Es curioso que este riesgo asociado no fue significativamente diferente entre los fármacos antiepilépticos inductores de enzimas y los fármacos antiepilépticos no inductores de enzimas hepáticas.
Más datos vinculan la epilepsia con aumento significativo del riesgo de eventos adversos cardiovasculares mayores, incluidos ictus o arritmias.
En un estudio retrospectivo grande de cohortes, el riesgo de eventos cardiovasculares fue 58% mayor en pacientes con epilepsia que recibieron tratamiento con fármacos antiepilépticos, en comparación con sus pares que no tenían epilepsia.
Es curioso que este riesgo asociado no fue significativamente diferente entre los fármacos antiepilépticos inductores de enzimas y los fármacos antiepilépticos no inductores de enzimas hepáticas.
Aunque estos hallazgos se suman a los de estudios previos sobre riesgo cardiovascular, dejan abiertas ciertas interrogantes para investigación futura, señalaron los autores.
"Se necesita más investigación en este campo que ayude a estratificar los riesgos cardiovasculares de personas con epilepsia y determinar cuáles efectos, si los hay, tienen los fármacos antiepilépticos individuales", comentó a Medscape Noticias Médicas el investigador del estudio, William Owen Pickrell, Ph. D., profesor clínico asociado honorario en la Swansea University Medical School, en Swansea, Reino Unido.
Los hallazgos fueron publicados el 27 de mayo en la versión electrónica de Epilepsia.
Investigación escasa
La tasa de mortalidad en pacientes con epilepsia es más alta que en la población general, y los eventos cardiovasculares asociados con los fármacos antiepilépticos pueden contribuir a esta diferencia. Investigación previa ha demostrado un vínculo entre fármacos antiepilépticos y mayor riesgo de ictus, infarto de miocardio y arritmias.
Además, los fármacos antiepilépticos inductores de enzimas, la mayor parte de los cuales son fármacos más antiguos, se han asociado con niveles elevados de colesterol total y colesterol de lipoproteína de baja densidad. Sin embargo, son escasos los datos relativos a los efectos de estos fármacos sobre los eventos cardiovasculares, señalaron los investigadores actuales.
Para el estudio los investigadores analizaron registros de consultorios de atención primaria y de atención secundaria en Gales, e identificaron pacientes a los que se había diagnosticado epilepsia entre enero de 2003 y diciembre de 2017. Los pacientes elegibles tenían un mínimo de 18 años de edad, y se contó con datos de un periodo mínimo de 6 meses antes y después de la fecha del diagnóstico (n = 10.241; 52% integrado por hombres; media de edad: 49,6 años).
Los investigadores también identificaron un grupo de control de participantes a los que no se les había diagnosticado epilepsia (n = 35.145). Cuatro pacientes de control fueron equiparados con cada paciente con epilepsia teniendo en cuenta edad, sexo, posición socioeconómica y año de ingreso en el estudio.
Un total de 5.819 de estos participantes fueron equiparados con más de un paciente con epilepsia, lo que dio lugar a un total de 40.964 pacientes de control.
El criterio principal de valoración del estudio fue un evento cardiovascular mayor, que los investigadores definieron como paro cardiaco, infarto de miocardio, ictus, cardiopatía isquémica, arritmia clínicamente importante, tromboembolia, inicio de insuficiencia cardiaca o muerte por causas cardiovasculares. Los datos de estos eventos fueron obtenidos de los registros de atención médica y los certificados de defunción.
"Utilizamos datos entre la población, recopilados de manera sistemática, que nos permitieron estudiar gran número de personas con epilepsia y gran número de eventos cardiovasculares mayores", destacó Pickrell. El uso de datos en el ámbito de la población también redujo el riesgo de sesgo de reclutamiento.
Del grupo con epilepsia, 31% recibió fármacos antiepilépticos inductores de enzimas y 69% recibió fármacos antiepilépticos no inductores de enzimas.
Los pacientes con epilepsia tuvieron más probabilidad de tener peso subnormal u obesidad, diabetes, hipertensión y dislipidemia. Además, tuvieron más probabilidad que el grupo de control de haber tenido un ictus previo o de que se les hubiera prescrito un antiagregante plaquetario, un anticoagulante o una estatina.
Datos sobre índice de masa corporal faltantes
Los resultados demostraron que ocurrieron 2.115 eventos cardiovasculares adversos mayores en el grupo con epilepsia y uso de fármacos antiepilépticos durante una media de seguimiento de 6 años. En los participantes del grupo de control ocurrieron 4.457 eventos cardiovasculares adversos mayores durante una media de duración de seguimiento de 7 años.
El hazard ratio (HR) para eventos cardiovasculares en los pacientes fue de 1,47, en comparación con el grupo de control (IC 95%: 1,45 a 1,50; p < 0,001). Después de ajustar variables como edad, sexo, privación socioeconómica, tabaquismo, comorbilidades y covariables dependientes del tiempo, el hazard ratio para eventos cardiovasculares aumentó a 1,58 (IC 95%: 1,51 a 1,63; p < 0,001).
Los pacientes que recibieron fármacos antiepilépticos inductores de enzimas mostraron más probabilidades de tener entre 18 y 64 años de edad y menos probabilidades de tener 75 años o más, en comparación con los que recibieron fármacos antiepilépticos no inductores de enzimas.
El hazard ratio sin ajuste para eventos cardiovasculares fue de 1,12 (IC 95%: 1,04 a 1,20; p= 0,004) en los pacientes que recibieron fármacos antiepilépticos no inductores de enzimas, en comparación con los pacientes que recibieron fármacos antiepilépticos inductores de enzimas. Sin embargo, el hazard ratio ajustado para eventos cardiovasculares no fue significativamente diferente entre los grupos.
Pickrell señaló que aun cuando el índice de masa corporal es un factor de riesgo para eventos cardiovasculares, los investigadores no pudieron tenerlo en cuenta en el análisis debido a que faltó gran proporción de datos sobre esta variable.
"Es posible que las diferencias en el índice de masa corporal pudieran contribuir en parte al mayor riesgo de eventos cardiovasculares en el grupo con epilepsia", destacó.
El estudio fue financiado por Health Data Research UK. Pickrell ha recibido honorarios por consultoría de GPW Pharma y Arvelle Therapeutics y una beca de investigador de UCB Pharma. El Dr. Sirven ha declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.