El principal síntoma de la endometriosis es el dolor pélvico, a menudo asociado con los periodos menstruales.
Esta enfermedad es difícil de tratar y puede ser incapacitante, sin embargo, hay testimonios esperanzadores que dan cuenta de que se puede seguir con una vida normal, tal como el caso de Lisandra Martínez y Vanessa Marzán.
La endometriosis se caracteriza porque la sangre del útero no puede salir durante el periodo menstrual, lo cual trae como consecuencias un dolor severo en la espalda, manchados entre períodos, infertilidad y relaciones sexuales vaginales dolorosas o dolor al orinar. Algunas veces no presenta síntomas.
Existen varios tipos de endometriosis: la endometriosis quística de ovario, o endriometrioma, ubicada en los ovarios, y la endometriosis profunda, ubicada en el tabique rectovaginal, la vejiga y el intestino. Hasta ahora, no existe una cura definitiva, por lo que el objetivo del tratamiento suele ser el control de los síntomas.
El testimonio de la paciente Lisandra Martínez
La paciente Lisandra Martínez tiene 30 años en la actualidad y su proceso con la endometriosis comenzó cuando tenía 16, por lo que ha sido un largo camino para ella, y aunque fue muy difícil, reconoció que "fue una bendita crisis que me hizo crecer".
A ella nunca le mencionaron la palabra endometriosis, sino que le decían que se trataba de “un dolor menstrual, que se trataba con tés, pastillas y era algo natural y por suerte, es decir, que a algunas mujeres les tocaba y a otras no”.
Cuando le tocó estudiar en la universidad, y sin la presencia y ayuda de su madre, comprendió que no solo se trataba de un dolor físico, sino también emocional, que afectaba todas las áreas de su vida, pues, ella no quería ausentarse de las clases ni faltar a las actividades extracurriculares, por lo que esta enfermedad representó todo un reto para ella, pues, aunque “quería estar presente, no podría”.
El sentimiento de culpa no tardó en aparecer, sobre todo tratando de encontrar qué era lo que ella había hecho o comido para sentir ese dolor. Luego se casó, y a sus 25 años se sometió a un estudio por sus problemas de fertilidad y, por medio de una laparoscopía, le diagnosticaron la endometriosis en etapa I.
Los médicos le indicaron que no pasaba nada, lo cual era extraño para ella, quien llevaba sufriendo todos los meses dolores, por nueve años. Fue entonces cuando comenzó a buscar otro tipo de ayudas, especialmente fundaciones de pacientes con este padecimiento, no solo para fines reproductivos, sino para tener una buena calidad de vida y cumplir sus sueños, tanto académicos como laborales.
Confiesa que siempre buscó una fórmula mágica para terminar con la pesadilla de vivir con endometriosis, pero comprendió que eso no existía, sino que se trataba de un tratamiento individualizado para cada mujer. Hoy día practica varias técnicas, como la quiropraxia, además de tener la licencia de cannabis medicinal, lo cual le ha ayudado mucho con la inflamación, sobre todo las semanas previas al periodo menstrual.
La lectura también le ha ayudado mucho, conociendo las diferentes fases del ciclo menstrual y cómo puede actuar ante cada una de ellas. Con ayuda de su doctora, la científica e investigadora Idaliz Flores, aprendió otras estrategias para sobrellevar el dolor, como las técnicas de respiración o el estar en contacto con la naturaleza y la aromaterapia.
Anhela que algún día aparezca la cura para esta condición que afecta a un número importante de las mujeres, quienes deben ver la crisis como parte del proceso que le han ayudado a crecer.
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El mensaje esperanzador de Vanesa Marzán
Otra paciente, Vanesa Marzán, también puntualiza que, en su segundo día de periodo, se siente valiente y guerrera, como el resto de las mujeres que padecen esta condición.
Expresa que siente cansancio e inflamación, pero piensa que es el día perfecto para demostrar que las circunstancias no te definen, a lo que acota “puedes llorar, o decir, que tienes el privilegio de estar aquí y celebrar”. Define ser, luz y esperanza, incitando a tomar el control a través de la educación. Elle admite que elige asumir el reto, es hija, es madre y es emprendedora, pero da gracias que puede levantarse todos los días e impactar de forma positiva la vida de otras personas.