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Un estudio evidencia cómo la revascularización por angioplastía evita el riesgo de mortalidad por la remoción de una extremidad.
Así lo demostraron cirujanos puertorriqueños que presentaron ante la comunidad internacional una investigación que demostró cómo la revascularización evita que pacientes con gangrena y úlceras tengan que ser amputados y más aún, lograron demostrar empíricamente cómo la técnica disminuyó significativamente la mortalidad de este grupo de pacientes.
El Dr. Jorge Martínez Trabal en conjunto con el Dr. Rafael Santini, del Programa de Residencia de Cirugía del Hospital Episcopal San Lucas de Ponce, fueron los médicos que frente a un foro internacional del Vascular Annual Meeting of Society Vascular Surgeons en Washintong D.C., presentaron el estudio que realizaron por un año con pacientes no ambulatorios candidatos a cirugías de amputación y cómo la revascularización evitó que parte de estos fueran amputados y recuperaran gran parte de su calidad de vida, empañada por padecimientos de gangrena y úlceras.
El Dr. Martínez Trabal funge como director del programa en la institución hospitalaria. En el evento donde los médicos puertorriqueños presentaron el estudio participaron cirujanos vasculares e investigadores de Francia, Italia, Londres, Japón, Corea, España, Brasil, entre otros.
Dr. Jorge Martínez Trabal, jefe del Programa de Residencia de Cirugía del Hospital Episcopal San Lucas de Ponce.[/caption]
“Lo que nosotros planteamos fue que este tipo de pacientes debería ser evaluado por un especialista en enfermedades arteriales o los cirujanos vasculares para ofrecerles un tratamiento quirúrgico a través de una angioplastía”, explicó a la Revista de Medicina y Salud Pública el doctor Santini.
“El panorama con este tipo de pacientes por lo general es que son referidos a los cirujanos para ser amputados ya sea por encima o debajo de la rodilla. La mayoría de los pacientes con gangrena y úlceras son a causa de la diabetes, personas que eran fumadoras, enfermedades cardíacas, pacientes con hipertensión y otras enfermedades que estaban en silla de ruedas o encamados. El amputar conlleva el riesgo de un mortalidad y morbilidad que nosotros tratamos de evitar y la mortalidad asociada a esta”, describió.
Para sostener el planteamiento que hacen los especialistas puertorriqueños ante la comunidad cirujana vascular de los Estados Unidos, los médicos escogieron un población de 52 pacientes que no ambula y no ambulatorios con enfermedad arterial severa, entre los años 2012 y 2014. La edad promedio fue de 65 años o más.
Según datos de la Sociedad para la Prevención de Enfermedades Cardiovasculares de la isla, en Puerto Rico se registran 2,500 amputaciones al año y sus costos pueden rondar los $50 mil por pacientes.
“Los pacientes se dividieron entre aquellos que no ambulaban, que fueron amputados y aquellos que fueron revascularizados por angioplastía y se evitó la amputación. Se compararon a estos grupos por un año en términos de mortalidad y morbilidad. Pudimos demostrar que ofreciéndole al paciente una revascularización por angioplastía, la mortalidad era mucho menor. De cada 5 pacientes que nosotros revascularizamos, pues entonces salvamos una vida a un año y esto ha sido lo más sorprendente para nosotros”, reveló.
“No todo el mundo practica esto. Hay versiones que apoyan que lo correcto es amputar al paciente y nosotros queríamos demostrar que lo que estamos haciendo es efectivo (en relación a la revascularización mediante angioplastía). Esto no se había demostrado hasta ahora. Cuando amputamos a un paciente, la mortalidad es de un 75%, representa altísimos costos por el procedimiento y la vida del paciente cambia en su totalidad”, abundó.
Por su parte, el Dr. Martínez Trabal, quien se ha convertido en ícono de avances en la medicina endovascular en la isla, sostuvo que el paciente con gangrena de extremidad inferior es uno más enfermo, al que se solo se le ofrece la alternativa de amputación, cuando no existe ninguna evidencia científica que pruebe que dicha cirugía es la mejor alternativa.
“Lamentablemente el paciente con gangrena de extremidad inferior no ambulatorio es el individuo más enfermo que atiende un especialista de problemas vasculares, y lo que le ofrecemos por dogma y sin ninguna evidencia científica es la peor cirugía que se le puede realizar. Los amputamos sin pensar si otra opción pudiera ser más favorable”, reiteró.
“La revascularización percutánea puede dar mejor calidad de vida y alargarles la vida según demostrado por nuestro proyecto. El paciente con gangrena tiene el mismo largo de vida que un cáncer de colon estadio 3B y con ellos hacemos muchas cosas para alargarles la vida y mejorar su calidad de vida”, aseguró.
Asimismo, el Dr. Santini sostuvo que el proyecto busca educar a los médicos puertorriqueños y enfatizarles que la amputación no es la única alternativa médica para los pacientes con gangrena y úlceras.
“A estos pacientes se les puede ofrecer algo más allá que la amputación y mucho más efectivo. Este es el punto principal de nuestro estudio”, concluyó.