Hígado graso no alcohólico en pacientes pediátricos se podría revertir

Medicina y Salud Pública

    Hígado graso no alcohólico en pacientes pediátricos se podría revertir

    El hígado graso no alcohólico en los niños es cada vez más frecuente a partir de los 10 años de edad. Esta afección en los infantes no está relacionada con el consumo de alcohol y, según expertos, con el crecimiento se podría revertir.

    El Dr. William Muiños, del Nicklaus Children’s Hospital, le explicó a CNN por qué es peligroso y las graves consecuencias de esta condición. “Las heridas causadas por fibrosis, es decir, que el hígado se pone duro en los años de crecimiento. La incidencia para esa complicación es más alta que para los adultos”.

    “Es como el cuerpo está creciendo le estamos dando una química incorrecta, le causa altos niveles de triglicéridos, altos niveles de insulina en el cuerpo y esto es como una fábrica de producir grasa y no se deposita en el corazón, se deposita en el centro metabólico del niño que es el hígado”,

    agregó el Dr. Muiños.

    Sin embargo, a pesar que la alimentación es esencial para prevenirlo, el hígado graso en menores se podría revertir.

    Si un niño desarrolla un hígado graso y no se trata el resultado es cirrosis y fibrosis, como si fueran alcohólicos, es el mismo mecanismo. Lo bueno es que en los años de crecimiento esto se puede revertir bastante rápido cambiando la composición de su dieta”, concluyó el Dr.

    Tipos de hígado graso no alcohólico

    El hígado graso simple: en donde hay grasa en el hígado, pero poca o ninguna inflamación o daño en las células de este. En general, el hígado graso simple no tiende a causar daño o complicaciones en el órgano.

    La esteatosis hepática no alcohólica: Existe inflamación y daños en las células del hígado, y grasa. La inflamación y el daño de las células del hígado pueden causar fibrosis o cicatrización del hígado. La esteatosis puede causar cirrosis o cáncer de hígado

    Claves para prevenirlo

    • A menos que sea indispensable, no tomes medicamentos dañinos para el hígado como los analgésicos, antiinflamatorios o estrógenos.
    • Reducir el peso en forma gradual. Nunca de manera vertiginosa, porque puede empeorar más el cuadro.
    • Vacunarse contra la hepatitis A y B.
    • Aumentar la ingesta de antioxidantes

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