Un posible fármaco para tratar los ataques cardíacos y prevenir la insuficiencia cardíaca, para el cual actualmente no existe cura, parece ser el inesperado fruto de una investigación.
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Un posible fármaco para tratar los ataques cardíacos y prevenir la insuficiencia cardíaca, para el cual actualmente no existe cura, parece ser el inesperado fruto de una investigación de medicina circadiana pionera realizada en la Universidad de Guelph (Canadá).
La profesora Tami Martino, del Departamento de Ciencias Biomédicas, y la estudiante de doctorado Cristine Reitz han descubierto lo que creen que es una nueva diana farmacológica que controla las respuestas de reparación del organismo después de un ataque cardíaco.
El infarto, una causa principal de muerte en todo el mundo, desencadena respuestas inflamatorias que hacen que se forme una cicatriz en el corazón. Con el tiempo, ese daño conduce a una insuficiencia cardíaca incurable.
Según el estudio que se publica en «Nature Communications Biology», el compuesto, administrado a las pocas horas de un infarto, evitaría cicatrices. También eliminaría la necesidad de que los pacientes tomen medicamentos para el resto de sus vidas.
"La investigación es emocionante porque abre la puerta al uso de terapias de ‘medicina circadiana’ para tratar y curar los ataques cardíacos después de que ocurran y, además, para prevenir el desarrollo posterior de insuficiencia cardíaca"
dijo Martino, pionera en medicina circadiana a ABC.
El ‘reloj’ circadiano se encuentra en prácticamente todas las células del cuerpo. Consiste en genes y proteínas que interactúan durante ciclos diurnos y nocturnos de 24 horas para regular funciones clave como la frecuencia cardíaca y la presión arterial.
En el corazón, ese mecanismo de reloj controla la fisiología cardiovascular saludable y la forma en que el corazón responde al daño y se repara.
Los investigadores utilizaron un medicamento llamado SR9009, que se dirige a un componente clave del mecanismo del reloj celular. El medicamento interrumpe la expresión de genes que desencadenan respuestas inmunes adversas después de un ataque cardíaco.
En los experimentos con ratones, el tratamiento redujo la producción de un sensor celular, llamado inflamasoma NLRP3, que contribuye a la cicatrización.
Los investigadores mostraron, por primera vez, que administrar este tratamiento después de un ataque cardíaco junto con una terapia convencional como la reperfusión condujo a una menor inflamación y una mejor reparación cardíaca.
Eso permitió la curación casi como si no hubiera ocurrido un ataque al corazón, señala Martino.
"Sin cicatriz, sin daño cardíaco, sin insuficiencia cardíaca: las personas pueden sobrevivir a los ataques cardíacos porque el corazón ni siquiera se dañará. Nos sorprendió ver lo rápido que funcionó y lo efectivo que fue a la hora de curar el infarto y prevenir la insuficiencia cardíaca en nuestros modelos de ratón de la enfermedad".
El descubrimiento podría ayudar, en el futuro, a otras terapias cardíacas que impliquen una respuesta inflamatoria adversa temprana, como el trasplante de órganos o el reemplazo valvular, agrega.
Financiado por los Institutos Canadienses de Investigación en Salud, este estudio es parte del trabajo pionero de su laboratorio en medicina circadiana. Al estudiar cómo las interrupciones en los ritmos del reloj corporal provocan enfermedades cardíacas, Martino pretende manipular la biología circadiana con terapias genéticas, ambientales o farmacológicas.
"Lo que estamos descubriendo es que el mecanismo del reloj circadiano es importante no solo para la salud del corazón, sino también para curar las enfermedades del corazón. La medicina circadiana es un nuevo campo prometedor que conducirá a vidas más largas y saludables",
concluyó la profesora.