Anomalías en las pruebas de resistencia revelarían causas de muerte no cardiovasculares: estudio

El cáncer se posicionó como la primera causa de muerte dentro del estudio, seguido de la enfermedad cardiovascular.

María Camila Sánchez

    Anomalías en las pruebas de resistencia revelarían causas de muerte no cardiovasculares: estudio

    La prueba de resistencia en cinta de correr con electrocardiograma (ECG), también conocida como prueba de esfuerzo, es una de las pruebas más conocidas en medicina. Está diseñada para determinar si una o más de las arterias coronarias, que alimentan el corazón, contienen depósitos de grasa que bloquean un vaso sanguíneo en un 70% o más.

    Un reciente estudio de Mayo Clinic revela que las anomalías en las pruebas de resistencia, como la baja capacidad aeróbica funcional, predicen causas de muerte no cardiovasculares, como el cáncer, además de las muertes asociadas a enfermedades del corazón. 

    Esta prueba no es invasiva, por el contrario, es fácil de realizar y proporciona información diagnóstica importante. Además del propio ECG, la prueba produce datos sobre la capacidad aeróbica funcional, la recuperación de la frecuencia cardiaca y el índice cronotrópico, la medida estandarizada de la frecuencia cardiaca durante el ejercicio que refleja la edad, la frecuencia cardiaca en reposo y el estado físico.

    "En nuestra cohorte de pruebas de resistencia, las muertes no cardiovasculares se observaron con más frecuencia que las cardiovasculares", dice el Dr. Thomas Allison, M.P.H., director del Centro Integrado de Pruebas de Esfuerzo de Mayo Clinic y autor principal del estudio. 

    "Aunque se trataba de una prueba de esfuerzo cardiaca, descubrimos que el cáncer era la principal causa de muerte, con un 38%, mientras que sólo el 19% de las muertes eran cardiovasculares". 

    "Los resultados de la prueba de resistencia, incluida una capacidad de ejercicio baja, una frecuencia cardiaca máxima baja y una recuperación lenta de la frecuencia cardiaca tras la prueba de esfuerzo, se asociaron a un aumento de la mortalidad."

    El estudio analizó a 13.382 pacientes que no tenían problemas cardiovasculares de base ni otras enfermedades graves y que habían realizado pruebas de esfuerzo en la Clínica Mayo entre 1993 y 2010, a los que se siguió de cerca durante un periodo medio de 12,7 años.

    Los hallazgos sugieren que los médicos deben centrarse no sólo en los resultados del ECG, sino también en los datos de los resultados de la prueba de esfuerzo, como la baja capacidad aeróbica funcional, el bajo índice cronotrópico y la recuperación anormal de la frecuencia cardíaca. 

    Hay que animar a los pacientes a que aumenten su actividad física si estos resultados son atípicos, aunque los resultados del ECG no muestren un riesgo cardiovascular significativo, afirma el Dr. Allison.

    Fuente consultada aquí.

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