El paciente fue transferido al Hospital Auxilio Mutuo y se le repite el ecocardiograma y es donde el equipo médico halla un tipo de ‘pelota’ gigante en el atrio derecho pegado a la válvula tricúspide.
Cirujanos del país lograron resolver un extraño caso de un paciente con infección por catéter de hemodiálisis y pérdida de una de sus válvulas tricúspide.
Según en entrevista con la Revista Medicina y Salud Pública (MSP), el Dr. Orlando López de Victoria, cirujano cardiotoráxico, un paciente oriental de 28 años, que por razones que se desconocen, médicos asumieron que debido a una hipertensión no tratada, perdió la función de sus riñones y empezó diálisis en su casa.
Dr. Orlando López de Victoria, cirujano cardiotoráxico.
Para su tratamiento, al joven se le insertó un catéter de hemodiálisis y él decidió tener los servicios de diálisis el mismo en su casa, es decir que el mismo se conecta la máquina y el mismo se administra el tratamiento.
El joven de nacionalidad oriental trabajaba como cocinero y al exponerse al calor y humo del lugar, ocasionó que el sudor pasará por el catéter y este se infectó.
“La infección se le fue a la válvula tricúspide porque el catéter está en el lado derecho del corazón y la punta entraba al atrio derecho, así desarrolló una infección de la punta del catéter que se extendió a la válvula tricúspide”, explicó el Dr.López.
El paciente fue transferido al Hospital Auxilio Mutuo y se le repite el ecocardiograma y es donde el equipo médico halla un tipo de ‘pelota’ gigante en el atrio derecho pegado a la válvula tricúspide.
Entre la sintomatología, el paciente presentó fiebre, escalofríos y tos productiva. Tras estos signos, fue hospitalizado y es allí donde el nefrólogo ve que se va deteriorando y, tras revisión, se le practica un ecocardiograma y le halla una vegetación en la válvula tricúspide, la misma que estaba rota y regurgitando sangre para atrás.
Dicha vegetación es producida por la endocarditis infecciosa, inflamación del revestimiento interno de las válvulas y cavidades cardíacas, producida generalmente por bacterias.
“Nosotros intentamos promover la vegetación a través del catéter que se llama AngioVac, pero no pudimos y tuvimos que recurrir a abrir el pecho, entrar y remover quirúrgicamente la vegetación”, explicó el Dr. López.
La válvula tricúspide tiene tres puertas por eso se llama tricúspide, la situación es que de las tres puertas, una es la hojuela anterior, otra es la hojuela septal y la otra la hojuela posterior y toda la infección de él estaba en la hojuela posterior. Las otras dos hojuelas estaban libres de infección.
En el procedimiento, se remueve toda la hojuela posterior, aunque se tenía la alternativa de ponerle una válvula artificial, pero como el paciente iba a continuar con catéteres de hemodiálisis toda su vida, es posible que se vuelva a infectar, siendo este panorama aún más detrimental para el paciente al tener el riesgo de desarrollar infección por una válvula prostética que una infección de la válvula nativa, explicó.
Utilizando tejido del pericardio, se pudo reparar la válvula de este paciente y se logró convertirla en vez de tres hojuelas, en dos hojuelas, un procedimiento que se llama bicuspidización.
“Esta hojuela tenía unas ranuras naturales que las cerré quirúrgicamente y las puse a sellar herméticamente, así se reparó y el paciente se recuperó muy bien”, celebró el especialista.
Durante el procedimiento también se realizó una limpieza al corazón utilizando una pistola de Stryker, que es con irrigación pulsátil para eliminar residuos de la infección, sostuvo.
Un caso extraño en la medicina
Es un caso particular, ya que no es común operar la válvula tricúspide a través del proceso de bicuspidización de la válvula, pero en este caso el resultado fue favorable para la vida del paciente y se pudieron utilizar los mismos tejidos para poder repararla.
En Puerto Rico, la mayoría de los pacientes que presentan este tipo de condiciones son por causa del catéter de hemodiálisis y gran parte de ellos responden al tratamiento con antibióticos, pero quienes no logran responder a los antibióticos deben someterse a cirugía, como en este caso.
Sin embargo, los pacientes renales por lo usual se tratan de adultos mayores comórbidos y que presentan un alto riesgo para cirugía, contrario a este caso.
Se evidencia un alto número de pacientes renales con catéter en los que la infección es un tema muy común al punto de que Medicare está exigiendo que todos los pacientes renales sean considerados para una fístula arteriovenosa.
“La incidencia de infección de catéter de hemodiálisis ha sido tan grande que cuando estás en fallo renal, automáticamente te aprueban el Medicare, entonces exigen que a todo paciente que está en fallo renal traten de eliminar de él el catéter, porque entienden que estos pacientes se van a infectar eventualmente y todos los pacientes deben tener una fístula arteriovenosa preferiblemente conectando una vena con la arteria conectandolos por la fístula arteriovenosa, pero hay pacientes que tienen malas las venas o que por diferentes razones, como la mala circulación, puede gangrenar la mano sin importar la condición. Todos los pacientes deben ser evaluados por un cirujano vascular para que se le provea una fístula arteriovenosa con el fin de sacarlo del catéter”, abundó el doctor.
En este paciente en particular la bacteria embolizó a los pulmones y tenía el catéter lleno de accesos bilaterales y por tal razón, tosía y expulsaba demasiada flema.
“La mayoría de los pacientes que me consultan por endocarditis están tan deteriorados que si yo los meto a sala de cirugía, se me van a morir porque tienen múltiples condiciones”, reveló.