Solo existen un par de cirujanos especializados en robótica en la isla y uno de ellos lo es el urólogo-oncólogo, Ricardo Sánchez, quien ha operado a más de 1,500 personas con esta tecnología asistida desde el año 2007
Jean Mitchelle Vélez
Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública
Solo existen un par de cirujanos especializados en robótica en la isla y uno de ellos lo es el urólogo-oncólogo, Ricardo Sánchez, quien ha operado a más de 1,500 personas con esta tecnología asistida desde el año 2007, en el Hospital HIMA San Pablo, en Bayamón.
El robot Da Vinci es el mecanismo más sofisticado que existe hasta el momento para hacer cirugías. Este dispositivo permite hacer procedimientos quirúrgicos sin sangrados, gracias a una técnica en la que se llena el abdomen de dióxido de carbono (CO2). La máquina es operada directamente por el cirujano, quién la maneja de forma similar a un control de videojuego, pues el robot está conectado a una consola.
La alta tecnología del robot Da Vinci permite que las cirugías se realicen sin tener contacto físico con el paciente e incluso permite al especialista utilizar tres brazos robóticos para mayor agilidad en la operación. Las ventajas de este robot, ayudante de la medicina, y las cirugías robóticas se popularizaron desde el año 2000, momento en el que los urólogos también las adoptaron como opción de tratamiento.
Existen varios tipos de cirugías que se hacen con el robot, pero entre las más populares se encuentran el remover la próstata, riñón y diferentes reconstrucciones de órganos.
La ventaja mayor es cuando uno llena el abdomen evitando el sangrado, ya que la probabilidad de necesitar transfusiones de sangre es mucho menor si se opera con el robot. Por lo tanto, el paciente se va con una hemoglobina más alta, tiene más energía. Con operación abierta es todo lo contrario. Los instrumentos del Da Vinci son unas tijeras, portaagujas, y rota la muñeca como si fuera la de un humano”,
explicó el doctor Sánchez.
Otras ventajas del robot Da Vinci es que permite extirpaciones más precisas del tejido, preservación de nervios, recuperaciones más rápidas, riesgos más bajos de complicaciones, entre otros.
Una cirugía, por ejemplo, de próstata, puede tomar hasta dos horas y media. Todo depende de las complicaciones del paciente. Sánchez, aseguró que con esta tecnología no hay ninguna necesidad de intervención humana y permite ver otras áreas de importancia como los tejidos. Agregó que, aunque otros médicos necesiten tener el tacto, la visibilidad que ofrece la máquina lo sorprende.
Mencionó que “el próximo paso en la robótica es poder sentir los tejidos, pero para nosotros no es un problema. Mis socios y yo llevamos casi 12 años haciendo estas cirugías y ciertamente tenemos un equipo de trabajo que es decisivo a la hora de hacer una cirugía fluida. Siempre es el mismo equipo de anestesia, el mismo equipo de técnicos y podemos hacer más operaciones en un día, (en comparación) de lo que podíamos hacer en operaciones abiertas”.
No todos los pacientes son candidatos para hacerse cirugía robótica ni tampoco ser candidatos a cirugía abierta, pero Sánchez argumentó que, desde que practica la cirugía asistida, solo ha hecho operaciones abiertas a uno o dos pacientes, dependiendo de las condiciones físicas.
Cuando un paciente es diagnosticado con cáncer en la próstata se hace una evaluación de cuán agresivo es el tumor para saber si el cáncer ha hecho metástasis. Cuando el tumor ya está fuera de la próstata, la mayoría de esos pacientes no son considerados para para cirugías abiertas. La única excepción sería un paciente que tuvo múltiples cirugías abdominales previas […] Cuando eso ocurre es bien difícil hacer una laparoscopia”,
sostuvo.
Las destrezas que necesita un médico cirujano para utilizar el Da Vinci son: conocer laparoscopia básica, hacer cirugías con esta técnica y luego moverse a una subespecialidad en robótica. El urólogo hizo hincapié en que “es mucho más difícil moverse a robótica sin saber de laparoscopia”.
Todas estas cirugías se realizan con anestesia general, donde el paciente está dormido. Lo primero que uno hace es lograr acceso al abdomen y es básicamente llenar el abdomen con bióxido de carbono y normalmente lo hacemos con una aguja, entramos al abdomen y le ponemos trocar (tipo de sorbeto) y entramos con el lente. Y ya el robot está listo para operar. Eso toma unos cinco minutos”,
apuntó el Dr. Sánchez.
Debido a la complejidad de cirugías que se hacen en Puerto Rico, la mayoría de los pacientes deben permanecer bajo observación, al menos, una noche en el hospital.
Aunque la mayoría de sus pacientes son hombres, estimó que un 30% de las mujeres son pacientes de cáncer de riñón, cuyo proceso para acceder a esta alternativa de tratamiento es la misma. De hecho, en ginecología la robótica ha ganado un terreno considerable.
Es de conocimiento que ya la tecnología Da Vinci podría ser reemplazada con otras máquinas, que las grandes empresas en tecnología ya están probando y próximamente saldrán al mercado.