El Departamento de Salud de Puerto Rico ha reportado que agosto fue el mes en el que más muertes hubo por COVID-19 en la isla.
César Fuquen Leal
Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública
El Departamento de Salud de Puerto Rico ha reportado que agosto fue el mes en el que más muertes hubo por COVID-19 en la isla. Además, el Sistema Municipal de Investigación de Casos y Rastreo de Contactos (Smicrc) ha evidenciado que agosto tuvo el mayor repunte de casos del nuevo coronavirus. Lo que supone un serio y difícil panorama en materia de salud pública.
La Revista Medicina y Salud Pública (MSP) consultó con la Dra. Ángeles Rodríguez, infectóloga y epidemióloga quien analizó desde el punto de vista salubrista el comportamiento de la población boricua y todo lo concerniente al informe de las entidades antes mencionadas.
“Esas cifras son la consecuencia del comportamiento de la gente. Entre más la gente se expone, más casos van haber. Los últimos días los casos han estado disminuyendo porque el acceso a las pruebas ha disminuido, así que no es que las medidas estén dando resultado, es lo mismo que hay en Estados Unidos, si se hacen menos pruebas, obviamente habrá menos reportes de contagio”, cuestionó la Dra. Rodríguez.
Estadísticamente hablando, el informe del Smicrc evidenció un dramático aumento de contagio de COVID en las familias puertorriqueñas, específicamente el 57% de los brotes ocurrieron en reuniones familiares.
“Una persona infectada, ya sea que viniera de afuera o que no fuera de ese núcleo familiar, asiste a una reunión donde hay otras personas que no son de esa unidad de esa casa y obviamente expone a los otros a estar infectados. (...) La gente piensa: ‘Como es mi familia no me va a infectar’ y eso es un concepto errado. Una persona se puede infectar afuera y llevar la infección a la casa”, alertó la galena.
El informe evidenció que en el mes de agosto también hubo un 5% de los brotes en hogares de envejecientes, orfanatos e iglesias.
“En términos de resultados de las estrategias que se están tomando, yo no creo que vaya a haber una mejoría significativa porque la gente no está respondiendo al llamado de salud pública. La gente sigue asistiendo a sitios de reuniones, especialmente las personas jóvenes, a beber, reunirse, socializar, así que se arriesgan”, advirtió la infectóloga.
Un aspecto que preocupa bastante a la comunidad salubrista de la isla es que después de la reapertura económica se registró un significativo aumento (30%) de contagio en centros de distribución, cuarteles, oficinas, fábricas textiles, entre otros sectores de la economía. Además, el 5% de contagio se registró porque los trabajadores contagiaron a sus familias.
“El factor de riesgo más grande es que las personas van a trabajar estando enfermas y eso ocurre en los hospitales también. Las personas llegan con sintomatología, entienden que no es una sintomatología severa, por lo tanto piensan que no es COVID y aún así se van a trabajar. Otro de los problemas es que a muchos lugares van y se hacen la prueba rápida, que tiene muchísimos falsos negativos y se sienten seguros de que no tienen nada. Sí tienen la enfermedad, van a trabajar y se la pegan a su compañero y eso es más difícil de resolver. La falta de acceso a las pruebas moleculares y la necesidad de la gente de trabajar y ganarse su sustento conspiran para este tipo de situaciones”, advirtió la Dra. Ángeles.
Los salubristas de la isla siguen cuestionando que las medidas que tomó el gobierno al levantar el lockdown en junio fueron apresuradas. La Dra. Ángeles considera que si se hubiera esperado más tiempo para abrir, la situación actual no sería tan lúgubre.
“Abrir la economía en junio fue un error. Si hubiéramos esperado un poco más no estaríamos en esta situación. En ese momento los datos no justificaban abrir. Si se hubiese permanecido en el lockdown y se hubiese hecho en ese momento, que aún era tarde, pero si se hubiera hecho en marzo el rastreo y la búsqueda de casos, el aislamiento y la contención de los infectado, habíamos podido abrir después con menos consecuencias. Al momento en que abrimos, todavía los casos estaban subiendo, lo que no había era hospitalizaciones y muertes y se utilizó ese parámetro para sentirse seguro de que era un buen momento para abrir y estamos viendo el resultado. Se advirtió”, criticó la especialista.
La Dra. Ángeles es fiel partidaria de que las altas cifras de coronavirus que registra actualmente Puerto Rico, se debieron principalmente a las celebraciones familiares y multitudinarias como el día del padre y el cuatro de julio.
“El día de los padres, que fue el segundo domingo de junio en Puerto Rico, para esa fecha fue que se abrió el comercio entendiendo que los empresarios estaban desesperados de que era la última fecha en que podían mover las ventas y los negocios aprovechar para atraer mercadeo y lo hicieron. La gobernadora, a pesar de que el equipo médico no estuvo presente porque no fue aprobada -la reapertura-, hizo la conferencia de prensa y anunció la apertura. Ya para finales de junio, la curva estaba claramente subiendo, en julio siguió subiendo y en agosto explotó significativamente porqué aun cuando a finales de julio se intentó poner restricciones, ya esas personas expuestas estaban el 4 de julio, una fecha en que también la gente se descuidó y salió a la playa a celebrar y miren lo que pasó. Ahora pusieron ley seca a partir de las siete de la noche pero eso no se está respetando, los negocios siguen vendiendo alcohol hasta la hora que sea, y la gente sigue en los negocios hasta que les da la gana porque ya el gato no se quiere meter a la bolsa”, reprendió la epidemióloga.
La situación del coronavirus en Puerto Rico es tan difícil actualmente, que la doctora augura un difícil panorama en materia de salud pública si la vacuna contra el SARS-CoV-2 no aparece pronto.
“Yo no creo en la posibilidad de que tengamos una vacuna efectiva antes de que pase diciembre y si eso es así, vamos a tener un repunte de casos significativo. Esperemos a ver qué pasa, pero yo no estoy muy optimista con el futuro inmediato”, dijo preocupada.
Al indagar a la Dra. Ángeles sobre si es efectivo que el gobierno cierre nuevamente la economía para detener el virus no ve tan viable esa medida porque considera que “la gente no la va a tolerar”.
“Después de cinco meses, la gente está aburrida de estar en la casa, que todo esté vacío. Ahora se acercan las Navidades y hay toda una medida de salubridad basadas en la educación porque la gente puede salir si mantiene el distanciamiento social, el lavado de manos, la mascarilla correctamente, si el estado fortalece significativamente la búsqueda de casos y si hay pruebas para identificar a los asintomático, que son la fuente principal de infección”, expresó Rodríguez.
Los meses que vienen serán determinantes en el rumbo que tendrá Puerto Rico con la pandemia. Sobre todo, porque el sistema de salud de la isla no solo lucha contra el COVID-19, sino que también tendrán una ardua pelea contra dos enfermedades que están surgiendo en la isla: el dengue y la influenza.
“La gente debe entender que vamos a entrar en unos meses que van a ser sumamente peligrosos para la salud de la gente. Estamos entrando en una época de transmisión de dengue significativa en Puerto Rico, los casos están aumentando. Viene la influenza, la influenza y el COVID tienen síntomas similares. Vacúnese contra la influenza. Si tomamos las medidas y evitamos dos, de las tres posibles epidemias, vamos a tener en Puerto Rico un mejor panorama y si mantenemos las prevenciones del distanciamiento y de protección personal pensando no solamente en nuestra seguridad personal, sino pensando en que el país pueda salir y retomar la normalidad. Si nosotros comenzamos a contener este virus significativamente podremos evitar tener que pasar las Navidades haciendo funerales”, exhortó la infectóloga Ángeles Rodríguez en diálogo con MSP.