Dermatitis atópica interrumpiría hasta 162 noches de sueño al año y afectaría salud mental de pacientes

El estrés psicosocial y los trastornos del sueño actúan como factores exacerbadores de la enfermedad, al inducir desregulación del eje hipotálamo-hipófisis-adrenal, con aumento de cortisol y otras citoquinas proinflamatorias.

Katherine Ardila

    Dermatitis atópica interrumpiría hasta 162 noches de sueño al año y afectaría salud mental de pacientes

    La dermatitis atópica no es solo una enfermedad de la piel. Así lo propone la campaña "Dermatitis Atópica: de la infancia a la adultez, una condición que nos acompaña". Este trastorno inflamatorio crónico, marcado por picor insoportable, sequedad extrema y lesiones visibles, afecta entre el 3% y 5% de los adultos, y aunque suele iniciarse en la infancia, puede persistir o aparecer en la edad adulta y se extiende hasta la vida emocional de quienes la padecen. 

    Keyra Couvertier, psicóloga y estudiante doctoral, explica: "En casos severos, la condición puede prevalecer a lo largo de la vida, trastocando esferas como la laboral, la económica, la personal, relacional y psicosocial". 

    El simple acto de ir al trabajo o socializar se convierte en un desafío cuando las marcas en la piel atraen miradas curiosas o comentarios inoportunos.  

    El estrés: detonante y consecuencia

    La relación entre estrés y dermatitis atópica forma un círculo peligroso. Couvertier detalla: "El estrés puede hacer que la condición de dermatitis se presente en su piel. Cuando aumentan las hormonas del cortisol y la adrenalina, el cuerpo puede suprimir el sistema inmunológico, provocando una respuesta inflamatoria en la piel". 

    Los pacientes describen cómo épocas de tensión desatan brotes imparables. Pero hay matices: el eustrés (estrés positivo ante retos manejables) difiere radicalmente del distrés, ese que, según la experta, "produce malestar y angustia ante amenazas internas o externas". 

    La fase final, el agotamiento, llega cuando el cuerpo colapsa tras alertas prolongadas.  

    La dermatitis atópica y su relación con alteraciones del sueño 

    Ahora bien, Idaliz Rosario, estudiante graduada de psicología, dirige la atención hacia un síntoma subestimado: "Dos de cada tres pacientes describen esta picazón como intensa e insoportable, con duración de hasta 12 horas diarias". 

    Las cifras son elocuentes: 162 noches anuales de sueño interrumpido para el 87% de los adultos con esta condición. El resultado es un conjunto de consecuencias: "problemas cognitivos, memoria afectada y tiempos de reacción lentos", enumera Rosario. 

    Pero el verdadero peligro está en la espiral emocional: la falta de descanso profundiza la irritabilidad, que a su vez exacerba los síntomas cutáneos.  

    La carga emocional invisible  

    Las lesiones visibles esconden heridas más profundas. Rosario describe emociones recurrentes: "frustración, ira, vergüenza y esa impotencia ante tratamientos que dejan de funcionar o cuando los síntomas se hacen muy frecuentes". 

    La triada cognitiva de Beck revela patrones preocupantes: muchos pacientes se perciben como una carga, anticipan rechazo social y ven su futuro laboral con pesimismo. Los cuidadores tampoco escapan al impacto.

    "Es una enfermedad familiar", advierte Rosario, visibilizando la "sobrecarga emocional" de quienes ven impotentes cómo sus seres queridos luchan contra el dolor.  

    Estrategias de afrontamiento

    A modo de cierre, la Dra. Hilda Magaly Rivera propone estrategias para manejar el impacto emocional. "Validar los sentimientos de esa persona que está experimentando la condición es fundamental", explica. 

    "Aceptar algo que nos duele, que nos lastima, que nos incomoda es sumamente difícil. Y muchas veces pasan años antes de que una persona acepte que tiene una condición como la dermatitis atópica y que debe cuidarse". Este proceso es fundamental para iniciar un manejo efectivo de la condición.

    Su enfoque tiene tres pilares:  

    1. Intervención profesional temprana: "¿Has pensado en ir al psicólogo?" Una pregunta simple que puede cambiar trayectorias.  

    2. Reconocimiento emocional: "Alfabetizar emociones como 'coraje' o 'miedo' ayuda a procesarlas".  

    3. Espacios de alegría auténtica: Actividades placenteras que contrarresten la adversidad.  

    Esta condición demanda miradas multidisciplinarias. Cómo finaliza Couvertier: "No es solo autoinmune. Factores ambientales y emocionales activan brotes". La solución yace en tratar simultáneamente la piel y el estado psicológico  porque cuando el picor no da tregua y las noches son batallas, el apoyo emocional no es complemento, es pilar.



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