Lina Medina: la niña más joven de la historia que se convirtió en madre

Lina Medina fue una niña que gestó a la edad de 5 años, convirtiéndose en la madre más joven de la historia. El hecho ocurrió en 1939, en Perú.

Isbelia Farías

    Lina Medina: la niña más joven de la historia que se convirtió en madre

    En el caso de la niña peruana, Lina Medina, se conjugan tres factores: una pubertad precoz, la ovulación y un abuso sexual.

    La pubertad precoz consiste en la aparición de caracteres sexuales secundarios a una edad no fisiológica, antes de los 8 años en niñas y de los 9 en niños.

    La niña Lina Medina Vázquez nació en Antacancha, Perú, en 1933, y es la madre más joven confirmada en la historia de la medicina, ya que se convirtió en madre a la edad de 5 años.

    Según se refiere, Lina presentó un caso extremo de pubertad precoz, puesto que había comenzado a menstruar desde los dos años.

    Su padre, Tiburcio Medina, notó que la niña tenía el “vientre abultado”. Los vecinos, entre sus creencias supersticiosas, decían que ella tenía una culebra adentro, así que su padre la llevó con los chamanes de la aldea, quienes creyeron que la pequeña tenía un tumor y le aconsejaron llevarla a Pisco.

    El Dr. Gerardo Lozada la atendió y la llevó a Lima, la capital de Perú, donde otros especialistas diagnosticaron que Lina estaba embarazada. Había concebido a su hijo a la edad de 4 años.

    El día 14 de mayo de 1939, Lina dio a luz a su hijo mediante cesárea, realizada por el Dr. Lozada, el Dr. Busalleu (cirujanos) y el Dr. Colretta (anestesiólogo).

    Su hijo, Gerardo Medina, pesó 2 700 g. Los abuelos no quisieron viajar a Nueva York para ser exhibidos en una feria mundial, con los gastos pagos y 4.000 dólares mensuales.

    Sin embargo, aceptaron la oferta de 5 000 dólares de un empresario estadounidense para que la madre y el hijo viajaran y fueran investigados por científicos de EE. UU. con un fondo que garantizaba el bienestar de por vida. Pero el gobierno peruano dictaminó que Lina y su bebé estaban en “peligro moral” y crearon una comisión para protegerla. No obstante, al poco tiempo abandonaron el caso y Lina nunca recibió ningún tipo de ayuda económica.

    Su hijo fue criado creyendo que era el décimo hijo de sus abuelos, pero a la edad de 10 años se enteró de que Lina no era su hermana sino su madre. En 1979 (a los 40 años) murió de una rara enfermedad en la médula ósea.

    No se sabe quién fue el padre del niño. El padre de Lina, Tiburcio, estuvo preso varios días como sospechoso de violación. Cuando fue liberado, las sospechas recayeron sobre uno de los hermanos de Lina, retrasado mental, pero no se determinó nada.

    Algunos creyeron que Lina era una especie de Virgen María que había concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. Todavía hoy en el pueblo de Antacancha los pobladores creen que Gerardo fue hijo del dios Sol.

    A los 33 años Lina se casó con Raúl Jurado, con quien a los 39 años (en 1972) tuvo otro hijo, que emigró a México. Con Jurado construyeron una casa que fue demolida en la década del ochenta para construir una autopista.

    Por su parte, la prensa convirtió el caso en un espectáculo del que todos querían tener la mejor foto, sin importarles quién era el culpable o contribuir a esclarecer la paternidad. Mientras, Lina y su hijo, se llevaban cinco años, y se trataban como hermanos, pese a conocer su filiación. Toda la vida Lina vivió en austeridad.

    Otro testimonio

    De acuerdo con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), todos los días, 20.000 niñas de menos de 18 años dan a luz en países en desarrollo. En países desarrollados, también ocurre, pero a una escala mucho menor.

    En todas las regiones del mundo, las niñas rurales empobrecidas y con una educación deficiente son más proclives a quedar embarazadas que las niñas urbanas, más ricas y educadas. Las niñas que pertenecen a una minoría étnica o a un grupo marginalizado, que no tienen opciones ni oportunidades en la vida, o que tienen un acceso limitado o nulo a la salud sexual y reproductiva, incluida la información y servicios sobre anticonceptivos, también son más proclives a quedar embarazadas, según la UNFPA.

    La UNFPA recogió el testimonio de una joven de 17 años, quien narró que:

    “Tenía 14... Mi mamá y sus hermanas empezaron a preparar la comida y mi papá nos pidió a mis hermanos, a mis hermanas y a mí que nos pusiéramos la mejor ropa porque íbamos a tener una fiesta. Como no sabía qué sucedía, festejaba como todos los demás. Ese día me enteré de que era mi boda y que debía irme con mi marido. Intenté escapar, pero me atraparon. Así que me encontré con un marido tres veces mayor que yo... Se suponía que este casamiento me salvaría del desenfreno. La escuela había terminado, así de simple. Diez meses después, estaba con un bebé en mis brazos. Un día decidí escapar, pero acepté quedarme con mi marido si me dejaba volver a la escuela. Volví a la escuela. Tengo tres hijos y estoy en séptimo grado”.

    El embarazo a temprana edad refleja el menoscabo de las facultades, la pobreza y las presiones, de compañeros, pares, familias y comunidades. Y en demasiados casos, es el resultado de la violencia y la coacción sexual. Las niñas que tienen poca autonomía, particularmente, las que son forzadas al matrimonio, tienen poco poder de decisión sobre si quieren quedarse embarazadas o cuándo.

    En este mismo orden de ideas, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), señala que la ocurrencia de un embarazo en el inicio de la pubertad es un fenómeno de origen multicausal en el que opera una variedad de factores determinantes que se conjugan y potencian. Éstos abarcan aspectos individuales, familiares, socioculturales e institucionales que conllevan a situaciones de extrema vulnerabilidad y en el que influyen determinantes como la familia, la educación en general y la educación sexual integral, la cultura local, la pobreza y exclusión, el acceso a los métodos anticonceptivos, características y conductas entendidas como propias de la adolescencia, y la violencia sexual, en especial el abuso sexual intrafamiliar.

    Fuente consultada: Scielo, UNFPAUNICEF y El Comercio



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