Es una condición muy común entre los puertorriqueños, que ocurre cuando la ingesta de alimentos, particularmente ácidos, se devuelve desde el estómago hacia el esófago
Es una condición muy común entre los puertorriqueños, que ocurre cuando la ingesta de alimentos, particularmente ácidos, se devuelve desde el estómago hacia el esófago (el tubo muscular que transporta los alimentos). Se trata del reflujo gastroesofágico o acidez crónica, una de las razones más frecuentes de consulta en las oficinas de los gastroenterólogos.
Aunque Puerto Rico no cuenta con datos estadísticos que certifiquen el porcentaje de prevalencia de esta enfermedad, según el gastroenterólogo Samuel Rivera De Jesús, se estima que aproximadamente 20 % de los adultos padecen síntomas de reflujo de una a dos veces por semana.
“Esto es algo que vemos todos los días en nuestra oficina. En nuestra cultura estamos acostumbrados a comer cosas que son muy deliciosas, pero a la vez causan mucho reflujo. El puertorriqueño tiende a buscar una solución con una pastilla y a no hacer cambios en su dieta y estilo de vida”, explicó el médico con práctica en el Manatí Medical Center Professional Plaza.
Según datos del Gut Journal, de la Sociedad Británica de Gastroenterología, de un 18 a 28 % de la población en Norteamérica padece de reflujo gastroesofágico. Esta condición afecta tanto a hombres como a mujeres, pero en hombres suele ser más agresiva porque pueden desarrollar complicaciones como inflamación del esófago, estrechez o esófago de Barrett (condición donde ocurre un cambio en la cubierta del esófago).
Los síntomas más comunes son la acidez o heartburn, que como explicó el doctor Rivera De Jesús, es “esa quemazón en el pecho que se siente, especialmente después de comer, muchas veces en la noche y la regurgitación, que es “cuando contenidos del estómago suben involuntariamente hacia el esófago o boca sin la persona tener náuseas".
Otros síntomas pueden ser dolor de pecho (aunque debe descartarse que se trate de un problema cardíaco), sensación de tener una pelota o globo en la garganta, y otros menos comunes como tos crónica, laringitis y desarrollo o empeoramiento de asma. Factores de riesgo como la obesidad, el fumar, la condición de hernia hiatal, entre otros podrían dar indicio de reflujo. Estudios de endoscopia o de medición de PH en el esófago pueden confirmar el diagnóstico.
De otra parte, la sana alimentación juega un papel importante para evitar el reflujo gastroesofágico. Bebidas como el café, el chocolate, el alcohol, el consumo de carnes rojas, comidas grasosas o con mucho condimento como el ajo y la cebolla pueden contribuir a tener la enfermedad. De igual forma, fumar cigarrillo, el consumo de alimentos en grandes porciones, comer tarde en la noche o acostarse a dormir sin que al menos hayan pasado tres horas de haber ingerido el alimento.
“Mejorar los hábitos de estilo de vida es parte del tratamiento. Muchas veces el paciente también se puede beneficiar de medicamentos que ayudan a contrarrestar la producción de ácido como los antiácidos convencionales que se consiguen sin receta médica. Otros bloqueadores de producción de ácido se usan para tratar el reflujo severo o daño mayor como esofagitis, estrechez o esófago de Barrett. En un grupo reducido de pacientes se puede considerar la cirugía para aliviar el reflujo”, dijo Rivera De Jesús que cuenta con siete años de práctica en la gastroenterología.
Finalmente, el galeno alertó a la comunidad puertorriqueña a que acudan al médico aunque padezcan del reflujo de manera esporádica y cuenten con antiácidos a su alcance para aliviar los síntomas. “Siempre es importante que el paciente sea evaluado para descartar que no tenga una condición que amerite otra intervención. No se deben tratar la condición ellos solos”, recalcó.