El herpes, una infección viral de alta prevalencia, sigue siendo un reto para la salud pública debido a su impacto emocional y su vínculo con enfermedades como el VIH.
El virus del herpes simple (VHS) tipo 1 y tipo 2 provoca infecciones crónicas que persisten de por vida y están ampliamente distribuidas a nivel global, generando un impacto significativo tanto en la salud como en la economía. Aunque se manifiestan de manera diferente, ambas infecciones comparten características comunes.
El virus del herpes simple (VHS) tipo 1 generalmente causa infecciones orales, como el herpes labial, aunque también puede afectar la zona genital. En cambio, el VHS tipo 2 es la principal causa del herpes genital, una enfermedad de transmisión sexual. Ambas infecciones son crónicas, ya que el virus permanece latente en el cuerpo y puede reactivarse en situaciones de estrés, enfermedad o inmunosupresión.
Además de las dolorosas lesiones genitales, el herpes puede impactar negativamente la vida emocional y social de los pacientes, afectando relaciones sexuales, calidad de vida y contribuyendo a problemas de salud mental como depresión y ansiedad.
Asimismo, la infección por VHS-2 aumenta el riesgo de transmisión y adquisición del VIH, creando una sinergia epidemiológica que agrava la situación de los afectados. Dada su relevancia, es crucial seguir investigando y comprendiendo mejor estas afecciones.
Un estudio global sobre la infección por herpes genital
Un reciente estudio publicado en la revista Sexually Transmitted Infections ha revelado cifras alarmantes sobre la prevalencia de las infecciones genitales por herpes simple (VHS) a nivel mundial, además de desglosar los datos por región y sexo. La investigación, que analizó los casos de infección por los tipos de virus HSV-1 y HSV-2 en 2020, pone de manifiesto la magnitud de esta enfermedad y la presión que ejerce sobre los sistemas de salud globales.
Según los hallazgos del estudio, en 2020 se estimó que 376,2 millones de personas entre los 15 y los 49 años convivían con infecciones genitales por HSV-1, lo que representa un 10,2 % de la población en este rango de edad. En cuanto al HSV-2, que es la principal causa de herpes genital, aproximadamente 187,9 millones de personas se vieron afectadas. En total, se calcula que 204,6 millones de personas en este grupo etario experimentaron al menos un episodio de síntomas relacionados con el herpes genital en 2020, de los cuales la mayoría (187,9 millones) se atribuyen al HSV-2.
El estudio también desglosa los datos por región y por sexo, destacando que las tasas de infección son altas a nivel mundial, con una distribución relativamente homogénea en todas las regiones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, las tasas varían ligeramente entre países de altos y bajos recursos, y se observa una prevalencia mayor en mujeres que en hombres.
Aunque la mayoría de las personas infectadas por herpes genital tienen pocos síntomas o experimentan episodios esporádicos, la alta prevalencia de la enfermedad sigue teniendo un impacto considerable en la salud pública.
El herpes genital ejerce una presión significativa sobre los sistemas de salud, que ya están sobrecargados debido a otras infecciones de transmisión sexual (ITS), incluido el VIH.
El estudio también destaca la falta de programas específicos para la prevención y el control del herpes, incluso en países con recursos médicos avanzados. A pesar de que existen métodos de prevención como los preservativos y la terapia antiviral, estos han tenido un impacto modesto en la reducción de las tasas de incidencia.
El estudio subraya la necesidad de desarrollar vacunas profilácticas y terapéuticas contra el herpes como una estrategia clave para frenar la transmisión del virus y reducir la carga económica asociada con las infecciones. Actualmente, no existe una cura para el herpes, lo que convierte a las infecciones en crónicas y difíciles de manejar.
Los expertos insisten en que el desarrollo de vacunas podría tener un impacto positivo en el control de la enfermedad, tanto a nivel individual como comunitario.
Otro de los aspectos destacados por los autores del estudio es la estigmatización que rodea al herpes genital. A pesar de ser una infección común, se habla muy poco de ella en la sociedad, lo que contribuye a la falta de conciencia sobre su prevalencia y las opciones de tratamiento disponibles. Esto no solo perpetúa la ignorancia y el miedo, sino que también dificulta la educación en salud sexual y la prevención efectiva de la enfermedad.
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