El citomegalovirus es uno de los virus que más contraen los seres humanos, está asociado con la varicela o la mononucleosis y desde que ingresa al organismo, nunca se elimina del cuerpo. Por ello, una nueva investigación da pistas para combatirlo con un novedoso método.
Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública
Para los seres humanos, contraer el citomegalovirus (CMV) equivale a mantener al virus en sus organismos durante todo su periodo de vida. De acuerdo con las estadísticas, este tipo de virus -relacionado con otras infecciones víricas como la mononucleosis o la varicela, se encuentra presente en más de la mitad de adultos para cuando tienen 40 años, aunque hayan presentado algún síntoma o desarrollado enfermedades asociadas al CMV. Y aunque generalmente el virus se mantiene inactivo en el cuerpo, puede ser letal para aquellas personas que se encuentran inmunodeprimidas.
Como hasta la fecha, la ciencia no ha encontrado un método o técnica que elimine al CMV, una nueva investigación propone la creación de células específicas para combatirlo. Se trata de la elaboración artificial de receptores de células T, para que actúen de manera parecida en el organismo humano, ya que en un sistema inmunológico sano, el CMV no logra activarse debido a la presencia de células T que detectan las células enfermas.
De acuerdo con los científicos, los receptores utilizan sus receptores de células T unidas a la membrana (TCR) para descubrir proteínas relacionadas con enfermedades ocultas en la membrana celular. Inmediatamente después de la detección, los TCR envían señales a las células T para destruir a la célula enferma.
En este momento, tenemos una molécula que parece un anticuerpo, pero se une a un péptido (asociado con el CMV) que normalmente sería reconocido por un TCR", explicó la autora principal del estudio a Europa Press, Jennifer Maynard, profesora de Ingeniería Química en la Universidad de Texas en Austin, Estados Unidos. "Los anticuerpos normalmente no pueden acceder a estas moléculas, por lo que es un gran problema", añadió.
El enfoque propuesto por Maynard no es innovador para la ciencia. Por lo general, los investigadores desarrollan biomoléculas a partir de células de levadura o células bacterianas. Sin embargo, en esta oportunidad se utilizaron células de ovario de hámster chino, debido a que los receptores provienen de células de mamiferos para proporcionar entornos más estables a los TCR elaborados de manera artificial.
Es muy difícil trabajar con estas proteínas, por lo que pensamos que simplemente las mantendremos en el ambiente donde están felices, y están felices en la superficie de una célula de mamífero", explicó Maynard en sus declaraciones a Europa Press. En condiciones normales, este tipo de células crean vínculos sueltos con las células que identifican. El reto era diseñar TCR que generaran un vínculo y que no lo soltara luego. Así que para efectos del estudio, los científicos crearon una mutación al azar en el componente del ADN que detecta el CMV. Después, se introdujeron las mutaciones en las células de hámster. De esta manera se obtuvieron cerca de un millón de tipos distintos de TCR.
Con el primer resultado, los desarrolladores de la investigación midieron todos los TCR en cuánto a la fortaleza del vínculo que establecía. "Encontramos uno que era nuestro favorito -afirmó Maynard-. Mejoramos la afinidad de unión 50 veces".
El próximo reto que debían superar los científicos era liberar las TCR de las células T. Esto se logró con una nueva edición genética en la que los investigadores crearon una mutación para que las TCR solo se unieran a la proteína con forma de "Y" que está presente en los anticuerpos. Para que la proteína mantuviera su forma, se insertó un enlace dentro de la TCR.
Nuestra proteína podría usarse para atacar específicamente las células de glioblastoma, y proporcionaría un marcador muy singular -resaltó Maynard-. Usaríamos esto para controlar o matar algunas de esas células tumorales". Ante los buenos resultados obtenidos, los investigadores afirman que la medicina podría hacer uso de estos nuevos TCR para evaluar si las vacunas o fármacos en desarrollo contra el citomegalovirus funcionan, rastrear la infección por CMV en pacientes infectados e incluso, podrían funcionar como mecanismo de defensa en personas inmunodeprimidas.