Uno de ellos es la inyección e implantación de biopolímeros, sustancias que no son aptas para el consumo humano y que producen lesiones irreversibles e irreparables en los tejidos, órganos y sistemas.
César Fuquen Leal
Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública
Los estándares de belleza impuestos por la sociedad actual, han hecho que el ser humano recurra a métodos que ponen en riesgo su salud. Uno de ellos es la inyección e implantación de biopolímeros, sustancias que no son aptas para el consumo humano y que producen lesiones irreversibles e irreparables en los tejidos, órganos y sistemas.
El doctor Carlos Alberto Ríos, médico cirujano colombiano en el Centro Médico Santuario en Bogotá, Colombia, quien además posee una especialización en cirugía de mano y tiene más de 15 años de experiencia en la extracción de biopolímeros, sostuvo una conversación con la Revista Medicina y Salud Pública, donde afirmó que: “Los biopolímeros son sustancias de uso industrial, o sea que no son de uso en humanos y menos en estética, lo que pasa es que a esos productos industriales les dan mal uso, por ejemplo una persona va a una ferretería y compra aceite mineral o silicona líquida y se la inyectan a un cliente en los glúteos, en los senos, en las pantorrillas, en los genitales, o en el rostro”.
En países de América Latina, el uso de los biopolímeros tiene una alta prevalencia debido a la globalización y los estándares que cada vez ponen en mayor riesgo a la población latina. Uno de los aspectos que más preocupa al personal médico es que las personas que se ven afectadas por estas sustancias no denuncian por temor, pena y miedo.
“La prevalencia es altísima, lo que pasa es que las estadísticas no son claras porque las personas no denuncian (…) En ese sentido, una entre mil tiene sentimientos de culpa, entonces supongamos que finalmente deciden ir a denunciar, va a la fiscalía y pone un denuncio y no pasa absolutamente nada”,
afirma el doctor Ríos. Al respecto, podría decirse que, existe negligencia por parte de los gobiernos nacionales y estatales frente a las normas que se imponen con respecto a la manipulación de estas sustancias nocivas para el ser humano.
Mucho se habla de las repercusiones de los biopolímeros en la salud humana, algunas personas dicen que afectan el sistema inmune, otras que causan depresión, pero ¿qué tan ciertas son estas afirmaciones? El doctor Ríos las aclara y explica su afectación en el cuerpo.
“Los biopolímeros afectan el lugar donde fueron inyectados y también afectan lugares a distancia, por ejemplo, afectan el sistema inmune, entonces producen alteraciones inmunes que son antiinflamatorias. El cuerpo ataca algunos órganos y los inflama y eso se mimetiza, parece que la persona tuviera una enfermedad autoinmune como por ejemplo dolores articulares, inflamaciones articulares, como si fueran artritis reumatoide, dolores musculares, miositis macrocefálica, ojos secos, boca seca, síndrome de Sjogren, lupus”,
asegura el cirujano plástico Ríos.
El doctor Ríos, también explicó en orden descendente las afectaciones que los biopolímeros causan en el organismo del ser humano. Los más comunes son:
La pregunta constante que embarga a los pacientes que desarrollan protuberancias en el cuerpo después de haberse sometido a la inyección de los biopolímeros, es ¿qué pueden hacer para quitarse esas anomalías?, ¿cómo contrarrestar los efectos de estas sustancias de sus organismos? Ante ello el doctor Carlos Ríos afirma que:
“El organismo, cuando le inyectan un biopolímero, genera una respuesta inflamatoria a ese cuerpo extraño y cuando uno opera al paciente y le saca esas bolas y se las manda al patólogo, el patólogo le responde: ‘en la muestra enviada, encontramos la respuesta tipo granulomatosa tipo cuerpo extraño’; eso es lo que generalmente encontramos, eventualmente como en las mamas podría haber células malignas y diversos reportes donde muestran que en los senos, la silicona líquida produce cáncer mamario”.
El principal tratamiento para eliminar las protuberancias que se forman en el cuerpo están relacionados a intervenciones quirúrgicas. “Hemos hecho algunos experimentos y hemos mostrado nuestra experiencia en congresos de cirugía plástica donde encontramos que la utilidad clínica la tienen la cirugía con recepciones en bloque. La lipoaspiración nos sirve, la lipoaspiración láser nos sirve, la lipoaspiración con ultrasonido láser nos sirve... solamente nos sirven cirugías abiertas o cirugías endoscópicas y en los dos casos, que sirven las técnicas, retiran bloques de tejido, lo que uno imagina es que podría derretir o aspirar y esto no sirve” asegura el Dr. Ríos.
Igualmente, en ocasiones los medicamentos también resultan efectivos para contrarrestar los efectos de los biopolímeros. “Hay medicamentos que manejan los inmunólogos, pero hay un momento en el que el medicamento se torna insuficiente o el cuerpo –biopolímero- ya es más fuerte que eso y los medicamentos se quedan cortos, entonces frecuentemente el paciente debe someterse a una recepción quirúrgica, entonces pasamos del tratamiento clínico, al tratamiento quirúrgico y el paciente debe retirarse esos biopolímeros con diferentes técnicas que han propuesto los cirujanos plásticos algunas sirven y otras no tanto", afirma el Dr. Ríos.
La tendencia de los biopolímeros no es nueva, desde hace más de cuatro décadas estas sustancias se han implantado en el ser humano –sobre todo en la mujer- y siempre ha estado arraigado a los estereotipos sociales y de belleza.
“En los años 70 dos personas que no eran médicos, inyectaron a más 10.000 mujeres en los senos, (…) en Estados Unidos la problemática es gravísima porque el concepto de belleza que antes era Pamela Anderson, ahora les gustan las mujeres como Kim Kardashian, entonces las gringas y las latinas se están inyectando cantidades industriales de silicona líquida en los glúteos, pero eso ya existió antes, en la segunda guerra mundial la silicona que usaban para los portaaviones de guerra, se la inyectaban en los senos a las japonesas",
afirma el Dr. Ríos.
El cirujano Ríos explica cuáles han sido los materiales con los que durante años se ha inyectado al ser humano para fines estéticos. “Después de esa oleada de complicaciones –la de las japonesas en la segunda guerra mundial- por silicona líquida, vino otro producto que fue el metacrilato, luego el polimetilcrilato, luego el gel de poliacrilamida, que recibió aprobación en varios países de la ex Unión Soviética, de Ucrania y también aprobación en otros países, unos años después les suspenden la licencia, prohíben el uso, pero quedaron cientos de mujeres afectadas”.
El mayor problema con el tema de los biopolímeros es la poca ética profesional de las personas que inescrupulosamente realizan estos procedimientos.
“Buscan profesionales que tienen que ver con la estética y esos profesionales engañan a su cliente diciendo que es una sustancia buena, que es una sustancia importada, que no le va a producir el daño, que se reabsorbe con el tiempo, que se lo han inyectado a sus familiares y entonces las personas caen en el engaño”.
Para finalizar, el cirujano hace una invitación a los pacientes de que tengan las medidas cautelares para evitar que el uso de biopolímeros siga teniendo tanta prevalencia.
“Siempre es mejor la prevención que el tratamiento, lo primero es prevenir, mucho cuidado con lo que se va a inyectar, investigue, averigüe, usted es responsable, sea inquisidor con la persona que va a invadir su cuerpo porque la consecuencia puede ser, en ocasiones, incurable”,
concluyó el médico cirujano Carlos Alberto Ríos en entrevista con la Revista Medicina y Salud Pública.