Si se administra erróneamente, este medicamento puede ser contraproducente para la salud y derivar en condiciones graves de tipo endocrino.
La dexametasona se ha convertido en un medicamento muy usado en la lucha contra el coronavirus o SARS-Cov, sin embargo, en ocasiones, ha sido usado de forma indiscriminada, incluso por personas que, sin asistir a consultas médicas, lo usan por recomendaciones que han escuchado de otros.
Por ello, los expertos están alertando sobre los riesgos que se corren si este fármaco es usado de forma preventiva. "No es un medicamento preventivo. Ningún corticoide debería tomarse sin receta y sin síntomas", ha destacado Santiago Andrés, presidente de la Academia de Farmacia Reino de Aragón.
Amplio uso de la dexametasona
La dexametasona es un corticoide que de manera natural genera el propio organismo humano, en las hormonas suprarrenales. "Es el antiinflamatorio más efectivo y por ello está dando buenos resultados en pacientes graves", ha destacado Andrés. Enfatizando que, aunque el cuerpo lo genera, el medicamento que se administra a los pacientes se fabrica sintéticamente y en dosis mucho más elevadas.
De hecho, este medicamento también tendría efectos adversos importantes como la aparición de edemas, osteoporosis, diabetes, cataratas o glaucomas. Incluso, incrementa el riesgo de padecer enfermedades de tipo infeccioso, algunas de ellas por gérmenes o microbios que en condiciones normales serían inocuas para cualquier persona. Por ello, en ocasiones se recomienda a quien la toma que evite a personas contagiadas, especialmente si lo están de enfermedades como la viruela, tuberculosis o sarampión.
Neumonía por COVID-19 y dexametasona para su tratamiento
Andrés ha recordado que existen cuatro tipos de pacientes COVID: asintomáticos y que no necesitan medicación; los que sufren un malestar general, como en una gripe y que deben ser tratados con paracetamol; los que tienen afecciones pulmonares, "doble neumonía", y los que derivan en una tormenta de citoquinas, "que implica la formación de coágulos que estropean las arterias y afectan a corazón y pulmones". En estos dos últimos supuestos -doble neumonía y tormenta de citoquinas- está siendo muy relevante el uso de la dexametasona.
"Es importante que sea un médico el que controle la dosis necesaria para el paciente", ha recalcado. "Es necesario que exista una prescripción y que el paciente presente síntomas", ha enfatizado. De hecho, las tres características de la dexametasona son su labor antiinflamatoria, antialérgica y también es un inmunodepresor. "Baja las defensas, pero salva vidas", sostuvo Andrés.
Al tratarse de un inmunodepresor, Andrés ha destacado, que su uso como "prevención" podría provocar efectos adversos. "Al bajar las defensas, puede aumentar la posibilidad de contagio. Por ello, nunca hay que tomarlo sin indicación médica", ha recordado.
Mal uso de la dexametasona y los peligros de usarla sin vigilancia médica
La dexametasona al ser una hormona análoga de cortisol, otorga algunos beneficios como los mencionados anteriormente, pero baja las defensas del cuerpo humano e incluso las llega a bloquear completamente. Por lo tanto, un paciente que se auto medica con dexametasona u otros tipos de cortisol, se arriesga a inmunosuprimirse.
En todo caso, un médico siempre será necesario para controlar su uso ya que la automedicación de cortisol u análogos es una de las principales razones por las que aumentan los índices de Síndrome de Cushing, Acantosis nigricans y resistencia vascular periférica.
Uno de los corticoides preferidos en el tratamiento de múltiples condiciones inflamatorias
Usualmente se utiliza dexametasona para tratar algunos tipos de artritis, condiciones de la piel, tiroides y trastornos autoinmunes como la colitis ulcerosa, asma y otras alergias severas. Además, tiene otros usos ampliamente compartidos por la comunidad médica como el combatir algunos efectos secundarios de la quimioterapia e, incluso, como medicamento tras cirugías como la dental.
La dexametasona viene en comprimidos de 4, 8, 20 y 40 miligramos. Se toma normalmente a dosis de 0,5 a 10 mg al día, dependiendo de la enfermedad que esté siendo tratada.