A partir del 2012, el campo quirúrgico tomó un giro de avance en la isla. La medicina de trasplante ha sido uno de los mayores campos en establecer protagonismos en Puerto Rico, logrando hazañas quirúrgicas que han traspasado los límites territoriales del propio 100 x 35.
Esta carrera quirúrgica se coló en la esfera de avances mundialmente el pasado 24 de febrero del 2012, día en que Puerto Rico comunicó al mundo entero que un grupo de cirujanos había realizado el primer trasplante de hígado a Nelson Guzmán, un paciente de 57 años con un diagnóstico de Hepatitis C que luchaba por su vida hacía más de dos años.
Ese memorable día lo esperaban en el quirófano un grupo de galenos capitaneados por el especialista español, Dr. Juan del Río Martín, quien se había convertido en el director del Centro de Trasplante del Hospital Auxilio Mutuo, junto al Dr. Rafael Pastrana y un equipo compuesto de 25 médicos hematólogos. Este mismo grupo logró devolverle la vida al camionero de profesión y padre de dos hijos.
Más allá, durante estos cinco años que han transcurrido -aunque el programa de trasplante de la isla existe desde finales del 1970-, el equipo de especialistas no solo ha avanzado en las técnicas de trasplante de dicho órgano, considerado el filtro del cuerpo, sino que ya ha realizado más de 140 trasplantes que son el equivalente al nacimiento de 140 pacientes puertorriqueños. Todo esto ha sido también gracias a la organización sin fines de lucro que se dedica al recogido de órganos y tejidos, LifeLink de Puerto Rico.
Entre ellas se encuentra la técnica shunt porto cava temporal, no utilizada en los Estados Unidos, pero que ha tenido un éxito sin precedentes en Puerto Rico, reduciendo hasta en un 50% el riesgo de sangrado y de transfusiones de sangre durante una cirugía de trasplante de hígado e implementada por el equipo liderado por el Dr. del Río.
“Esta es la variante técnica que hemos realizado desde el comienzo de nuestro programa. La primera publicación de esta técnica en grandes series en Estados Unidos la realizamos en Mount Sinaí Hospital”, explicó el especialista a la Revista de Medicina y Salud Pública (MSP) durante los 10 años de aniversario el año pasado.
“Lo que hacemos es que en la parte inicial de la cirugía, la vena que lleva toda esa sangre de los intestinos, que debe pasar por el hígado y no está pasando, en las primeras fases la preparamos y la conectamos a la vena principal que llega al corazón. Dado a que ya no existe esa diferencia de presión, ya las venas alrededor del hígado van a tener una presión mínima, porque ya la sangre no tiene que pasar por el hígado, la hemos conectado a una vena que no tiene presión, que es la vena cava”, añadió Del Río Martín.
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