La infectóloga cita un estudio de la revista 'Journal of the American Medical Association' de la pasada semana que plantea la experiencia de unos microbiólogos del Centro Nacional de Enfermedades Infecciosas de Singapur.
El nuevo coronavirus COVID-19, puede sobrevivir en el aire durante minutos aun en las calurosas aguas del mar puertorriqueño y alcanzar a una persona hasta 4.5 metros, más lejos de la "distancia de seguridad" recomendada por las autoridades sanitarias de todo el mundo, según recientes estudios que cita la infectóloga y ex epidemióloga del estado, Dra. Ángeles Rodríguez en una entrevista con la Revista Medicina y Salud Pública (MSP).
Según Rodríguez, la expansión ambiental del virus es amplia y parece realizarse no solo a través de las goticulas respiratorias, sino también por las heces y descargas de aguas usadas que llegan al mar.
“El entorno es un medio potencial de transmisión y apoya la necesidad de una adherencia estricta a la higiene ambiental. En ese sentido no es correcto las reuniones en la playa como han ocurrrido en Puerto Rico. Hasta ahora yo no he leído que el agua de mar inactive el virus y si alguien evacúa o hay descargas de aguas sucias se corre el riesgo de contagiarse. Debemos recordar que la mayoría de los estudios se hacen en Asia y en este momento allí hace frío, las temperaturas son bajas por lo que no podemos asumirlos y traerlos a nuestra realidad climática en ese sentido”,
dijo la especialista.
La periodista Susan Soltero evidencia las descargas al mar en su cuenta de Facebook.
La infectóloga señaló que las pruebas que hace el Departamento de Recursos Naturales sobre la calidad del agua no tienen la capacidad de identificar esta información.
“Como es un virus, los estudios que hace el Departamento de Recursos Naturales no lo van a identificar en el conteo de coliformes, eso requiere herramientas distintas. Playas donde acuden muchos puertorriqueños y turistas en la zona del Condado e Isla Verde para recrearse y practicar varios deportes se han visto afectadas por la suciedad y descarga de aguas usadas y los estudios han comprobado que el virus se transmite a través de las heces fecales”,
dijo.
La infectóloga cita un estudio de la revista 'Journal of the American Medical Association' de la pasada semana que plantea la experiencia de unos microbiólogos del Centro Nacional de Enfermedades Infecciosas de Singapur.
En este caso, los virólogos realizaron pruebas en las habitaciones de tres pacientes que estaban aislados por el coronavirus a raíz de la comunicación de varios brotes de infección nosocomial comunicados desde China.
Los investigadores hallaron que casi el 90% de todos los muebles y enseres, incluyendo ventanas, suelo, lámparas y sillas, daban positivo para el virus. Además el 60% de la superficie de los inodoros albergaban el patógeno.
Sin embargo, la especialista dejó claro que en teoría las altas temperaturas, dificultan la propagación del COVID-19, haciéndolo débil y moderado.
“Para disfrutar en la playa, lo más importante es el distanciamiento físico social, tanto en el agua como en la arena y las zonas comunes. Del mismo modo, se recomienda el uso de mascarillas, siempre que sea posible, y evitar compartir objetos que tienen contacto con otras personas, tales como gafas y esnórquels”, subrayó la epidemióloga Jessica Irizarry.
Irizarry, fue enfática al señalar que la responsabilidad individual es vital para evitar el contagio, por lo que cada persona tiene que protegerse y proteger a los suyos. Tanto en la playa como en otros lugares públicos, es importante mantener la distancia física, desinfectar las manos, periódicamente, con ‘hand sanitizer’, evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca; así como cubrirse al toser o estornudar.
Como parte de las medidas de protección, se recomienda no compartir utensilios y, preferiblemente, utilizar cubiertos desechables. Con respecto a los comestibles, la epidemióloga explicó que “si vamos a compartir alimentos de un empaque familiar como, por ejemplo, una bolsa de papitas, debemos servir una ración para cada uno. De esta manera, evitamos contaminar el resto del contenido y disminuimos los riesgos”.
A pesar de estas recomendaciones, es importante que permanezca en su casa si siente síntomas compatibles con COVID-19, si se hizo la prueba y está esperando resultados, así como si ha estado en contacto con personas enfermas.
Dado que no existen estudios específicos de la supervivencia del COVID-19 en entornos acuáticos , la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha basado sus recomendaciones sobre el tema en las evidencias científicas recogidas para otros coronavirus.
"La morfología y la estructura química de este virus es similar a las de otros coronavirus para los cuales si existen datos de supervivencia", dice su informe.
De hecho, el organismo recuerda por ejemplo que se determinó que el virus de la influenza moría solo cinco minutos después de estar en contacto con agua potable con un cloro residual de 0,3 miligramos por litro.
"Aunque la presencia del COVID-19 en agua no tratada es posible, no se ha detectado en los suministros de agua potable", le explica a BBC Mundo la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
De hecho, el organismo recuerda por ejemplo que se determinó que el virus de la influenza moría solo cinco minutos después de estar en contacto con agua potable con un cloro residual de 0,3 miligramos por litro.
"La presencia del COVID-19 en agua no tratada es posible , aunque no se ha detectado en los suministros de agua potable", le explica a BBC Mundo la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
El cloro que se usa como desinfectante en las piscinas facilita la muerte del coronavirus que causa el COVID-19. Su uso es obligatorio en muchos países por normativa sanitaria desde hace años.
"Alrededor de este tema hay muchas incertidumbres", le explica a BBC Mundo Joan Grimalt, investigador del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua de España.
Lo que sucede en el caso del que provoca COVID-19 es que está compuesto por un núcleo de material genético y una cápside de proteínas que lo envuelve y, al igual que otros coronavirus respiratorios, está recubierto por una envoltura lipídica.
"A la reacción ante la sal de mar hay que añadir el "efecto dilución".
Para infectarse, una persona necesita estar expuesta a un número mínimo de partículas virales ", expone Bruce Ribner, director médico de la Unidad de Enfermedades Transmisibles Graves del Hospital de la Universidad Emory.
Sin embargo, la forma en la que el virus podría llegar al mar no es solo a través de un bañista asintomático que esté en la playa.
En el caso del COVID-19, el principal riesgo son las aguas residuales de ciudades que desembocan en el mar.
El informe del CSIC advierte que todavía no hay evidencias sobre la infectividad del virus (la capacidad de una agente patógeno para invadir un organismo y provocar en él una infección) en aguas residuales, donde sí se han encontrado trazas del nuevo coronavirus .
"Esta posibilidad no se puede descartar totalmente porque hay ya tres estudios en los que se describe la presencia del virus infeccioso en muestras de heces de pacientes infectados", se lee.
Así que si la playa está cerca de un colector, hay que tener cuidado.
"Las aguas tratadas o residuales que llegan al mar pueden contener la covid-19 porque las heces de las personas enfermas o asintomáticas tienen una alta concentraciónde virus", dice Grimalt.
Pero un informe del Centro de Tecnologías Sostenibles para el Agua y la Energía de la Universidad de Arizona explica que "las investigaciones también sugieren que los coronavirus son más sensibles al agua y a los procesos de tratamiento de aguas residuales que sus contrapartes los virus sin envoltura".
"Por tanto, estos procesos probablemente brinden una protección adecuada contra los coronavirus" y deberían ser suficientes , explica.