del trasplante”, expresó la doctora.
“Una de nuestras responsabilidades es establecer los criterios por los cuales un paciente necesitará trasplante. Muchos pudiesen tener las indicaciones, pero hay una serie de requisitos a evaluarse, por ejemplo contraindicaciones como la sepsis. Hay que concienciar a la población sobre la necesidad de donantes de órganos y que la lista de pacientes con necesidad de trasplante es larga. Nuestro mayor reto es mantener a ese paciente vivo en lo que recibe el trasplante”, formuló. Luego de que el paciente recibe un trasplante de hígado, se desarrolla una estrategia de cernimiento individualizado ya que existe la probabilidad de que la infección recurra, sostuvo.
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“Hay pacientes con el mismo diagnóstico de ella, (toma) más tiempo, tardan años, cirugías, múltiples medicamentos, y en el caso de ella todo fue como tan ideal…”, expresó la doctora sobre el caso de la primera mujer con endometriosis que tuvo gemelos por óvulos congelados.
La científica explicó que como parte del proceso para la vitrificación de óvulos o cualquier método de reproducción asistida es importante preparar a la paciente psicológicamente, porque deben estar conscientes de lo negativo y lo positivo que pueda ocurrir.
“Los aspectos psicológicos de estos temas son súper importantes. Lo primero es que tú no te tienes que sentir arrepentido, avergonzado de lo que has hecho…”, dijo la doctora, quien catalogó como un “acto de amor” los procedimientos como la vitrificación de óvulos.
Hace aproximadamente tres semanas, una mujer de la zona sur de la Isla, quien padece distrofia muscular miotónica, dio a luz mediante una cesárea a una niña en perfecto estado de salud, tras haberse sometido al procedimiento de Diagnóstico Genético Preimplantación (PGD, por sus siglas en inglés) también en la oficina de la doctora Rosa Ileana Cruz Brugos, endocrinóloga reproductiva, convirtiéndose en la segunda paciente con distrofia en Puerto Rico en someterse a este procedimiento y haber dado a luz un hijo sin su condición.
Hace 6 años, la doctora Cruz Burgos trabajó el primer caso de PGD en una mujer con distrofia muscular, la que tuvo a su bebé saludable, y actualmente trabaja en un tercer caso de un paciente con distrofia. La diferencia de este último es que el padre es quien padece de la distrofia.
Este procedimiento, explicó la doctora, consiste en consultar un genetista, quien identifica el cromosoma y gen afectados. Se le explica al paciente el procedimiento de fertilización in vitro, se adquieren muestras de sangre de los familiares afectados con la condición para luego enviarlos a los laboratorios de genética y así conocer dónde y cuál es el defecto. Usando ese modelo, van al embrión a ver si tiene la condición.
“El laboratorio nos va a reportarla condición genética de todos los embriones que se le haga biopsia”, agregó.
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Además de contribuir al campo científico de la Isla, estas profesionales de la salud comparten la bendición de ser madres. Y es que la Dra. Zorrilla logró eliminar la transmisión del VIH de madre a infante, concibiendo a su hija Carmen Beatriz Arsuaga, hoy día una veterinaria y quien hace una especialidad en investigación en los Estados Unidos.
“Fue precisamente en una reunión de ese comité, que un compañero geneticista me comentó que había usado muestras de embarazadas para hacer la prueba de VIH y 1.8 por ciento salieron positivas. Luego de esto, decidimos hacer un estudio anónimo para confirmar y encontramos 1.4 por ciento de cero prevalencia. Mi sentido de responsabilidad y compromiso me llevó a comenzar un programa de cernimiento prenatal universal del VIH. Comenzamos a ver embarazadas, y la conexión fue personal, pues yo estaba embarazada también atendiendo a las embarazadas, viviendo con VIH”, recordó emocionada.
“Nosotras nos compartimos científicos, escribimos juntas un artículo y la veo ahora como una aliada en la investigación científica”, dijo orgullosa. Mientras, la Dra. Flores es madre hoy día de una jovencita de 12 años, gracias a los métodos de reproducción asistida que existen hoy día. Su hoja, desde temprana edad, ha mostrado su interés en el campo científico.
“Superé lo peor de la condición, que es pensar que no se podrá ser madre. El embarazo me ayudó a mejorar mis síntomas. La maternidad es algo maravilloso y más aún en una condición que te dicen que a lo mejor no podrás lograrla. Fui madre después de luchar por ocho años contra la condición”, celebró.
“Toda esta evolución de la endometriosis en Puerto Rico ha ayudado además de a la comunidad clínica, a concienciar a las pacientes que endometriosis no es sinónimo de infertilidad. Hemos avanzado mucho en la condición, el perfil de las pacientes, su aspecto genético y a nivel mundial reconocen nuestro trabajo y eso es un orgullo”, afirmó.
Para la doctora Martínez, la maternidad fue una sorpresa en el 2004, siendo estudiante doctoral. Andrea, es su compañera de aventuras y ha mostrado interés por ser doctora, en medio de su pasión por leer libros y leerle cuentos a los niños en su escuela Montessori.
En cuanto a la concienciación sobre el cáncer, la doctora recordó que “una vez le conté la historia de estos extraterrestres que vinieron a la tierra y de la única manera en que podían regresar a su planeta era si se encontraban unos a los otros mandando señales especiales que solo ellos reconocerían y ayudarían a unirse en una bola gigante. La creación de esa bola era necesaria para que se creara un portal especial que los llevaría directo a su planeta. Resulta ser que esa es la manera en que las células de cáncer inflamatorio de seno se comunican y se unen para crear esferoides, lo cual es necesario para crear vasos linfáticos y sanguíneos…”
Finalmente, en cuanto a su mayor exhortación a las pacientes con cáncer de seno, sostuvo que “deben tener una buena relación con su médico y que comunicación sea abierta. A los familiares y amistades que les den mucho apoyo. También, es muy importante un buena alimentación, ejercicios, hacer actividades que les llene física y emocionalmente, ya que esto contribuye a la mejoría y sanación”.