Fiebre, debilidad o urticaria: Conoce los efectos adversos de la codeína para la tos

Algunos pacientes han manifestado sentir confusión, sudoración y ritmo cardiaco acelerado tras el consumo de medicamentos con codeína.

Isbelia Farías

    Fiebre, debilidad o urticaria: Conoce los efectos adversos de la codeína para la tos

    Muchos medicamentos para tratar la tos y el dolor contienen codeína, un analgésico opiáceo que puede producir efectos adversos en quienes lo consumen.

    La Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos asevera que cuando se toma codeína, se le debe informar al médico si se experimentan síntomas intensos como dolor de cabeza, dificultad para orinar o dolor de estómago, especialmente si no desaparecen.

    Efectos adversos de la codeína

    Entre los síntomas graves de la codeína que puede experimentar una persona se encuentran los siguientes:

    -       Agitación;

    -       alucinaciones, como escuchar voces o ver cosas inexistentes;

    -       sudoración;

    -       fiebre;

    -       confusión;

    -       ritmo cardíaco rápido;

    -       espasmos;

    -       temblores;

    -       rigidez muscular intensa;

    -       ataxia;

    -       vómito;

    -       diarrea;

    -       falta de apetito;

    -       incapacidad para tener o mantener una erección;

    -       debilidad;

    -       menstruación irregular;

    -       problemas respiratorios:

    -       disminución del deseo sexual;

    -       sarpullido;

    -       urticaria;

    -       picazón;

    -       cambios en la visión;

    -       convulsiones.

    Dado que es un medicamento opiáceo, la codeína puede crear adicción y generar tolerancia en el paciente. Cuando es retirada, puede provocar el síndrome de abstinencia.

    Tanto la dosis mínima para que haga efecto como la dosis de riesgo son bajas, es decir, que es importante no aumentar las dosis sin seguir las indicaciones del médico, pues, la sobredosis puede causar dificultad para respirar, sueño, respiración lenta, somnolencia excesiva, incapacidad para despertar, piel fría, desmayos, mareos, ritmo cardíaco lento y, en ciertos casos, podría incluso provocar una parada cardiorrespiratoria.

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