Ataque contra los CDC revive temores en la salud pública y el uso de las vacunas

Un hombre de 30 años, motivado por creencias antivacunas y teorías conspirativas sobre la COVID-19, abrió fuego contra varios edificios del CDC en Atlanta, dejando un policía muerto y daños graves a la infraestructura.

Ernesto Guevara Corretjer

    Ataque contra los CDC revive temores en la salud pública y el uso de las vacunas

     Un violento tiroteo cerca del campus del Centers for Disease Control and Prevention (CDC) en Atlanta ha sacudido a la comunidad científica y encendido alertas sobre la peligrosa confluencia entre desinformación antivacunas y seguridad institucional. El ataque, que dejó como saldo la muerte de un policía y daños materiales significativos, ha reavivado el debate sobre la violencia motivada por teorías conspirativas.

    Patrick Joseph White, de 30 años y residente de Kennesaw, Georgia, abrió fuego contra varios edificios del CDC. Según las autoridades, creía que la vacuna contra la COVID-19 había provocado su depresión y pensamientos suicidas, una versión que había compartido con su padre días antes del ataque. El oficial David Rose, de 33 años, exmilitar y miembro del Departamento de Policía del Condado de DeKalb, murió al responder a la emergencia. White fue hallado muerto en una farmacia CVS frente al campus; la investigación continúa para determinar si se trató de un suicidio o un disparo policial.

    Aunque no hubo víctimas civiles, el tiroteo dejó impactos de bala en al menos cuatro edificios y obligó a la evacuación parcial del personal. El CDC activó protocolos de seguridad, ordenó el trabajo remoto y ofreció apoyo psicológico a sus empleados. Varios trabajadores relataron que permanecieron refugiados durante horas mientras las fuerzas de seguridad aseguraban la zona.

    Las autoridades contabilizaron más de 180 disparos, 85 ventanas destruidas y decenas de puertas dañadas. La magnitud de los daños ha obligado a suspender actividades presenciales y a trasladar reuniones clave a formato virtual. El sindicato de empleados del CDC (AFGE Local 2883) exigió que se condene públicamente la desinformación sobre las vacunas y que no se ordene el regreso a las oficinas hasta que se garantice la seguridad completa de las instalaciones.

    El excirujano general de Estados Unidos, Dr. Jerome Adams, criticó la reacción del secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., calificándola de "tibia" y advirtiendo que "el liderazgo en momentos de crisis es crítico; una respuesta tardía solo profundiza las heridas y amplifica un peligroso sentido de traición entre los trabajadores de salud pública" (STAT News).

    Desde la agrupación Fired but Fighting, Abby Tighe señaló que "quienes están en esta administración han sembrado desconfianza entre el pueblo estadounidense, deshumanizando al personal del CDC y presentándonos como villanos" (GPB News).

    Por su parte, la decana de la Escuela de Salud Pública de Yale, Dra. Megan Ranney, alertó que "la incitación en línea y las falsedades tienen consecuencias reales. Cuando un sector entero es deshumanizado, las amenazas verbales inevitablemente se traducen en daños físicos" (Fierce Healthcare).

    Expertos en salud pública advierten que el atentado podría tener un impacto duradero en la moral interna del CDC y en la confianza ciudadana hacia las instituciones sanitarias. Las investigaciones continúan para determinar el origen de las armas utilizadas y el grado de planificación del ataque.



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