El cáncer de pulmón es uno de los tipos más comunes de cáncer en todo el mundo y suele ser causado por la exposición al humo del tabaco.
La incidencia del cáncer ha aumentado en todo el mundo en las últimas décadas, y aunque puede originarse en cualquier parte del cuerpo, se suele clasificar en dos tipos principales: el microcítico, caracterizado por la presencia de células pequeñas, y el no microcítico, en el que las células no son pequeñas.
Radiografía de Pecho: Es la primera prueba en busca de manchas en los pulmones.
Tomografía computarizada: Es una clase especial de radiografía que muestra imágenes detalladas del interior del cuerpo.
Tomografía por emisión de positrones: Conocido como PEP, se le administra un tipo de azúcar para observar dentro del cuerpo con una cámara si hay cáncer. El azúcar será la zona destacada, unos puntos que brillan y allí se encuentra el cáncer.
Broncoscopia: Se pasa un tubo delgado y flexible por la boca el cual tiene una luz que llega hasta los bronquios. El médico puede observar a través de este si hay tumores, también se puede utilizar para hacer una biopsia.
Análisis de sangre: Informan sobre el estado de salud pero no determinan si hay cáncer de pulmón.
Biopsia de pulmón: El doctor extrae un fragmento pequeño de tejido o líquido donde podría estar el cáncer, se analiza para determinar si tiene células cancerosas.
La cirugía y la radiación se usan para tratar el cáncer indica la Sociedad Americana contra el Cáncer. Los medicamentos de quimioterapia, terapia dirigida e inmunoterapia pasan por todo el cuerpo y estos tratamientos pueden llegar a las células cancerosas como en cualquier parte del cuerpo.
En cuanto al tratamiento dependerá de la etapa del cáncer, las probabilidades de que el tipo sea el correcto, la edad del paciente y los otros problemas de salud que pueda tener.
Cirugía: Si el cáncer está en etapa inicial el médico podría sugerir la cirugía para extirpar todo el pulmón o parte del mismo.
En algunas ocasiones, se acumula líquido en el pecho causando problemas respiratorios y este se puede extraer al introducir un pequeño tubo por el pecho inyectando un medicamento que ayuda a sellar el espacio para evitar que el líquido se acumule nuevamente.
En la mayoría de los casos, el cáncer de pulmón no microcítico se trata con cirugía y radiación.
Radioterapia: La radiación usa rayos de alta energía conocidos como rayos X para destruir las células cancerosas. Si es cáncer de pulmón no microcítico se usa con mayor frecuencia la radiación después de la cirugía.
También se puede usar este procedimiento para aliviar síntomas como dolor, sangrado, dificultad para tragar u otros problemas relacionados con el cáncer de pulmón que puede haber crecido y se propagó en otras áreas como los huesos.
Quimioterapia: Es el uso de medicamentos para combatir el cáncer los cuales se pueden inyectar en una vena o ingerir a través de pastillas. Estos fármacos ingresan a la sangre y se extienden por el cuerpo, en su mayoría se administra la quimioterapia para el cáncer de pulmón no microcítico.
Terapia dirigida: Los medicamentos se pueden usar para los cánceres de pulmón que tienen proteínas anormales ya que afectan principalmente a las células cancerosas y no a las normales del cuerpo. Pueden hacer efecto si otros tratamientos no lo hacen. Además, pueden causar efectos secundarios diferentes a los de la quimioterapia.
Inmunoterapia: Es un tratamiento que estimula el sistema inmunitario o se usan versiones artificiales de partes del sistema que atacan a las células del cáncer de pulmón. Muchos de estos tipos de tratamiento se usan para el cáncer de pulmón y se pueden administrar los medicamentos por vía intravenosa.
La Asociación Americana contra el Cáncer señala que durante los primeros dos o tres días luego del tratamiento es necesario tener citas médicas y tomografías cada tres a seis meses.