La humanitaria labor de curar heridas de damnificados en medio de la fragilidad y el dolor: Dra. Marrero

La médico de atención primaria lleva más de 5 años atendiendo voluntariamente a la población afectada por emergencias ambientales.

Luisa Ochoa

    La humanitaria labor de curar heridas de damnificados en medio de la fragilidad y el dolor: Dra. Marrero

    La Dra. Lourdes Marrero, conoce de primera mano los graves daños que pueden llegar a generar en la población las emergencias ambientales como los terremotos, huracanes, tsunamis o tormentas tropicales.

    La médico boricua ha atendido voluntariamente a centenares de pacientes no solo de Puerto Rico, su tierra, sino en Latinoamérica y el Caribe, quienes han recibido atención médica, curación de heridas, suministro de medicamentos y apoyo social en medio de un entorno devastador, en el que abundan los refugiados, casas destruidas, escombros y personas enfermas.

    Es médico de atención primaria certificada en el cuidado de heridas con una sólida experiencia en centros de atención a largo plazo, SNF, cuidados paliativos, atención domiciliaria y práctica privada. También ha sido consultora en la práctica de atención primaria de la industria gubernamental en Trujillo Alto y es directora médica de la clínica hiperbárica y de cuidado de heridas HAM. 

    Su carisma y disposición continua la han llevado a servir a la población y sin importar la situación que presenten los pacientes, los motiva a salir adelante, confiar en los profesionales médicos y afrontar el proceso.

    El acto humanitario de curar heridas

    Curar una herida puede llegar a ser un acto tan solidario e íntimo, y eso lo conoce bien la Dra. Marrero, quien ha brindado sus manos y toda su capacidad para buscar a los pacientes que más lo necesitan después de una emergencia. Pese a la vulnerabilidad en la que se encuentran muchas veces, llegan médicos como la Dra. Marrero que les generan una esperanza y guía en medio de tantos sentimientos desoladores.

    Desde el 2017, la especialista pertenece a la ‘Fundación Haití Se Pone de Pie’, una organización sin ánimo de lucro creada después del terremoto de Haití, en el que miles de personas perdieron la vida y muchas más resultaron heridas.

    A partir del huracán María, uno de los fenómenos más devastadores de Puerto Rico, la médico ha sido voluntaria en la Fundación, atendiendo a los pacientes que dependen de medicamentos, insulinas, o que tienen traumatismos y múltiples heridas.

    Atención médica que salva vidas

    Después de la emergencia, ella, junto a un equipo multidisciplinario, se estuvieron preparando por dos años, con el objetivo de atender refugios y brindar la mayor cantidad de ayuda cuando fuera necesario. "Ya llevábamos 2 años preparando un sinnúmero de profesionales para que puedan darse a la tarea de salir y estar preparados en lo que vamos a hacer en la calle, usualmente vamos a visitar los refugios, en estos refugios vamos a atender pacientes que tengan heridas".

    “Cuando pasó el huracán Maria empezamos a recolectar víveres para poder ayudar a la población. A las farmacias se les metió el lodo y sabíamos que había personas que necesitaban medicamentos porque todo estaba completamente destruido”, expresó.

    “Identificábamos lo que necesitaban los pacientes, buscábamos las farmacias disponibles y en menos de 48 horas llevábamos los medicamentos”, agregó.

    Viviendo para servir, esa es la consigna de la Dra. Lourdes Marrero.
    La Dra. Marrero junto al equipo médico de la Fundación Haití Se Pone de Pie en camino a Bahamas.
    La médico realiza curaciones, brinda medicamentos y orienta a los pacientes.
    Atendiendo pacientes heridos en Bahamas.
    Dra. Lourdes Marrero junto al equipo de la Fundación Haití Se Pone de Pie.

    Una puertorriqueña resiliente

    Recientemente, con el paso del huracán Fiona, que dejó a la Isla sin electricidad ni alcantarillado, la Dra. Marrero orientó a los residentes del municipio de Toa Baja sobre la prevención de los brotes epidemiológicos en medio de la recuperación de los estragos que le dejó el huracán y la crecida del río La Plata.

    Allí, de casa en casa y puerta a puerta, compartió recomendaciones y cuidados necesarios para tratar diferentes heridas y evitar complicaciones asociadas a infecciones o laceraciones, que suelen ser comunes en estos contextos.

    Sin duda alguna su vocación y pasión por servir ha impactado en los puertorriqueños, porque una mano amiga nunca se olvida y la resiliencia que la caracteriza es como una fuente de vida para el paciente más necesitado.

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