Un estudio ha desarrollado un modelo para identificar a pacientes con alto riesgo de padecer trombo ventricular izquierdo en los primeros seis meses tras un infarto agudo de miocardio.
Investigadores del Instituto de Investigación Sanitaria INCLIVA, el Hospital Clínico Universitario de Valencia y el Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBERCV) han desarrollado un modelo innovador que podría cambiar la forma en que se diagnostican y gestionan las complicaciones tras un infarto agudo de miocardio.
El trombo ventricular izquierdo, una complicación grave y potencialmente mortal que se puede desarrollar tras un infarto, ha sido históricamente difícil de detectar con precisión.
Sin embargo, este estudio, publicado recientemente en la revista European Journal of Internal Medicine, ha encontrado una forma de predecir su aparición con mayor exactitud.
El estudio evaluó a un total de 590 pacientes hospitalizados por infarto agudo de miocardio, utilizando una combinación de historia clínica, electrocardiogramas y ecografías cardíacas.
Tras estas pruebas iniciales, los pacientes fueron sometidos a una resonancia magnética cardíaca para obtener una visión detallada de la estructura y función de su corazón.
Gracias a este enfoque exhaustivo, el equipo de investigación pudo desarrollar un modelo que asigna un riesgo individualizado de que un paciente desarrolle un trombo ventricular izquierdo en los primeros seis meses tras el infarto.
Esta clasificación de riesgos permitió identificar a un 20% de los pacientes más vulnerables, quienes tenían una mayor probabilidad de desarrollar esta complicación.
El doctor Víctor Marcos Garcés, cardiólogo investigador del CIBERCV, destacó que los resultados del estudio ofrecen una gran esperanza para mejorar la gestión de las complicaciones post-infarto:
"Los hallazgos son alentadores: mediante evaluaciones rutinarias durante el ingreso hospitalario, podemos asignar un riesgo individualizado de desarrollar trombo ventricular izquierdo en los primeros seis meses", explicó.
Este enfoque tiene el potencial de reducir las complicaciones asociadas al trombo ventricular izquierdo, optimizando los recursos médicos disponibles y priorizando las pruebas más costosas, como la resonancia magnética, en aquellos pacientes con mayor riesgo.
En ese sentido, este estudio podría personalizar los recursos diagnósticos según el riesgo de cada paciente, lo que podría mejorar la eficacia del diagnóstico y al mismo tiempo equilibrar los costes de atención médica.
De igual forma, el modelo también podría ser útil para otros centros hospitalarios, ya que proporciona una forma de identificar con mayor precisión a los pacientes que requieren un seguimiento más estrecho.
Fuente consultada aquí
