Si para que se produzca una fecundación entre mamíferos se requiere de un óvulo y un espermatozoide, ¿cómo es posible que recientemente científicos pudieron crear ratones sin el óvulo de la madre?
Si para que se produzca una fecundación entre mamíferos se requiere de un óvulo y un espermatozoide, ¿cómo es posible que recientemente científicos pudieron crear ratones sin el óvulo de la madre?
El biólogo estonio Karl Ernst von Baer ya lo había dejado bien claro en la primavera de 1827: el desarrollo de los mamíferos
es a partir del óvulo
. Y sin embargo, el equipo del científico británico Tony Perry desafió casi 200 años de dogma y demostró que una cría puede nacer a partir de la fecundación de
otra célula que no es un óvulo
. "Con frecuencia,
las nuevas ideas vienen a través de experimentos que tratan de entender problemas básicos
y los resultados es lo que nos hace ver que quizás puede tener algunas aplicaciones", le comenta a BBC Mundo el experto de la universidad de Bath, Inglaterra. "Lo que estamos haciendo es tratar de entender cómo ocurren las transformaciones que hacen que de dos células se formen en una y crezca un embrión", agrega vía telefónica. Para entender el trabajo de Perry y su equipo, hay que recapitular un poco. En el proceso de fertilización, una célula muy grande -en comparación con las otras que tenemos en el cuerpo- y una con una forma muy graciosa se juntan a fin de formar un embrión. La cuestión está en que "a pesar de que han pasado 200 años,
todavía no sabemos si esa transformación de crear un embrión ocurre en unas horas o unos días
". Así que, guiados por la curiosidad, decidieron hacer distintos experimentos para responder esta incógnita.
"Tenemos un método que usamos y que consiste en hacer que el óvulo se empiece a producir sin la necesidad de esperma", señala Perry. Es lo que se conoce como partenogénesis, y consiste en el desarrollo de células sexuales femeninas no fecundadas. "En mamíferos, el embrión se puede desarrollar durante días -en un ratón sería cinco o seis- hasta que se detiene". Y cuando un óvulo se convierte en una célula de partenogénesis, deja de ser un óvulo.
"La analogía que pongo es la de una masa y el pan. La forma y textura es completamente distinta"
, agrega. Con esta nueva célula, los expertos se pusieron a observar qué pasaba cuando un espermatozoide intentaba fecundar esta nueva célula a las siete, diez y 13 horas de desarrollo. A las siete horas la respuesta era "muy, muy" mala; a las 10 hora fue mala "pero no tanto"; y a las 13 horas, ¡Voilá! la habilidad de reproducción volvió.
¿Por qué el éxito es mayor cuanto más tarde es la fecundización? Se preguntaron los expertos. Evidentemente este trabajo no se trata sólo de inyectar un óvulo viejo, porque de ser así, hubieran podido haber creado embriones en cualquier etapa. "Lo que esto nos ofrece es una idea de lo que ocurre en esa transformación temprana cuando el espermatozoide y el óvulo se combinan de forma natural", reflexiona Perry. "Podemos decir que algunos de esos procesos pueden estar presentes tras 13 horas, y
esta etapa más tardía de desarrollo nos ofrece un nuevo lugar para mirar
". Esta es la primera vez que alguien ha podido combinar un espermatozoide con una célula que no es un óvulo y crear un embrión. "Ahora nos podemos preguntar sobre los cambios moleculares, ¿qué es lo que pasa en esta situación, comparada con la fertilización natural?" No lo saben. Nadie lo sabe.
"Cuando se trata del momento más temprano del desarrollo, toda la humanidad está en pañales", agrega. Y para crecer en esta área, el experto señala la importancia de dejar que los científicos puedan experimentar para descubrir. "
Somos unos curiosos, tenemos que saber y esta es la clave
". Para Perry, su equipo son como los niños que juegan en la arena del parque; "yo veo que son extremadamente serios cuando juegan, son unos profesionales del juego". Eso sí, con un método y una idea de lo que quieres lograr aunque no siempre salga como quieres. "Probablemente necesitas tener unos 100 proyectos en los que nadie sabe cuáles serían las implicaciones o aplicaciones y uno de ellos es jonrón". Los expertos de Bath hicieron jonrón. Pero, ¿qué significa que puedan reproducir ratones sin la utilización de un ovulo?
"Todo es muy especulativo", aclara. "En el futuro puede ser que sea posible utilizar otro tipo de células, que se parezcan más a células divisorias en nuestro cuerpo, para combinarlas con la esperma. Como las células de la piel". Pero para esto, Perry indica que queda un largo camino por recorrer y al menos tres obstáculos qué superar.
"Si alguna vez esto llega a ser posible, creo que la gente mirará hacia atrás hasta este estudio y dirá que fue aquí donde empezó, porque fuimos las personas que demostramos que una célula diferenciada puede ser reprogramada por una célula que no es un óvulo y hacer un embrión", reflexiona Perry. "
Así que quizás será un nuevo dogma
". Para estos expertos, el siguiente reto es saber si otras células pueden ser usadas en vez del espermatozoide. "Si piensas en el futuro… muy, muy en el futuro,
presumiblemente el punto final de este tipo de experimentos sea que pueda tomar cualquier célula
y convertirla en totipotenciales y crear todo un individuo nuevo". Hasta entonces, para que haya un embrión se necesita de un óvulo y un espermatozoide.