Las hemorroides afectan por igual a hombres y mujeres, y se calcula que 3 de cada 4 personas las padecerán en algún momento de su vida.
Aunque no existen cifras precisas, se estima que al menos el 35% de la población mundial sufre de hemorroides. En México, esta condición afecta al 5% de la población, pero su prevalencia aumenta hasta un 50% en personas mayores de 50 años.
A pesar de ser un problema muy común, muchas personas lo consideran un tema incómodo o incluso tabú. Sin embargo, hablar de las hemorroides con naturalidad es clave para fomentar una mayor cultura de salud y bienestar en la población.
Para comenzar, el Dr. Jorge Antonio Amézquita Landeros, de la Facultad de Medicina de la UNAM, indicó que todos tenemos hemorroides, porque son parte de nuestro cuerpo. "Son un paquete vascular venoso que se ubica en la región anal", precisó. El problema se presenta cuando las venas que lo componen se dilatan o inflaman por distintas razones.
El especialista en coloproctología, disciplina que estudia las enfermedades que afectan al colon, el recto y el ano, mencionó que, "tanto las hemorroides internas que se forman en el revestimiento del ano y el recto inferior como las externas que se forman debajo de la piel alrededor del ano se originan por las siguientes causas":
Estreñimiento: hacer demasiado esfuerzo al pujar para defecar puede agravar los síntomas.
Una mala posición a la hora de defecar.
Levantar frecuentemente objetos pesados.
Embarazo: la presión que ejerce el feto sobre la zona rectal, además de los esfuerzos realizados durante el parto, puede provocar la aparición de hemorroides.
Obesidad.
Diarrea crónica.
Una dieta baja en fibra.
Asimismo, las personas que viven bajo mucho estrés pueden presentar hemorroides. "Cuando las personas tienen estrés, aprietan el músculo del esfínter y ejercen presión sobre el recto. Esta presión puede causar exacerbaciones de las hemorroides", explicó el Dr. Amézquita.
Además, el estrés puede causar diversos problemas digestivos; agregó que, " el esfuerzo realizado a consecuencia del estreñimiento y la diarrea también puede provocar exacerbaciones de las hemorroides".
Otros factores que predisponen al desarrollo de hemorroides son el componente genético, el sedentarismo, la falta de ejercicio, el alto consumo de alimentos ultraprocesados, el alcoholismo, el tabaquismo y la práctica del sexo anal.
Los síntomas dependen del tipo de hemorroides que se presente. Las hemorroides internas rara vez se sienten o se ven; no obstante, el esfuerzo al intentar defecar puede producir sangrado, ya sea con dolor e irritación o sin dolor (vemos pequeñas gotas de sangre en el inodoro).
Si las hemorroides son externas, los síntomas serán picazón o irritación en la región anal, dolor, hinchazón alrededor del ano y sangrado. Es importante señalar que muchas veces la sangre se puede acumular en una hemorroide externa, formando un coágulo y dando como resultado una hemorroide trombosada; en este caso, se presenta dolor intenso, hinchazón, inflamación y un bulto duro cerca del ano.
Para cerrar el apartado de los síntomas, el Dr. Amézquita hizo una advertencia, "no sólo las hemorroides pueden provocar el sangrado rectal. Este sangrado también puede deberse a una fisura anal o a padecimientos más graves, como cáncer colorrectal y cáncer anal".
Por lo tanto, uno no debe autodiagnosticarse. Si presenta algunos de los síntomas antes mencionados, debe acudir al médico para confirmar el diagnóstico de hemorroides o, si padece otra enfermedad, atenderla a tiempo.
Para evitar las hemorroides, es importante tomar las siguientes medidas respecto a tu alimentación y tus hábitos de actividad física:
Tomar suficiente agua (dos litros al día).
Llevar una dieta alta en fibra y vegetales verdes, para evitar el estreñimiento.
Reducir el consumo de sal.
Realizar ejercicio.
Evitar tanto el esfuerzo al defecar como hacer grandes esfuerzos en el área abdominal.
Dependiendo de la gravedad de los síntomas, el médico dictará el tratamiento adecuado.
Si los síntomas son leves, lo que se le pedirá al paciente será cambiar su dieta, evitar estar sentado mucho tiempo en el inodoro y limpiar el área anal con unas toallas especiales.
Cuando los síntomas son moderados, será necesario el uso de laxantes, supositorios y pomadas. Los laxantes y supositorios nos permitirán defecar sin esfuerzo, mientras que las pomadas cumplen distintas funciones, como lubricar, reducir el dolor, aliviar el picor, disminuir la inflamación, proteger la mucosa o favorecer la cicatrización en la zona afectada.
Finalmente, cuando los síntomas son severos, los procedimientos a utilizar son ligamentos con bandas de hule (se colocan alrededor de las hemorroides para que caigan en unos días), coagulación infrarroja (con calor se destruye una hemorroide a la vez), escleroterapia (se inyecta un producto químico que destruye la hemorroide) y cirugía (para extirpar estas venas dilatadas y elongadas).
Por último, el Dr. Amézquita Landeros recordó que, aunque las hemorroides puedan parecer un tema incómodo o desagradable, debemos hablar o informarnos sobre esta condición. Si dejamos el asunto en la oscuridad, nos privamos de conocer maneras efectivas de prevenirla, o de estar al tanto de los mejores tratamientos y así encontrar una pronta solución.
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